Así es cómo debió ser lo que se describe en Alma 17–19.
La historia de Ammón (ya sabes, el que cortó los brazos de los atacantes y salvó a los siervos) es una de las escenas más dramáticas del Libro de Mormón. Requirió valor y fe, ¡por no hablar de fuerza física!
¿Qué hizo Ammón a continuación? ¿Presumió de sus habilidades para la batalla? No. Volvió a sus tareas, como si lo sucedido hubiera sido parte del trabajo.
Y lo más importante, cuando el rey le preguntó acerca del poder, Ammón enseñó acerca de Dios: le dio la gloria a Él en lugar de atribuírsela a sí mismo. Eso es un héroe.
Sé un héroe que ayuda
La próxima vez que tengas que hacer algo difícil, mantén una actitud positiva y no te rindas. Sé un héroe humilde y servicial, ¡como Ammón!
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