Como Sus hijas del convenio, somos un conducto mediante el cual Jesucristo brinda alivio.
Devocional mundial de la Sociedad de Socorro 2024
Domingo 17 de marzo de 2024
Como Sus hijas del convenio, somos un conducto mediante el cual Jesucristo brinda Su alivio.
Hermanas, ustedes cumplen con su mandato divino como miembros de la Sociedad de Socorro cada vez que hacen algo para brindar alivio a los demás, ya sea temporal o espiritual, porque les están llevando el amor de Jesucristo.
Testifico que al hacerlo serán bendecidas para encontrar su propio alivio en Él. Jesucristo es nuestro socorro, y ustedes pertenecen a la Sociedad de Socorro.
De ese pequeño grupo de veinte mujeres, reunidas en Nauvoo en 1842, ha florecido una organización mundial de casi ocho millones de mujeres. La Sociedad de Socorro está liderando la iniciativa humanitaria mundial de la Iglesia de atender las necesidades de las mujeres y los niños.
Como hijas de Dios que han hecho convenios, nos esforzamos por cuidar de los necesitados al participar en labores humanitarias que tengan el mayor impacto posible. El progreso mundial comienza con las mujeres y los niños, por lo que hemos priorizado sus necesidades a través del cuidado materno y de recién nacidos, las labores de nutrición infantil, las vacunas y la educación en todo el mundo.
Mis queridas hermanas, ustedes forman parte de este esfuerzo mundial cuando cuidan tiernamente de su propio hijo, enseñan a un amigo a leer, atienden con paciencia las necesidades de un vecino anciano, lloran con una hermana que está afligida, preparan alimentos para los enfermos y ministran como lo haría el Salvador.
A menudo, el mejor trabajo humanitario es el que hacemos a favor de aquellos que están más cerca de nosotros en actos cotidianos de bondad. Cuando sirven a sus familias y a sus vecinos, forman parte de nuestra causa mundial. Gracias por expresar su testimonio de Jesucristo al ser Sus manos amables, Sus pies ágiles, Sus oídos que escuchan, Sus labios bondadosos.
Evaluamos las necesidades a nivel mundial y luego procuramos satisfacer esas necesidades una por una, tal como lo hizo el Salvador. El Salvador ministró a la mujer en el pozo, sanó a la única hija de Jairo, bendijo a los niños nefitas uno por uno. Él nos ama a cada uno.
Llevaremos Su socorro a los demás, uno por uno.
La Sociedad de Socorro se organizó durante la construcción del Templo de Nauvoo y en anticipación de las ordenanzas y los convenios que se ofrecerían allí. Las hermanas se dedicaron a los preparativos físicos para el templo y se prepararon espiritualmente para recibir las bendiciones del templo por medio del profeta José Smith.
Ahora, en esta época de construcción sin precedentes de templos, el objetivo de la Sociedad de Socorro sigue siendo el mismo: preparar a un pueblo en lo temporal y en lo espiritual para las bendiciones de la Casa del Señor.
Deseamos que nuestras hermanas de la Sociedad de Socorro tengan acceso a todas las bendiciones de una relación de convenio con Dios, que incluyen Su poder del sacerdocio a disposición de quienes hacen convenios en la Casa del Señor. Ninguna organización de este mundo puede enunciar propósitos y objetivos, divinamente señalados, semejantes a los de la Sociedad de Socorro.