Transmisiones anuales
El aprendizaje profundo y el gozo en el Señor


22:22

El aprendizaje profundo y el gozo en el Señor

Transmisión anual de capacitación de Seminarios e Institutos de Religión — 13 de junio de 2017

Es una bendición poder dirigirme a la familia de SeI del mundo entero. Los amo muchísimo. Estoy agradecido por ustedes, por todo lo que hacen y todo lo que son. Ruego que el Señor los bendiga en la gran obra que tenemos por delante.

Queridos hermanos y hermanas, enseñar, preparar, elevar y fortalecer a la nueva generación es una labor importante. Percibo la urgencia e intensidad de esta obra. Los jóvenes y los jóvenes adultos de la Iglesia del Señor afrontan muchos desafíos difíciles y muchas oportunidades maravillosas. El mundo que los rodea está repleto de poderosas tecnologías que se usan tanto para el bien como para un terrible mal. Muchos de nuestros jóvenes viven en países afectados por guerras y rumores de guerras, terrorismo, corrupción, destrucción de familias, disturbios políticos y sociales, secularismo y la devastación causada por la pobreza, las enfermedades y el hambre.

No obstante, en medio de toda esta conmoción y agitación, el Señor Jesucristo está preparando Su reino y a Su pueblo para Su regreso. Está avanzando con poder a lo largo de toda la tierra para recoger al Israel disperso, edificar Su reino y establecer Sion. Sus brazos de amor y misericordia están extendidos a los jóvenes y jóvenes adultos de Su Iglesia y los invitan a recibir Sus poderes sanadores, fortalecedores y redentores.

La gran guerra entre el bien y el mal que comenzó en el mundo premortal prosigue con una intensidad creciente en los últimos días. En esta batalla, los jóvenes y los jóvenes adultos de la nueva generación no están en la retaguardia, están en primera línea y desempeñarán un papel cada vez más crucial en la gran obra del Señor. Lo cual me lleva a ustedes.

Ustedes están ahí, en primera línea junto a la nueva generación. Cuando pienso en ustedes y lo que hacen cada día para tocar la vida de cientos de miles de jóvenes y jóvenes adultos de la Iglesia del Señor, pienso en la visión de Nefi sobre nuestros días:

“Y… yo, Nefi, vi que el poder del Cordero de Dios descendió sobre los santos de la iglesia del Cordero y sobre el pueblo del convenio del Señor, que se hallaban dispersados sobre toda la superficie de la tierra; y tenían por armas su rectitud y el poder de Dios en gran gloria”1.

Nefi describe un proceso divino en el cual ustedes participan de una manera crucial. Cuando piensen en lo que están haciendo al enseñar Seminario o Instituto, espero que este pasaje les venga a la mente. Son instrumentos en las manos de Dios en un proceso divino mediante el cual Sus preciosos hijos del convenio son bendecidos con rectitud y reciben Su poder y Su gloria.

Eso es lo que hacen ustedes. Enseñan a estos magníficos jóvenes el evangelio de Jesucristo y los ayudan a recibir el poder divino que hay en el sacerdocio, en el templo, en la compañía del Espíritu Santo, en las santas Escrituras, en los sagrados convenios y ordenanzas. Es el poder de Dios, y Él se lo da a sus preciosos hijos e hijas para que amen, enseñen y sirvan con fe y esperanza en Él, y lleven a cabo Su obra durante toda sus vidas.

A veces puede resultar difícil conectar la visión inspiradora de Nefi con la realidad de su clase de Seminario a las 6:15 de la mañana o con la clase de Instituto a últimas horas de la noche, llena de alumnos universitarios cansados. He visto bastantes adolescentes semidormidos por la mañana temprano, y conozco bien el aspecto de un alumno universitario cansado. No obstante, he visto lo que acontece a esos adolescentes y esos alumnos universitarios cuando un maestro que los ama les enseña con el Espíritu del Señor. He visto lo que sucede en su corazón y en su alma cuando ese maestro les abre el poder de las Escrituras y los ayuda a aprender profundamente a la manera del Señor. Lo sé porque es lo que le ha sucedido a todos mis hijos y es lo que le está sucediendo a mis nietos.

Los jóvenes y jóvenes adultos a los que enseñan son increíbles, pero necesitamos que muchos, muchos más de ellos reciban las bendiciones del sacerdocio y del templo, sirvan en misiones, se casen en el templo, formen familias eternas, sirvan al Señor en Su reino y sean una luz para el mundo. Eso significa que ustedes deben ser cada vez mejores en lo que hacen. El Señor necesita que sean cada vez más poderosos y más eficaces en esta gran obra.

Gozo en el Señor

Hoy quiero compartir con ustedes algunas ideas que espero les ayuden en su esfuerzo por alcanzar ese propósito divino. Mi mensaje es sencillo: debemos hacer más para ayudar a los jóvenes y los jóvenes adultos de la Iglesia a experimentar gozo —gozo auténtico y espiritual— en el Señor Jesucristo. Creo que la mejor manera de lograrlo es mediante el aprendizaje profundo de la doctrina de Cristo a la manera del Señor. Mi testimonio es que el aprendizaje profundo de la doctrina de Cristo conduce al gozo en el Señor.

Como lo ha enseñado el presidente Nelson:

“Mis queridos hermanos y hermanas, el gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de nuestra vida.

“Si centramos nuestra vida en el Plan de Salvación de Dios… y en Jesucristo y Su Evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida. El gozo proviene de Él, y gracias a Él. Él es la fuente de todo gozo”2.

Ese es el gozo que nuestros jóvenes necesitan sentir. Los protege contra el mal, los motiva a ser justos, nutre su deseo de tener siempre el Espíritu Santo consigo y los acerca al Señor.

El Salvador nos ha dado un maravilloso modelo en el Libro de Mormón para ayudar a sus alumnos a encontrar gozo en Él:

“Alzad, pues, vuestra luz para que brille ante el mundo. He aquí, yo soy la luz que debéis sostener en alto: aquello que me habéis visto hacer. He aquí, habéis visto que he orado al Padre, y todos vosotros habéis sido testigos.

“Y habéis visto que he mandado que ninguno de vosotros se alejara, sino más bien he mandado que vinieseis a mí, a fin de que palpaseis y vieseis; así haréis vosotros al mundo”3.

Cuando el Salvador se apareció al pueblo junto al templo de Abundancia, Él los amó, les enseñó Su doctrina y los bendijo; y ellos sintieron un gran gozo. En este pasaje, el Salvador los llama a ustedes a venir a Él y, mediante el poder del Espíritu Santo, verlo trabajar, sentir Su amor y probar Su gozo. Después, Él les manda transmitir lo que han visto y sentido a sus alumnos: ámenlos, enséñenles Su doctrina, invítenlos a venir a Él y sentir Su gozo. Si el amor, la doctrina, la luz y el gozo de Jesucristo están en ustedes, podrán inspirarlos y alentarlos a procurar tener sus propias experiencias privadas, personales y espirituales con el Señor.

El gozo y el aprendizaje profundo

El aprendizaje que conduce al gozo es el aprendizaje profundo de la doctrina de Cristo, y debe llevarse a cabo a la manera del Señor. El aprendizaje profundo es el aprendizaje del alma entera: la mente, el corazón, el cuerpo y el espíritu inmortal. El aprendizaje profundo aumenta el poder del alumno para hacer tres cosas:4.

1. Saber y comprender

Lo primero es saber y entender. Este es el conocimiento de la mente y el corazón. Aplicado a la fe en Jesucristo, por ejemplo, los alumnos aprenden que la fe en Cristo es un principio de acción y de poder. Por el testimonio del Espíritu, sienten la verdad de ese principio y empiezan a ver con más claridad, desear más profundamente y así entender en el corazón más completamente cómo actúa el principio en sus vidas.

2. Actuar de manera eficaz y en rectitud

Segundo es, actuar de manera eficaz y en rectitud. Los alumnos aprenden cómo aplicar el principio de la fe en Jesucristo en su vida y lo hacen. Por ejemplo, podrían decidir actuar con fe en el Salvador para tener el valor de invitar a un amigo a leer el Libro de Mormón. Al actuar con fe en Él, aumenta su confianza en Él y el Señor los bendice con una mayor fe.

3. Llegar a ser más semejantes a nuestro Padre Celestial

Lo tercero es llegar a ser más semejantes a nuestro Padre Celestial. El llegar a ser es un proceso de cambio en el carácter y en la naturaleza misma del alumno. Se produce mediante los poderes redentores y fortalecedores de Jesucristo. Aplicado al principio de la fe en el Salvador, significa que los alumnos llegan a ser personas cada vez más fieles. La fe en Cristo se convierte en un atributo de su carácter, de quiénes son, a medida que crecen constantemente en conocimiento y comprensión de la fe en Cristo, actúan con fe en Él para hacer lo que Él desea que hagan, y buscan Sus dones y bendiciones para llegar a ser como Él.

Estas tres dimensiones del aprendizaje profundo interactúan entre sí y se refuerzan mutuamente. El llegar a ser una persona fiel aumenta la capacidad del alumno de saber y entender. Una comprensión más profunda motiva a una acción más eficaz, lo cual a su vez crea nuevas perspectivas y conduce a un carácter más firme. Cada elemento del aprendizaje profundo conlleva gran gozo —gozo en la nueva comprensión, en la acción justa y en llegar a ser más semejantes al Padre y al Hijo.

La manera del Señor para el aprendizaje profundo

Tres invitaciones

La manera del Señor para aprender de forma profunda es sencilla pero poderosa. Así describe el Señor el aprendizaje a Su manera:

“Y si vuestra mira está puesta únicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero será lleno de luz”5.

“Que os… preparéis y santifiquéis”6.

“Que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino”7.

“Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará”8.

“Buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría”9.

“Buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe”10.

“Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo”11.

“Hable uno a la vez y escuchen todos… para que… todos sean edificados de todos”12.

“Y sobre todo, vestíos, como con un manto, con el vínculo de la caridad”13.

Estos bellos pasajes de la sección 88 de Doctrina y Convenios destacan tres elementos de la manera del Señor para el aprendizaje profundo, que interactúan y se refuerzan entre ellos: El primero es estudiar diligentemente, buscar, preparar y obedecer14. El segundo es , reunirnos para enseñarnos unos a otros, en los vínculos de la caridad, guiados por un maestro inspirado, acompañados por la gracia de Jesucristo. El tercero es recibir revelación, inspiración y otros dones espirituales que vienen mediante el poder del Espíritu Santo.

El maestro a la manera del Señor desempeña una función activa e inspirada en hacer participar al los alumnos en todos los elementos del aprendizaje profundo. Hay dos cosas esenciales: que tengan el Espíritu Santo consigo y que amen a los alumnos.

Ustedes cuentan con un recurso fantástico: el manualLa enseñanza y el aprendizaje del Evangelio15, como ayuda para enseñar a fin de que sus alumnos aprendan a la manera del Señor. Por tanto, les daré una asignación: Quiero que lean y estudien el manual a través del lente del aprendizaje profundo, especialmente de la doctrina de Cristo, que conduce al gozo. Cuando comprendan que su objetivo es el aprendizaje profundo para tener gozo, cambiará la manera en que aplican los poderosos principios indicados en el manual. Les doy tres ejemplos sencillos (pero hay muchos más):

  • Ustedes pedirán a sus alumnos que se preparen para enseñarse unos a otros.

  • Tendrán como prioritario el ayudar a sus alumnos a desarrollar los atributos cristianos.

  • Establecerán el gozo como propósito compartido en su salón de clases y los alumnos compartirán con frecuencia testimonios de gozo.

Mis queridos hermanos y hermanas, sé que ustedes ya hacen muchas cosas increíbles y maravillosas para ayudar a sus alumnos a asimilar el evangelio de Jesucristo en lo profundo de su corazón y experimentar gozo en Él. Sé de su sacrificio y devoción, y el Señor también lo sabe.

Deseo terminar hoy con tres invitaciones. Sé que si las ponen en práctica, ayudarán a sus alumnos a aprender aún más profundamente a la manera del Señor y sentir aún más gozo en Él.

Invitación 1: Identidad y propósito eternos. Los invito a ayudar a sus alumnos a aprender quiénes son en verdad. Ayúdenlos a ver, sentir y saber que verdaderamente son hijos de Dios, Sus amados hijos e hijas. Ayúdenlos a comprender el significado y las implicaciones de “La Familia: Una proclamación para el mundo” cuando proclama que cada uno de sus alumnos “tiene una naturaleza y un destino divinos… y [una] identidad y [un] propósito… eternos”16.

Les ruego que los ayuden a sentir en lo profundo del corazón que son seres espirituales que viven una experiencia mortal. El Señor y Salvador Jesucristo sufrió y murió por ellos para que puedan “progresar hacia la perfección y finalmente lograr su destino divino como herederos de la vida eterna”17. Ese es el plan del Padre Celestial para ellos. Ayuden a hacer que Su plan sea real para ellos.

Enséñenles que nacieron de Padres Celestiales para aprender, crecer y llegar a ser como Ellos. El aprendizaje es vital para el propósito de la vida premortal y la mortal, y para su salvación eterna. Deben aprender sobre las cosas de Dios y las cosas del mundo para cumplir con los propósitos de Dios en su vida. Ayúdenlos a ver que el aprendizaje es esencial en el plan eterno de Dios y, por lo tanto, para su propósito eterno y destino divino.

Invitación 2: La manera del Señor para el aprendizaje profundo. Los invito a que ayuden a sus alumnos a aprender cómo aprender a la manera del Señor. Ustedes logran esto, en parte, por el ejemplo. En una forma poderosa, cómo enseñan es también lo que les enseñan sobre la manera de aprender del Señor. Si crean experiencias de aprendizaje a la manera del Señor, aprenderán la manera de Él. Si no lo hacen, no aprenderán.

Espero que enseñen a sus alumnos la manera del Señor para aprender mediante su ejemplo; pero también espero que les enseñen en forma directa y consciente. Una magnífica oportunidad para hacerlo es el Dominio de la doctrina, donde los principios de “Adquirir conocimiento espiritual” enseñan exactamente la manera del Señor para el aprendizaje. Al enseñar esos principios durante el año, les enseñarán la manera del Señor para aprender. Eso también puede hacerse en los cursos de Instituto.

Ayuden a sus alumnos a entender que la manera del Señor se aplica a todo lo que estudien. Los métodos particulares que vean en sus clases de educación secundaria o superior dependerán de los maestros que tengan; pero siempre podrán participar activamente, ser diligentes en su estudio y ser bendecidos con la compañía del Espíritu Santo. Inviten a sus alumnos a llevar el Espíritu Santo consigo a sus instituciones educativas.

Invitación 3: Arrepentimiento y aprendizaje. Los insto a que enseñen a sus alumnos que el arrepentimiento es crucial para el aprendizaje profundo. El arrepentimiento es el proceso del Señor para el aprendizaje personal, el crecimiento espiritual y llegar a ser más como Él. Los alumnos aprenden a la manera del Señor mediante el poder redentor y fortalecedor de Jesucristo que actúa en sus vidas, dando acceso a Su misericordia y Su gracia.

Les ruego que ayuden a sus alumnos a comprender que el arrepentimiento es el proceso divino por el que pueden llegar a ser más como el Salvador en todo momento. A veces, el arrepentimiento será por algo que deban dejar de hacer, y otras, por algo que deban empezar a hacer. Ayúdenlos a saber que el arrepentimiento es mucho más que decirle al Señor y a su obispo que hicieron algo mal. Pecar es apartarse del Señor, arrepentirse es regresar a Él. El arrepentimiento requiere un cambio de corazón y de mente, un cambio de vida adaptado a su situación personal.

También les pido que les enseñen que el arrepentimiento puede bendecirlos continuamente. Es la manera en que el Señor los ayuda a ser mejores a lo largo de su vida. Eso requiere que cambien y crezcan, y significa que deben arrepentirse, volverse más plenamente al Salvador, entregarle su corazón más completamente en todo momento. Ese proceso de volverse y de entregar dura toda una vida y es crucial para el aprendizaje profundo.

Testimonio

Les hago esta promesa: Si enseñan a sus alumnos quiénes son en verdad, cómo aprender profundamente a la manera del Señor y el divino principio del arrepentimiento, ellos aprenderán la doctrina de Cristo de un modo profundo, aumentarán su fe en Él y su amor por Él, y tendrán gozo en el Señor. Tanto ustedes como sus alumnos recibirán esta maravillosa promesa del Señor: “De cierto, de cierto te digo: Te daré de mi Espíritu, el cual iluminará tu mente y llenará tu alma de gozo”18.

Sé que esa promesa es verdadera. Les doy mi testimonio de que Dios, nuestro Padre, vive. Jesús es el Cristo. ¡Él vive! Esta es la santa obra de Ellos. De ello testifico y les dejo mi amor, en el nombre de Jesucristo. Amén.