Julia Mavimbela tenía motivos de sobra para sentir amargura. Vivió en Sudáfrica durante una época difícil de segregación y racismo. Su esposo murió en un accidente automovilístico por el que fue culpado injustamente, probablemente debido al color de su piel. Julia quedó con cinco hijos y uno en camino1.
¿Y qué hizo Julia? En lugar de centrarse en su enojo, se centró en los demás. Comenzó un huerto comunitario y un club para ayudar a otras amas de casa y encontró sanación en el servicio.
Un día, mientras reparaba edificios en la comunidad, Julia conoció a dos misioneros de raza blanca que estaban dispuestos a trabajar a su lado y tratarla como una persona igual a ellos2. Los invitó a su casa y les mostró una fotografía de su esposo. Los misioneros le enseñaron acerca del Plan de Salvación.
¡Julia estaba muy contenta de saber que podría volver a estar con su esposo! Se unió a la Iglesia y, en 1985, asistió al Templo de Johannesburgo, Sudáfrica, por primera vez.
“Sé que Jesucristo […] posee la verdad que puede ayudar con las tensiones que existen en nuestros países y en nuestra alma”, dijo ella. “Me ha cambiado; he pasado de sentir resentimiento a amar a otras personas. Me ha hecho comprender que todos somos hijos de […] nuestro Padre Celestial”3.
Notas
1. Véase Matthew K. Heiss, “Sanar al país amado: La fe de Julia Mavimbela”, Liahona, julio de 2017.
2. Véase Dale LeBaron, “Julia Mavimbela”, Liahona, marzo de 1995.
3. En “Break the Soil of Bitterness: One Woman’s Quest for Healing [Abrir surcos en el terreno de la amargura: La búsqueda de sanación de una mujer]” (video), de la colección de videos de Historia de la Iglesia en línea.