“Yo sé que estás en el lugar indicado para ti”
Aunque la mayoría de los indios están orgullosos de la diversidad religiosa de su país, muchos se han resistido a religiones que consideran extranjeras. En 1986, Ganesh Iyer formaba parte de un grupo nacionalista hindú en Goa y empezó a sentirse preocupado por las charlas religiosas que ofrecían en su casa Laurel y Nathel Hill, una pareja de misioneros mayores Santos de los Últimos Días. “Sentíamos que estaban contaminando la India”, recordaba Iyer, “y queríamos frenar las conversiones a la cristiandad”. Iyer fue tres veces a presionar a los misioneros para que abandonaran su labor, pero aparentemente sufrió un estupor de pensamiento en cada intento. “Hablamos de prácticamente todo, excepto de aquello por lo cual yo había ido”, dijo. “Literalmente, cada vez que hablábamos, me olvidaba de lo que había ido a decirles”.
En cambio, Iyer salió de la casa de los Hill con un ejemplar del Libro de Mormón y con un inminente testimonio de que era verdadero. Cuando sus amigos y compañeros descubrieron que tenía previsto bautizarse, le dieron una paliza. La conversión de Iyer también conmocionó y entristeció a su familia, especialmente a su padre. “Tenía muchas esperanzas puestas en mí”, explicó Iyer. El padre de Iyer sostenía que si Dios hubiera querido que su hijo fuera cristiano, habría nacido en una familia cristiana. Cuando Iyer decidió servir en una misión, sus padres lo desheredaron y durante mucho tiempo celebraron un funeral cada año para llorar por lo que consideraban la pérdida de su hijo.
Sin embargo, Iyer se siguió preocupando por su familia. Años más tarde, cuando se enteró que su madre estaba enferma en el hospital, se arriesgó a visitarla. Cuando vio el estado en el que se encontraba, se ofreció a darle una bendición del sacerdocio. “¿Tú, darme una bendición a mí?”, le preguntó su madre, incrédula, ya que en la tradición hindú son los mayores quienes bendicen a las generaciones más jóvenes. Luego de que Iyer explicara el propósito de la bendición, ella aceptó y pronto fue dada de alta del hospital.
La experiencia ablandó su corazón en cuanto a la decisión de su hijo. “Ella me dijo: ‘Yo sé que estás en el lugar indicado para ti’. Eso es suficiente para mí”, dijo Iyer. Aunque ha seguido separado de su familia, ansía una posible reconciliación, en esta vida o en la próxima. “Gracias a mi bendición patriarcal, sé que mis antepasados estarán agradecidos por la obra que haré por ellos”.