“Recordar a Jesús”, El Amigo, diciembre de 2024, págs. 18–19.
Recordar a Jesús
“Este es un libro especial. Puede ayudarte a recordar a Jesucristo”.
Esta historia ocurrió en EE. UU.
Victoria se miró en el espejo mientras su mamá le cepillaba el cabello. Era casi la hora de ir a la iglesia.
“¿Por qué vamos a la iglesia?”, preguntó Victoria.
La mamá dejó el cepillo. “Vamos a la iglesia para tomar la Santa Cena y aprender de Jesucristo”.
“Pero, ¿por qué?”, preguntó Victoria.
“El pan y el agua nos ayudan a recordar cómo Jesús sufrió y murió por nosotros”, dijo la mamá. “Cuando tomamos la Santa Cena, recordamos todas las cosas buenas que Él hizo y prometemos tratar de hacer cosas buenas también”.
Victoria sonrió. “¡Para poder ser como Jesús!”.
“¡Así es!”. La mamá ayudó a Victoria a ponerse los zapatos. “Tratar de ser como Jesús nos hace felices”.
En la iglesia, Victoria se sentó en silencio con su mamá y su papá. No tardó en llegar el momento de la Santa Cena. Inclinó la cabeza y escuchó la oración.
La mamá sacó un libro de su bolso. “Este es un libro especial”, susurró. “Puede ayudarte a recordar al Salvador durante la Santa Cena”.
Victoria abrió el libro; tenía muchas imágenes de Jesucristo. Una imagen lo mostraba de bebé en un pesebre. Otra lo mostraba siendo bautizado. Victoria recordaba ese relato de la Primaria. ¡Ella también sería bautizada algún día!
La mamá le tendió la bandeja de pan. Victoria, reverentemente, tomó un trozo; luego, volvió a mirar su libro. En la página siguiente había una imagen de Jesús orando en un jardín. Victoria sabía que Él sufrió por los pecados de todos y sintió su dolor y tristeza. Él debe amarnos mucho, pensó.
Victoria siguió pasando las páginas. Muchas imágenes mostraban a Jesús ayudando a los demás. En una imagen, Él estaba enseñando a las personas. En otra, sanaba a un ciego. Incluso había una de Él con niños.
Después fue el momento tomar el agua. Victoria inclinó la cabeza durante la oración. Luego, su mamá le pasó la bandeja.
Victoria tomó un vasito de agua para beber. Pensó en cómo Jesucristo amaba a las personas. Un sentimiento de calidez le llenó el corazón; ella también quería ser amable y amorosa.
“Mamá, yo quiero ser como Jesús”, susurró Victoria.
La mamá sonrió. “Eso me hace feliz. Y sé que eso también lo hace feliz a Él”.
Victoria también sonrió. Amaba a Jesucristo. Quería recordarlo siempre.