Historia de la Iglesia
Aceptar un llamado a la acción


“Aceptar un llamado a la acción”, Historias mundiales: Puerto Rico, 2022

“Aceptar un llamado a la acción”, Historias mundiales: Puerto Rico

Aceptar un llamado a la acción

En 1993, las cuatro estacas de Puerto Rico estaban teniendo dificultades. “Teníamos muchos miembros maravillosos, pero éramos muy débiles en cuanto al liderazgo del sacerdocio”, explicó William Burk, que servía como obispo en San Juan en aquella época. Debido a que Puerto Rico forma parte de los Estados Unidos, era habitual que los miembros dejaran la isla después de unirse a la Iglesia, para buscar mejores oportunidades profesionales en el territorio continental de Estados Unidos. Como resultado, los santos de Puerto Rico no disponían de miembros ni de los recursos necesarios para mantener en funcionamiento todos los programas de la Iglesia.

Ese diciembre, el élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce Apóstoles, viajó a Puerto Rico para reorganizar algunas de las unidades de la Iglesia en un esfuerzo por fortalecer las estacas. Mientras se encontraba allí, el Señor le indicó que hiciera un cambio más drástico. Llamó y consultó con la Primera Presidencia. Ellos le dijeron que siguiera adelante con lo que sentía que debía hacer.

Al día siguiente se celebraron conferencias especiales de estaca en toda la isla y se hizo el anuncio. “Durante ese servicio todos nos sorprendimos al saber que se disolvían las cuatro estacas y se creaban ocho distritos”, dijo Rubén Pomales, entonces obispo del Barrio Guaynabo. Las estacas San Juan, Ponce, Carolina y Mayagüez serían ahora los distritos San Juan, Fajardo, Arecibo, Caguas, Guayama, Mayagüez, Ponce y Toa Baja. Burk, que fue llamado como presidente del Distrito San Juan cuando se hizo el cambio, recordó: “Los miembros de toda la isla se encontraban en estado de conmoción. Sentían como si hubieran sido degradados, de alguna manera, de ser estacas y barrios a volver a ser distritos y ramas”.

“Hubo mucho llanto, mucha decepción, mucha tristeza al principio”, explicó Pomales. “Algunos miembros dejaron de ser activos”. Sin embargo, muchos reconocieron el cambio como un llamado a la acción y una oportunidad de crecimiento. Los líderes de cada distrito fijaron metas para hacer hincapié en los principios básicos del Evangelio. Los miembros redoblaron su labor misional, así como de enseñanza en el hogar. “Estábamos listos con gran espiritualidad para aceptar los cambios y designios del Señor y comenzar un proceso de capacitación y aprendizaje”, escribió un líder del distrito Ponce en 1994. “Estamos seguros de que pronto volveremos a ser una estaca con más fuerza y estaremos mejor capacitados para llevar adelante los propósitos del Señor para nosotros”.

En una conferencia especial celebrada en agosto de 1996, menos de tres años después de la visita del élder Perry, se reorganizó la Estaca Mayagüez. “Gracias al gran esfuerzo de los líderes y los miembros, estábamos de nuevo a punto de disfrutar de las bendiciones de ser una estaca”, escribió un líder de estaca sobre la ocasión. Cuando se anunció la reorganización de la estaca, “los ojos de muchos se llenaron de lágrimas”. La Estaca Ponce le siguió apenas un mes después, en septiembre de 1996, y el 4 de mayo de 1997 se reorganizó también la Estaca San Juan.