Historia de la Iglesia
Asumir una nueva función


Asumir una nueva función

La primera mañana como estudiante de intercambio en Utah en 1986, Tomas Ambt Kofod se detuvo justo antes de comenzar a comer cuando se dio cuenta de que su familia anfitriona se había quedado en silencio en la mesa del desayuno. “Pensé: ‘¿Qué está pasando?’”, recordó. “Bendecir la comida […] fue algo completamente nuevo para mí”.

Tomas no tardó en acostumbrarse a los ritmos de la vida religiosa en la casa de la familia Santo de los Últimos Días que lo hospedaba. Incluso asistió a Seminario matutino con sus “hermanos anfitriones” y aprovechó la oportunidad para hacer todas las preguntas que pudo. “Creo que a veces volvía loco al maestro”, admitió, “pero hice preguntas”. Cuando Tomas comenzó a tener impresiones espirituales, no se atrevió a decírselo a nadie.

Para él, vivir en un lugar donde los Santos de los Últimos Días eran la mayoría despertó su interés en la fe, pero también se convirtió en un obstáculo para aceptarla por completo. “Hay cierta presión a tu alrededor”, dijo. “Es suave, pero es una presión muy tangible. Tienes que defenderte un poco”. Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar después de que Tomas regresó a Dinamarca. “Cuando llegué a casa y la gente hablaba de una manera no muy amable sobre el mormonismo”, señaló, “entonces, de repente, me convertí en defensor y mi papel había cambiado completamente”.

Poco a poco, Tomas comenzó a crear su propia vida espiritual. El mismo año en que fue aceptado en la Facultad de Arte Dramático, comenzó a leer el ejemplar del Libro de Mormón en danés que le habían dado. Al poco tiempo notó una diferencia en su vida. Más tarde se preguntó cómo veía Dios esas primeras etapas de su crecimiento espiritual. “Él [debe de haber] pensado: ‘En algún momento, Tomas hará la pregunta: ‘¿Estás ahí? ¿Estoy conectado contigo de alguna manera?’. No será solo el ‘me gustaría recibir un pequeño milagro’, sino creo que esas pequeñas respuestas milagrosas tuvieron que ver en que yo adquiriera la fe para hacer la gran pregunta”.

En 1993, Tomas comenzó a hacer esas grandes preguntas, recibió un testimonio espiritual y se bautizó. Sin embargo, asumir la nueva identidad resultó difícil. Poco después de que se unió a la Iglesia, el teatro que patrocinaba su Facultad de Arte Dramático interpretó Angels in America —una obra de teatro en la que había un personaje gay Santo de los Últimos Días— que llamó la atención sobre su fe. La gente le hizo preguntas y algunos discreparon con sus respuestas hasta el punto de que sus relaciones se volvieron tensas.

“Sentí que todos en la escuela estaba en mi contra”, dijo Tomas. “Durante cuatro años, yo fui la persona rara […]. Se me veía más como ‘el mormón’ que como la persona, Tomas Kofod”. Los sentimientos de aislamiento despojaron de alegría sus estudios. A veces, se preguntaba si sería mejor si su Padre Celestial simplemente lo llevara de vuelta a casa. “No estaba considerando suicidarme ni nada de eso”, recordó, “pero ya no soportaba el mundo”. Durante esos años difíciles, buscó la ayuda de Cristo para soportar el “salto gigante […] del ‘Sr. Popular’ al ‘Sr. Extremadamente raro y extraño’ con muy poco apoyo familiar en asuntos religiosos, dependiendo solo de mi fe y del valor que podía reunir”.

Sin embargo, a pesar de lo difícil que fue, la capacitación de Tomas lo ayudó en su servicio religioso posterior. Poco después de su graduación, fue elegido para interpretar a Jesucristo en la película producida por la Iglesia Los Testamentos de un rebaño y un Pastor. Cuando llegó el momento de filmar una escena que representaba la oración de Cristo en el jardín de Getsemaní, Tomas descubrió que el aislamiento y el dolor que había sentido después de unirse a la Iglesia le proporcionaron, de alguna manera, la forma de conectarse con la angustia de Cristo.