“La bendición del sacerdocio de Timeon”, El Amigo, octubre de 2023, págs. 12–13.
La bendición del sacerdocio de Timeon
Timeon saltó hacia la viga.
Esta historia tuvo lugar en Kiribati.
Timeon se subió al tronco que tenía arriba de él y luego puso las piernas sobre el tronco y se colgó cabeza abajo.
“Este lugar es increíble!”, dijo Natieta desde abajo.
Timeon y sus amigos habían encontrado la choza vacía del árbol a principios de esa semana. ¡Era un lugar genial para jugar! Las vigas que sostenían el techo eran perfectas para columpiarse.
“Apuesto a que puedo saltar a lo largo de toda la viga, como un mono”, dijo Timeon.
“¡Nos vemos a mitad de camino!”, dijo Toani.
Timeon utilizó los brazos para mover el cuerpo hacia adelante y luego saltó hacia la viga junto a su amigo. Extendió las manos, listo para aferrarse.
¡Pero los dedos se le resbalaron y Timeon cayó al suelo!
“¡Ay!”, dijo Timeon. Sus amigos corrieron a ayudarlo.
“¿Estás bien?”, preguntó Natieta.
Timeon trató de levantarse, pero sintió un fuerte dolor en el brazo.
“No sé si podré moverme”, dijo él. Trataba de no llorar, pero las lágrimas le caían por las mejillas.
“Lo siento, Timeon”, dijo Natieta. “Te ayudaremos a llegar a casa”.
Los amigos de Timeon lo ayudaron a cruzar la isla. El sol casi se había puesto cuando regresaron a su casa.
“¿Qué pasó?”, preguntó la mamá.
“Estábamos jugando en la choza vacía”, dijo Toani. “Timeon se resbaló de una viga en la que se estaba columpiando”.
Timeon ni siquiera podía enderezar el brazo, ¡le dolía muchísimo!
La mamá agradeció a los amigos de Timeon que lo llevaran a salvo a casa, lo ayudó a recostarse sobre la alfombra y puso almohadas suaves a su alrededor.
Timeon seguía sufriendo, pero no había médicos cerca que pudieran visitarlo de noche. ¿Y si seguía sintiendo dolor toda la noche?
Timeon escuchó una voz saludando desde fuera de la casa. “¡Mauri!”. Eran los misioneros.
“Es un gusto verlos, élderes”, dijo la mamá. “¿Podrían darle a mi hijo una bendición del sacerdocio? Se lastimó el brazo y siente mucho dolor”.
“Por supuesto”. El élder Aitu sonrió a Timeon. “¿Te gustaría recibir una bendición del sacerdocio, Timeon?”, le preguntó.
Timeon sabía que las bendiciones del sacerdocio invocaban el poder de Dios para ayudar y sanar a las personas. Tenía fe en que nuestro Padre Celestial lo ayudaría y asintió. “¡Sí, por favor!”.
Los misioneros colocaron las manos sobre la cabeza de Timeon, dijeron su nombre completo y lo bendijeron por el poder de Jesucristo para que se sintiera mejor.
Poco después, el brazo de Timeon no le dolía tanto, se sentía tranquilo y en paz, e incluso pudo quedarse dormido.
Cuando se despertó, ya era por la mañana. Aún le dolía el brazo, pero no tanto como antes.
“¿Cómo te sientes?”, le preguntó su mamá.
“Mucho mejor”, dijo él, “pienso que el poder del sacerdocio es real”.
“¡Me alegro de que la bendición te haya ayudado!”. La mamá abrazó a Timeon, con cuidado de no tocarle el brazo. “Ahora vamos a buscar ayuda para asegurarnos de que tu brazo se cure”.
La mamá ayudó a Timeon a subirse a una bicicleta y luego ella subió detrás de él. Lo llevó a ver a su vecino, quien podía ayudarlo.
Timeon sonrió mientras su vecino le trataba el brazo. El poder del sacerdocio era un poder verdadero de Dios ¡y él estaba muy agradecido!
Ilustraciones por Melissa Kashiwagi