“El Padre Celestial me conoce”, Para la Fortaleza de la Juventud, enero de 2022.
El lema y yo
Los jóvenes comparten la manera en que viven las palabras de los lemas de las Mujeres Jóvenes y de los cuórums del Sacerdocio Aarónico.
Mi Padre Celestial me conoce
“Soy un amado hijo de Dios”.
Cuando estaba acampando con mi papá, compartimos un momento que nunca olvidaré. Una noche, ya tarde, subimos la ladera de una montaña y encontramos un lugar donde sentarnos. Al contemplar el cielo nocturno, nos hallamos rodeados por las estrellas más brillantes que había visto. Nos sentamos juntos durante mucho tiempo, nombrando uno por uno los planetas y las constelaciones.
Me sentí muy pequeño y poco importante al observar el universo que tenía ante mí. No podía siquiera imaginar cuántos planetas más hay; “mundos sin fin”, ¿cierto? ¿Qué era yo en comparación con todo aquello?
Sintiéndome abrumado por ese pensamiento, le pregunté a mi papá si había más vida en el universo. Él debió haber leído mis pensamientos, porque simplemente dijo: “Esto es lo que sé. El Padre Celestial tiene muchas creaciones, como puedes ver, pero de todas Sus creaciones, Él te ama a ti de forma individual.
“Él ve todas las cosas por las que pasas y, más que nada, desea formar parte de tu vida.“ ”Desea brindarte gozo y ayudarte a volver a vivir con Él para siempre”.
Todavía me sentía pequeño bajo el inmenso cielo nocturno, pero creí en el testimonio de mi papá. Yo era importante para el Padre Celestial y Él deseaba estar en mi vida.
Recordé lo que enseñó el presidente Dieter F. Uchtdorf, entonces Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “Esta es la paradoja del hombre: comparado con Dios, el hombre no es nada; no obstante, somos todo para Dios”1.
Tal como aquel cielo estrellado, las creaciones de Dios son infinitas, pero también lo es Su amor por cada uno de Sus hijos; por cada uno de nosotros. A veces recuerdo ese momento, cuando me senté en una montaña con sobrecogedor asombro. Tal vez yo no sea nada en comparación con Dios, pero Él no piensa de esa manera: soy Su hijo y Él me conoce.
El autor vive en California, EE. UU.