Si recuerdas algo acerca de Coriantón, tal vez sea que es el hijo de Alma que abandonó la obra misional y cometió errores pecaminosos (véase Alma 39:2–4).
Pero no olvides lo realmente importante y asombroso sobre Coriantón: ¡Que se arrepintió!
Justo después de que Alma tuviera una conversación con su hijo, leemos que “los hijos de Alma” reanudaron la predicación (Alma 43:1–2), aparentemente incluyendo a Coriantón. Y cada vez que se menciona posteriormente a los hijos de Alma, se los describe como justos1.
Después de la muerte de Helamán, las planchas se entregaron a Shiblón. Unos años más tarde, “también murió Shiblón; y Coriantón había partido para la tierra del norte en un barco, para llevar provisiones a la gente […]. Por tanto, fue menester que Shiblón entregara, antes de morir, aquellos objetos sagrados al hijo de Helamán” (Alma 63:10–11).
Se infiere que si no hubiera estado fuera del país por asuntos oficiales, Coriantón habría recibido las planchas a continuación.
Sea cual fuere la relación padre e hijo de Alma y Coriantón, estos capítulos de corrección amorosa pero severa son el único registro que tenemos. ¡Pero parece que la conversación sincera funcionó!
Coriantón es alguien digno de admirar.