2023
Nuestra meta es la unidad
Junio de 2023


“Nuestra meta es la unidad”, Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2023.

Nuestra meta es la unidad

Tanto Tia como Alice son únicas, pero su mayor deseo es el mismo: ser una con Cristo.

una joven jugando fútbol

Fotografías por Richard M. Romney

A la velocidad de un cohete, la pelota de fútbol se dirige a la esquina del arco, pero la arquero está lista. Totalmente centrada, Tia J. se lanza en el último momento y desvía el cohete (es decir, la pelota) en pleno vuelo.

En otro campo cercano, Alice J. va al ataque. Le pasa la pelota a una compañera de equipo, quien se la devuelve. Alice patea y la pelota pasa entre las manos extendidas de la arquero. ¡Gol!

hermanas

Iguales pero diferentes

A las hermanas Tia, de dieciséis años, y Alice, de quince años, les encanta el fútbol, aunque este deporte es solo una de las muchas cosas que tienen en común. Les encantan todo tipo de deportes y la música. Ambas nacieron en China y fueron adoptadas por la misma familia en Idaho, EE. UU. Nacieron casi con un año de diferencia, así que durante dos semanas al año tienen la “misma” edad. Tanto Tia como Alice afrontan bien los desafíos físicos. Ambas aman a su familia y al Evangelio.

Sin embargo, también son diferentes la una de la otra. Alice está en la escuela en un grado menor que el de Tia. En el campo de fútbol, a Tia le encanta defender y a Alice, atacar. En música, Tia toca el saxofón y el clarinete, y Alice el teclado electrónico y la percusión. Tia llegó a la familia cuando tenía dos años y recuerda que Alice fue adoptada cuando tenía nueve años. Tia nació sin una parte de una de sus piernas, camina, corre y juega al fútbol usando una prótesis (una pierna artificial), mientras que Alice nació sin canales auditivos. Escucha gracias a unos audífonos sujetos por imanes implantados quirúrgicamente en el cráneo.

familia leyendo las Escrituras

Ayudarse la una a la otra

Al reunirse con sus padres para estudiar Ven, sígueme, Tia y Alice hablan acerca de lo que las hace fuertes como hermanas y lo que fortalece a su familia.

“Me ayuda tener una hermana casi de mi edad”, dice Tia. “Tengo a alguien que me entiende un poco más. Alice es una buena oyente y a veces eso es justo lo que necesitas: alguien a tu mismo nivel que te escuche. Que tu hermana sea también tu amiga, hace que el hogar sea un lugar mejor”.

“Es muy bueno tener una hermana que sea tan cercana”, dice Alice. “Me hace reír, nos gusta bromear, hablamos de deportes, de la escuela, de ese tipo de cosas. A veces me prepara el desayuno, es una buena cocinera”.

jóvenes jugando al fútbol

Un equipo de familia

“Mi papá es mi entrenador de fútbol”, dice Tia, “pero es algo divertido porque también es mi ‘entrenador’ en la vida; y también mamá. Supongo que eso hace que Alice sea mi compañera de equipo”.

De hecho, comparar la familia con un equipo es acertado en muchos aspectos. “Oramos juntos, estudiamos el Evangelio juntos, vamos a la capilla juntos”, dice Alice. “Es como un entrenamiento. Hay cosas que hacemos juntos que nos hacen más fuertes individualmente y como equipo”.

Y luego hay cosas que son como estar en el partido. Alice hace una lista:

  • Elegir lo correcto

  • Prestar servicio a los demás

  • Tratar de ser como Jesús

  • Arrepentirse

“Es genial hablar del Evangelio”, dice ella, “pero también hay que vivirlo”.

“Es como en los deportes”, dice Tia. “Una cosa es hablar de jugar, otra es estar en la cancha”.

una joven tocando un teclado electrónico
una joven tocando un saxofón

Llegar a ser uno

Como Tia y Alice saben, la unidad es una de las características más importantes de un gran equipo. Los jugadores desarrollan habilidades y conocimientos individualmente, pero luego practican y juegan juntos y cada uno contribuye al éxito del equipo.

Sin embargo, cuando se trata del equipo familiar del Evangelio, hay una meta aún más elevada: “Sed uno” (Doctrina y Convenios 38:27).

“Cada miembro de nuestra familia es diferente”, dice Alice, “pero cuando nos centramos en seguir a Jesucristo, tenemos una meta en común”.

Eso es verdad para las hermanas, las familias, las clases, los cuórums, los barrios, las estacas y todos los miembros de la Iglesia. Al igual que Tia y Alice, cada uno de nosotros es único y diferente el uno del otro de alguna manera. Nuestros orígenes pueden ser diferentes, así como nuestros dones, talentos, intereses y gustos, pero al unirnos y tratar de ser uno en Jesucristo recibimos fortaleza para lograr nuestras metas más importantes.

hermanas con uniformes de fútbol