2022
La influencia de una amiga
Enero de 2022


“La influencia de una amiga”, Para la Fortaleza de la Juventud, enero de 2022.

La influencia de una amiga

Mis años de adolescencia fueron difíciles, pero Dios me envió una amiga para que me ayudara a sobrellevarlos.

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unas jóvenes

Ilustración por Judy Bloomfield

Siempre me he sentido muy sola en el mundo. Mis padres se divorciaron cuando yo era bebé y luego, unos años más tarde, mi mamá se volvió a casar y nos mudamos a unos 6500 km (4000 mi) de Georgia, EE. UU., a Oregón, EE. UU. Fue un cambio difícil de sobrellevar, especialmente para una niña de nueve años con acento sureño a la que los demás niños no aceptaban por completo.

Sin embargo, cuando pasé a la escuela secundaria, conocí a Nicole*. De inmediato percibí una sensación positiva y de paz en ella, algo que me había hecho falta. ¡Sabía que tenía que ser amiga de esa joven!

A medida que pasábamos más tiempo juntas, Nicole se convirtió en un lugar seguro y me sentí menos sola. Entrar a su casa era como entrar a una vida completamente diferente: el Espíritu de Dios llenaba cada rincón. Había cuadros del Salvador y de enormes edificios por todas partes (más adelante supe que eran templos). La labor misional de Nicole comenzó cuando me hizo una invitación sin ni siquiera darse cuenta.

Entablar amistad y creer

Nicole me ministró simplemente siendo mi amiga. Me dio el Libro de Mormón y comenzamos a leerlo juntas en su auto después de clase.

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unas jóvenes con un Libro de Mormón

El Libro de Mormón comenzó a llenar los vacíos de mi vida, pero seguía sintiéndome sola. No era miembro de la iglesia a la que pertenecía Nicole, pero yo tampoco formaba parte por completo de la religión de mis padres.

Nicole, amablemente, me animó a orar y a preguntar a Dios si el Libro de Mormón era verdadero. Nunca había orado en voz alta, así que no tenía ni idea de lo que debía decir, pero salí y comencé a hablar. Le pregunté a Dios si la iglesia de Nicole era la iglesia correcta para mí también. Tan pronto terminé la pregunta, sentí escalofríos por todo el cuerpo. Supe, de alguna manera y sin dudas, que el Libro de Mormón era verdadero y que esa era la iglesia correcta para mí.

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unas jóvenes en un auto

Tenía quince años cuando recibí ese testimonio. Durante los años siguientes seguí creyendo, aunque mis padres no estaban interesados en la Iglesia. Pero no estaba sola en mi fe, porque Nicole seguía ahí, apoyándome.

Nueva fe, nuevas preguntas

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unas jóvenes con misioneros

Después de graduarme de la secundaria, me mudé a Utah, EE. UU. Nicole ya estaba allí, esperando con ansias que yo llegara para que pudiera comenzar a recibir las lecciones misionales. Tenía previsto bautizarme al cumplir diecinueve años —en solo seis semanas— y Nicole me aseguró que estaría conmigo todo el tiempo.

Cuando los misioneros comenzaron a enseñarme, pronto me di cuenta de lo poco que en realidad sabía acerca de la Iglesia. Había leído el Libro de Mormón y me había encantado, pero de pronto comenzaron a hablarme acerca del don del Espíritu Santo, del Plan de Salvación, de llegar a ser como Dios y muchas otras cosas nuevas. Era demasiado para asimilarlo todo de golpe.

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dos jóvenes en una banca

Pero Nicole me conocía bien y ayudó a explicar lo que los élderes estaban enseñando de una forma que ella sabía que yo entendería. En esas primeras lecciones, sus pacientes explicaciones fueron la razón por la que me quedé allí.

Pertenecer por fin

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bautismo

Nicole me apoyó espiritualmente de esa manera hasta el día en que fui bautizada y también después. Ayudó a los miembros del barrio y a los misioneros a hacer un plan para que yo pudiera ser bautizada el día en que cumplí diecinueve años. Cuando salí del agua y vi a decenas de personas sonriéndome, dejé de sentirme sola. Nunca olvidaré el sentimiento de pertenecer por fin al Señor y a Su Iglesia.

Sigo aprendiendo de la fe y de la amistad constantes de Nicole. Ella me mostró desde el comienzo que la obra misional no requiere de una placa con el nombre. La labor misional de Nicole comenzó en su corazón, cuando tendió la mano a una joven sureña que necesitaba una sonrisa.

La autora vive en Utah, EE. UU.

  • Se ha cambiado el nombre.

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