Preparados para recibir cuanto fuere necesario
Recibiremos bendiciones al esforzarnos por cumplir con nuestra responsabilidad individual de aprender y amar el evangelio restaurado de Jesucristo.
Los programas y las actividades de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se están centrando cada vez más en el hogar y siendo apoyados por la Iglesia, como lo demuestra la serie de ajustes anunciados en conferencias generales recientes. El presidente Russell M. Nelson nos ha aconsejado: “Sucederán muchas cosas más… Tomen sus vitaminas; descansen bien. Va a ser emocionante”1.
Suplico e invito la ayuda del Espíritu Santo al considerar juntos varias implicaciones básicas de estos ajustes continuos en la Iglesia restaurada del Señor.
Aprendizaje del Evangelio centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia
El élder Craig C. Christensen y yo fuimos compañeros en una reciente conferencia de líderes del sacerdocio, y se valió de dos preguntas sencillas para recalcar el principio de que [el aprendizaje] llegue a ser centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia. Sugirió que, en lugar de regresar a nuestros hogares después de las reuniones de la Iglesia el domingo y preguntar: “¿Qué aprendiste sobre el Salvador y Su evangelio hoy en la Iglesia?”, deberíamos preguntar en nuestras reuniones de la Iglesia: “¿Qué aprendiste sobre el Salvador y Su evangelio esta semana en tu casa?”. La debida observancia del día de reposo, el nuevo plan de estudios y el horario modificado de reuniones nos ayudan a aprender el Evangelio en nuestro hogar así como en la Iglesia.
Cada miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene la responsabilidad individual de aprender y vivir las enseñanzas del Señor y recibir, mediante la debida autoridad, las ordenanzas de salvación y exaltación. No debemos esperar que la Iglesia, como organización, nos enseñe o nos diga todo lo que necesitamos saber y hacer para ser discípulos devotos y perseverar valientemente hasta el fin2. Más bien, nuestra responsabilidad personal es aprender lo que debemos aprender, vivir como sabemos que debemos vivir, y llegar a ser lo que el Maestro quiere que seamos; y nuestros hogares son el mejor entorno para aprender, vivir y llegar a ser.
De niño, José Smith aprendió sobre Dios de su familia. Sus empeños por descubrir la voluntad de Dios referente a él lo impulsaron a buscar la verdad entre muchas denominaciones cristianas diferentes, a reflexionar diligentemente en las Escrituras y a orar sinceramente a Dios. Cuando el joven José Smith volvió de la Arboleda Sagrada a su hogar, tras la aparición del Padre y del Hijo, habló primeramente con su madre. “Al apoyar[se] sobre la mesilla de la chimenea, [su] madre [le] preguntó si algo… pasaba. [José] le contest[ó]: ‘Pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien’. Entonces le dij[o]: ‘He sabido a satisfacción mía’”3. La experiencia de José proporciona un potente modelo de aprendizaje que cada uno de nosotros debe emular. Nosotros también debemos saberlo por nosotros mismos.
El propósito predominante del plan del Padre Celestial es que Sus hijos lleguen a ser más como Él. Por consiguiente, Él nos brinda oportunidades esenciales para crecer y progresar. Nuestro compromiso de aprender y vivir de acuerdo con la verdad es cada vez más importante en un mundo que está “en conmoción”4 y que cada vez se vuelve más confuso e inicuo. No podemos pretender simplemente asistir a las reuniones de la Iglesia y participar en programas y de ese modo recibir toda la edificación y protección espiritual que nos permitirá “resistir en el día malo”5.
“Los padres tienen el deber sagrado de criar a sus hijos con amor y rectitud”6. Los líderes, los maestros y las actividades inspirados de la Iglesia contribuyen a los esfuerzos personales y familiares para crecer espiritualmente. Y, aunque todos necesitamos ayuda para avanzar en la senda de los convenios, la responsabilidad máxima de adquirir fortaleza y resistencia espirituales recae sobre cada uno de nosotros.
Recordarán cómo Nefi, hijo del profeta Lehi, deseó ver, oír y saber por sí mismo, por el poder del Espíritu Santo, las cosas que su padre había aprendido mediante la visión del árbol de la vida. En su juventud, Nefi claramente necesitó el ejemplo y las enseñanzas de sus “buenos padres”7, y fue bendecido por ellas. Sin embargo, al igual que José Smith, añoraba aprender y saber por sí mismo.
Si todo lo que ustedes o yo sabemos acerca de Jesucristo y Su evangelio restaurado es lo que otras personas nos enseñan o nos dicen, entonces el fundamento de nuestro testimonio de Él y de Su obra gloriosa de los últimos días está cimentado en la arena8. No podemos confiar exclusivamente o valernos de la luz y el conocimiento del Evangelio de otras personas, aun de aquellos a quienes amamos y en quienes confiamos.
De manera significativa, el profeta José Smith enseñó que cada Santo de los Últimos Días necesita entender por sí mismo “el designio y propósito de Dios en que vengamos al mundo”9.
“Si pudiéramos leer y entender todo lo que se ha escrito desde los días de Adán sobre la relación que el hombre tendrá con Dios y los ángeles en un estado futuro, aun así sabríamos muy poco de ello. Leer las experiencias de otras personas, o las revelaciones que se dieron a ellas, nunca nos dará a nosotros una visión completa de nuestra condición y verdadera relación con Dios. El conocimiento de estas cosas tan solo se puede obtener por experiencia propia, mediante las ordenanzas que Dios ha establecido para ese propósito”10.
El hacer posible el logro de este gran objetivo espiritual para las personas y las familias es una de las razones fundamentales por las que los programas y las actividades de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se están centrando más en el hogar y siendo apoyados por la Iglesia en esta época específica de la dispensación del cumplimiento de los tiempos.
Implicaciones del aprendizaje centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia
Permítanme resumir algunas implicaciones básicas del aprendizaje del Evangelio que cada vez está más centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia.
El centro de capacitación misional principal es nuestro hogar; hay centros de capacitación misional secundarios ubicados en Provo, Manila, Ciudad de México y otros lugares. Nuestras clases de la Escuela Dominical más instructivas deberían ser el estudio personal y familiar en nuestro lugar de residencia; tenemos clases de la Escuela Dominical útiles, pero secundarias, que se llevan a cabo en nuestros centros de reuniones.
Los centros de historia familiar se encuentran ahora en nuestro hogar. También hay apoyo complementario para la investigación de nuestra historia familiar disponible en nuestros centros de reuniones.
Las clases esenciales de preparación para el templo ocurren en nuestro hogar; también se pueden tener periódicamente clases de preparación para el templo importantes, pero secundarias, en nuestros centros de reuniones.
El convertir nuestros hogares en refugios donde podamos “[permanecer] en lugares santos”11 es esencial en estos últimos días. Y pese a lo importante que el aprendizaje centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia es para nuestra fortaleza espiritual y protección hoy día, será aún más importante en el futuro.
El aprendizaje centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia y la preparación para el templo
Piensen, por favor, en cómo el principio “centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia” se aplica a nuestra preparación y dignidad personales para recibir ordenanzas y convenios sagrados en la Casa del Señor.
De hecho, la preparación para el templo es más eficaz en nuestro hogar; pero muchos miembros de la Iglesia no están seguros de qué es lo que se puede o no se puede decir acerca de la experiencia del templo fuera de él.
El presidente Ezra Taft Benson describió la razón por la que existe esa incertidumbre:
“El templo es un lugar sagrado y las ordenanzas que en él se efectúan son de índole sagrada. Por motivo de su carácter sagrado, a veces nos mostramos reacios a decir cosa alguna del templo a nuestros hijos y nietos.
“Como resultado, muchos no adquieren un verdadero deseo de ir al templo o, si van, van sin mucho conocimiento tocante al templo que los prepare para las obligaciones que allí contraen y los convenios que allí hacen.
“Creo que un debido entendimiento o conocimiento ayudará de un modo inmensurable a preparar a nuestros jóvenes para el templo… [y] alimentará en el interior de ellos el deseo de procurar sus bendiciones del sacerdocio, tal como Abraham buscó las suyas”12.
Hay dos pautas básicas que nos pueden ayudar a lograr el debido entendimiento que recalcó el presidente Benson.
Pauta nro. 1. Debido a que amamos al Señor, siempre debemos hablar sobre Su santa casa con reverencia. No debemos revelar ni describir los símbolos especiales relacionados con los convenios que recibimos en las sagradas ceremonias del templo. Tampoco debemos hablar sobre la información sagrada que específicamente prometemos en el templo que no revelaremos.
Pauta nro. 2. El templo es la Casa del Señor. Todo en el templo nos dirige hacia nuestro Salvador, Jesucristo. Podemos hablar sobre los propósitos básicos, así como de la doctrina y los principios relacionados con las ordenanzas y los convenios del templo.
El presidente Howard W. Hunter aconsejó: “Demos a conocer a nuestros hijos los sentimientos espirituales que hayamos tenido en el templo, y enseñémosles con más diligencia y naturalidad las cosas que apropiadamente se puedan decir en cuanto a los propósitos de la Casa del Señor”13.
A través de las generaciones, desde el profeta José Smith hasta el presidente Russell M. Nelson, los líderes de la Iglesia han enseñado de manera extensa los propósitos doctrinales de las ordenanzas y de los convenios del templo14. Existe una gran reserva de recursos impresos, de audio, video y otros formatos para ayudarnos a aprender sobre las ordenanzas iniciatorias, las investiduras, los matrimonios y otras ordenanzas selladoras15. También hay información disponible sobre seguir al Salvador al recibir y honrar los convenios para guardar la ley de obediencia, la ley del sacrificio, la ley del Evangelio, la ley de castidad y la ley de consagración16. Todos los miembros de la Iglesia deben familiarizarse con los excelentes materiales disponibles en temples.churchofjesuschrist.org.
El presidente Russell M. Nelson recalcó el equilibrio vital que existe entre la naturaleza sagrada de las ceremonias del templo y la valiosa información sobre los templos que publica la Iglesia, la cual es precisa, apropiada y está al alcance del público. Él explicó: “Recomiendo que los miembros… lean temas de la Guía para el Estudio de las Escrituras relacionados con el templo, tales como ‘Unción’, ‘Convenio’, ‘Sacrificios’ y ‘Templo’. Tal vez también deseen leer Éxodo, capítulos 26–29 y Levítico, capítulo 8. El Antiguo Testamento, así como los libros de Moisés y Abraham en la Perla de Gran Precio, recalcan la antigüedad de la obra del templo y la naturaleza imperecedera de sus ordenanzas”17.
Así que, imaginen que su hijo o hija pregunta: “Alguien en la escuela me dijo que en el templo se ponen ropa rara. ¿Es cierto?”. En el sitio temples.churchofjesuschrist.org hay un video corto titulado “La ropa sagrada del templo”. Este excelente recurso explica cómo, desde tiempos antiguos, hombres y mujeres han adoptado música sacra, diferentes formas de oración, vestimenta religiosa simbólica, gestos y ceremonias para expresar sus sentimientos más íntimos de devoción a Dios. Por tanto, la Iglesia apoya la preparación centrada en el hogar para las gloriosas bendiciones del templo mediante instrucciones básicas y recursos excepcionales como este video. Hay mucha más información útil al alcance de ustedes18.
A medida que nos esforcemos por caminar en la mansedumbre del Espíritu del Señor19, seremos bendecidos para entender y lograr en nuestro hogar el equilibrio necesario entre lo que es y lo que no es apropiado mencionar acerca de las sagradas ordenanzas y convenios del templo.
Promesa y testimonio
Supongo que algunos de ustedes se estarán preguntando si su aprendizaje del Evangelio puede realmente llegar a estar centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia. Tal vez ustedes sean el único miembro de la Iglesia en su hogar, o tengan un cónyuge que no les apoye, o sean padres solteros, o vivan solos como miembros solteros o divorciados; y quizás tengan preguntas sobre cómo se aplican estos principios a ustedes. Es posible que sean un esposo y una esposa que se miren uno al otro y se pregunten: “¿Podemos hacerlo?”.
¡Sí, pueden hacerlo! Prometo que recibirán bendiciones habilitadoras, y serán evidentes en su vida. Las puertas se abrirán; la luz brillará. Su capacidad aumentará para perseverar con diligencia y paciencia.
Testifico con gozo que recibiremos bendiciones compensadoras al esforzarnos por cumplir con nuestra responsabilidad individual de aprender y amar el evangelio restaurado de Jesucristo. Verdaderamente podemos estar “[preparados] para recibir cuanto fuere necesario”20. Prometo y testifico de ello, en el sagrado nombre del Señor Jesucristo. Amén.