¿Alguna vez has estado frente a un conductor impaciente?
Julio nos contó acerca de una ocasión en la que lo estuvo. Cuanto más tocaba la bocina el conductor detrás de él, más disminuía la velocidad Julio para enseñarle una lección.
Pero entonces vio hacia dónde se dirigía el conductor: ¡la sala de emergencias! Él se dio cuenta de que el impaciente conductor estaba tratando de llevar a su esposa y a su bebé al hospital. Julio había estado suponiendo lo peor de alguien que solo estaba tratando de salir adelante en una situación terrible.
“Ahora, cuando veo a alguien actuar de una manera que considero incorrecta, prefiero pensar que no comprendo del todo por lo que está pasando”, dijo Julio. “Trato de mostrar el amor y la compasión que Jesucristo nos ha pedido que tengamos”.
Decidamos ahora mismo dar a las personas el beneficio de la duda, suponiendo que están haciendo lo mejor que pueden con cualquier cosa por la que estén pasando.
Puedes leer el relato completo de Julio aquí. ¿No es asombroso que todos podamos aprender unos de otros?
NOTAS
Adaptado de “Una lección de manejo”, Liahona, marzo de 2019.