Hablando de injusticias.
José tenía solo diecisiete años cuando sus celosos hermanos lo vendieron como esclavo. Luego, siendo un siervo, se le acusó falsamente de agresión y fue arrojado a la prisión. ¡Todo sin haber hecho nunca nada malo!
Habría sido natural que José reaccionara a esas injusticias con ira, amargura o resentimiento. Y, quién sabe, tal vez al principio se enojaba y se desanimaba, pero tenemos un registro del modo en que finalmente reaccionó, ¡y es bastante extraordinario!
- Decidió ser el siervo más responsable que pudiera, y pronto se le puso como mayordomo de toda la casa (véase Génesis 39:4).
- Después de ser injustamente encarcelado, trató de ser honrado y digno de confianza. Impresionó tanto al carcelero que se le puso a cargo de los demás prisioneros (véase Génesis 39:22).
- Con el tiempo, José incluso impresionó al faraón y fue hecho gobernante en Egipto (véase Génesis 41:43). ¡No está nada mal para un chico que literalmente salió de las fosas!
El relato de José nos recuerda una verdad difícil: a veces, en esta vida, sufrimos a causa de los pecados de otras personas. Pero elevarnos por encima de esos desafíos y utilizar esas experiencias para llegar a ser mejores personas es una de las cosas más semejantes a Cristo que podemos hacer.
Tal como enseñó el presidente Russell M. Nelson miles de años después: “El gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de nuestra vida”1.
¿Cómo le sacarás el máximo provecho a este día?
Fe a pesar de la injusticia
Nota
1. De “El gozo y la supervivencia espiritual”, Conferencia General de octubre de 2016.