¡Y Él quiere compartirlo contigo!
Somos parte de una iglesia en la que podemos literalmente recibir el poder de Dios.
Puedes invitar Su poder a tu vida al hacer lo siguiente:
- Tomar la Santa Cena: Y no solo de manera casual, sino con reverencia e intención, recordando a Jesucristo y comprometiéndote a seguirlo. Al hacerlo, somos bendecidos con el Espíritu.
- Adorar en el templo: Recibimos guía y poder en la Casa del Señor. Serás bendecido por tener una recomendación y el deseo de ir, aunque esté demasiado lejos para visitarlo ahora.
- Recibir una bendición patriarcal: ¡Esta puede ser una gran fuente de poder! Es un mapa para tu vida que señala advertencias, bendiciones y promesas únicas.
- Pedir otras bendiciones del sacerdocio: Cualquier persona que posea el Sacerdocio de Melquisedec puede darte una bendición si necesitas ayuda y consuelo adicionales. Pídesela a un familiar, a los misioneros, a tu obispo o a otras personas que ames y respetes.
El élder Neil L. Andersen una vez prometió: “Dios va a ayudarlos y está listo para bendecirlos. Él es nuestro Padre amoroso y nos ha dado ordenanzas que nos ayudan a sentir Su poder en nuestra vida: el poder de la divinidad”.
Y, como alentó recientemente la presidenta Emily Belle Freeman: “Aprendan cómo las ordenanzas del sacerdocio y las promesas por convenio permitirán que el poder de Dios fluya en su vida […], dándoles poder y lo necesario para alcanzar su pleno propósito y potencial”.