Un poco de ayuda extra
Los huesos de los dinosaurios parecían mucho más divertidos que la terapia del habla.
“Alex, es hora de ir a la terapia del habla”, dijo la señorita Jenkins.
Alex agachó la cabeza. La terapia del habla era una clase especial a la que asistía. Tenía problemas para decir algunas palabras y sonidos, así que tenía que practicarlas en la terapia del habla unas cuantas veces a la semana. Cada vez que tenía que salir de su clase habitual, ¡se sentía muy avergonzado!
Miró a su maestra. “¿Podría faltar?”, susurró él, “¿solo por hoy?”.
Hoy, el señor Timmons iría a la clase de Alex para hablar sobre los dinosaurios. El señor Timmons trabajaba en un museo con muchos huesos de dinosaurio geniales. ¡Incluso iba a traer un hueso que tenía miles de años! Alex no quería perdérselo.
La señorita Jenkins sonrió. “Aún así tienes que ir a tu clase de terapia del habla, pero podrías volver a tiempo para la última parte de la presentación del señor Timmons”.
Alex trató de sonreír, pero no pudo. Lentamente caminó hacia el salón de terapia del habla. En la clase practicaban repitiendo el mismo sonido una y otra vez. Aprender acerca de los dinosaurios hubiera sido más divertido.
“Detesto repetir estos tontos sonidos”, le dijo a su maestra de terapia del habla, “me siento como un bebé”.
“No eres un bebé de ningún modo”, contestó ella. “Todos necesitamos un poco de ayuda extra a veces. ¿Sabías que fui a terapia del habla cuando tenía tu edad?”.
Eso hizo sentir mejor a Alex y se esforzó durante el resto de la clase para practicar los sonidos.
Cuando Alex regresó al salón de clases de la señorita Jenkins, vio que su amiga Courtney se iba.
“¿Adónde vas?”, preguntó.
Courtney bajó la mirada. “Estoy teniendo problemas para leer, tengo que ir a una clase especial de lectura”. Courtney parecía avergonzada.
“Oye, no te preocupes”, dijo Alex, “acabo de salir de mi clase de terapia del habla. Me he pasado todo el tiempo haciendo el mismo sonido una y otra vez”; arrugó la nariz.
“¿En serio?”.
Él asintió, “he estado yendo a terapia del habla durante los últimos dos años”.
“¿Cómo es que no lo sabía?”, preguntó ella.
Alex se encogió de hombros. “No se lo he dicho a nadie, tenía miedo de que se burlaran de mí”.
“Nunca me burlaría de ti”, dijo Courtney, “me alegro de que hayas regresado a tiempo para ver el hueso de dinosaurio. ¡Es fantástico!”. Ella saludó con la mano. “Me tengo que ir, hasta luego”.
Al poco tiempo, Alex se enteró de que él y Courtney no eran los únicos que iban a otras clases. Tommy iba a una clase para ayudarlo a aprender mejores habilidades sociales; y Bekah trabajaba con una maestra especial para ayudar a fortalecerse el brazo después de haberse lastimado.
Alex ya no se sentía tan mal con su terapia del habla, quería ayudar a los otros niños a sentirse mejor también. Practicó la lectura con Courtney y habló con Tommy durante el almuerzo. Todo el mundo necesita un poco de ayuda extra a veces, ¡y eso está bien!
Estoy recibiendo un poco de ayuda extra con la lectura.
Estoy recibiendo un poco de ayuda extra con las habilidades sociales.
Estoy recibiendo un poco de ayuda extra con mi brazo.
Ilustraciones por Mark Robison