Mujeres
Llegar a ser uno con Dios por medio de Sus convenios


7:16

Llegar a ser uno con Dios por medio de Sus convenios

Devocional mundial de la Sociedad de Socorro 2024

Domingo 17 de marzo de 2024

Queridas hermanas, cada una de nosotras tiene la oportunidad de colaborar con el Señor de una manera poderosa mediante nuestros convenios. Tal como el presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “La senda de los convenios se trata ante todo de nuestra relación con Dios”1, una relación con lazos sempiternos y bendiciones esenciales.

Una de esas bendiciones es la compañía consoladora y perdurable de nuestro Salvador Jesucristo en “todos nuestros hechos”. Nunca estamos solas. No tenemos que recorrer solas los desafíos, las incertidumbres y las debilidades de la vida. Él estará a nuestro lado: esta es nuestra promesa y bendición del convenio. Él las ama y desea formar parte de su vida, sus preocupaciones, su felicidad y sus decisiones. Jesucristo desea darles Su socorro.

Como hermana que aún no se ha casado, esta relación por convenio con Dios tiene un lugar profundo en mi vida y es la fuente de mi paz, seguridad, gozo y dirección. Nuestro Padre Celestial y el Salvador desean esas bendiciones para cada una de nosotras, sean cuales sean nuestras circunstancias. Ellos las ven y conocen su camino.

A veces, al final del día, quiero hablar con alguien acerca de una tierna misericordia del Señor que he presenciado o de una situación difícil con la que estoy luchando. En ocasiones, el Señor, con misericordia, envía a amigos, familiares y otras personas a mi vida, y a veces me da impresiones para que yo acuda a ellos. Sin embargo, muchas veces he tenido el privilegio y la bendición de hablar con mi Padre Celestial acerca de mi día y de los sentimientos de mi corazón. Gracias a esto, he llegado a conocer mejor a Dios y a deliberar mejor en consejo con Él. Siento Su cercanía y Su amor constante, y en esta relación me siento segura en Su amor y sabiduría, y en Su perfecta comprensión de mí y de mis necesidades. He desarrollado un amor y una gratitud profundos por Él y Su presencia divina en mi vida. Esta asociación por medio de nuestros convenios es real. Jesucristo vive y Él desea socorrerlas y ofrecerles Su amor y alivio sanadores. Nunca estamos solas.

En 3 Nefi, el Salvador oró al Padre a favor de los fieles, entre los que estamos ustedes y yo: “Padre, no te ruego por el mundo, sino por los que me has dado del mundo, a causa de su fe, para que sean purificados en mí, para que yo sea en ellos como tú, Padre, eres en mí, para que seamos uno”2.

Fuimos hechas para llegar a ser uno con Dios por medio de nuestros convenios. Cuando escogemos entrar en una relación por convenio con Él, elegimos cambiar, arrepentirnos e intentarlo de nuevo, para llegar a ser puras, aun como Él es puro. Este cambio es posible por medio de Jesucristo y Su Expiación. Vivir nuestros convenios cambia nuestra naturaleza para que lleguemos a ser como Él es, acercándonos cada vez más y más para llegar a ser uno por medio de Su Espíritu. ¡Qué gran consuelo y don es esto! A medida que desarrollemos nuestra relación por convenio con Dios, todas las demás relaciones de nuestra vida serán elevadas.

Las invitamos a invertir en esta relación amorosa al vivir sus convenios, al aprovechar el tiempo con nuestro Salvador Jesucristo en Su Santa Casa, al orar, al estudiar y al ministrar como Él lo haría. Y las invitamos a aprender todo lo que puedan en cuanto a obtener acceso a Su bendición del poder del sacerdocio por convenio.

Durante una asignación, una querida hermana soltera hizo una hermosa pregunta acerca de cómo hacer de un hogar un lugar sagrado cuando una es soltera. A menudo hablamos de crear un hogar, pero ¿en qué consiste esto?

Quisiera compartir algunas de las verdades que acudieron a mi mente, que se aplican a todas nosotras, sean cuales sean nuestras circunstancias.

  • Como hijas de Dios, cada una pertenece a Su amorosa familia eterna. Aunque actualmente no estoy casada, no me considero soltera necesariamente. Como hijas de Dios, ustedes y yo somos algo más que un estado civil o una etiqueta demográfica.

    Todas provenimos también de un hogar terrenal y, por ello, tenemos una obra que hacer para apoyar y ayudar a nuestra familia, tanto la directa como otros familiares, así como a los que están más allá del velo. Cada una de nosotras tiene una función esencial y fortalecedora que desempeñar en una cadena eterna de lazos familiares. Como mujeres del convenio de la Sociedad de Socorro, tenemos la función de llevar el socorro del Salvador a nuestra familia y a todos los hijos de Dios, ayudamos a llevarlos a Cristo.

  • Podemos crear un “hogar” donde more el Espíritu y llevar a otras personas a ese espacio sagrado para que sean amadas y nutridas. Su hogar, su apartamento o su habitación transmite el Espíritu que ustedes llevan a su vida. Podemos crear lugares de seguridad y protección del mundo, donde prevalezcan las cosas de la eternidad y donde el descanso sea posible. Cada una de nosotras tiene la bendición y el privilegio de esta mayordomía, la mayordomía de crear un “hogar” donde residan el amor y el socorro de Jesucristo.

  • Siempre estamos progresando. No hay fila de espera en este aspecto. Sea cual sea nuestro estado civil u origen, si estamos dispuestas a seguir al Salvador, Él nos brindará amplias oportunidades de aprender y crecer, de comunicar y edificar relaciones, de arrepentirnos y perdonar, de amar y nutrir, y de venir a Cristo y ser cambiadas.

  • Queridas hermanas, su influencia es enorme y sus dones son necesarios. Fíjense en la vida de quienes las rodean y de aquellos a quienes el Señor ha puesto en su ámbito de influencia. En mi caso, siento que debo formar parte de la vida de mis sobrinos, para amarlos y ayudarlos a saber quiénes son realmente como hijos de Dios. También siento que debo alentar y amar a los jóvenes y a las familias de mi vecindario. Siento el deseo de ayudar a sanar a mi familia, tanto la pasada como la presente, por medio de la obra del templo y de historia familiar. Nutrimos a todos los que están dentro de nuestro ámbito. ¿Cómo es su mayordomía de influencia? ¿A quiénes ha puesto Jesucristo en su vida para que puedan amarlos y elevarlos? ¿A quiénes pueden brindar Su socorro?

Testifico que Jesucristo vive y que las ama. Él vendrá de nuevo. Él es el Novio que tanto se ha esperado y nosotras somos las diez vírgenes, las mujeres del convenio de Su Iglesia. Tenemos la bendición de llenar nuestras lámparas con el hermoso aceite de una relación por convenio con Cristo. No tenemos que esperar hasta que Él venga de nuevo para conocerlo, podemos elegir conocerlo hoy y recibir ahora Su amor sanador, poder y socorro en nuestra vida mediante nuestros convenios. Y cuando Él venga de nuevo, “se[re]mos semejantes a él, porque le veremos tal como es”3, porque seremos uno con Él.