“Las primeras ramas rumanas”, Historias mundiales: Rumania, 2021
“Las primeras ramas rumanas”, Historias mundiales: Rumania
Las primeras ramas rumanas
En el verano de 1899, Mischa Markow se enfrentaba a una importante decisión. Markow, un misionero Santo de los Últimos Días políglota, de padre serbio y madre rumana, anhelaba difundir el Evangelio en Europa del Este, pero había sido desterrado tanto de Serbia como de Hungría debido a las restricciones a la libertad de culto. En julio de 1899, se reunió en Estambul con Ferdinand Hintze, el misionero que lo había bautizado, quien le aconsejó lo que debía hacer a partir de ese momento, y decidió intentar predicar en Rumania.
Cerca de Constanţa, bautizó a Argir Dimitrov, y juntos viajaron a Bucarest. Durante casi seis meses, predicaron con poco éxito hasta que, una noche de diciembre, Markow tuvo un sueño en el que vio en una visión a una familia a la cual podía enseñar. “Tomé algunos folletos”, escribió más tarde, “y fui de inmediato a ver a esa familia”.
Encontró a una anciana y a sus tres hijas, tal como había visto en su sueño. La madre, Johanna Hinz, le dijo que había leído un libro que atacaba a Brigham Young y a los Santos de los Últimos Días. “Echaré a la calle al primer mormón que venga a mi casa”, había jurado. Sin embargo, le permitió a Markow explicar sus creencias de la Biblia y, al poco tiempo, se convirtió. Rápidamente se formó una pequeña rama, que llevaba a cabo reuniones en casa de los Hinz en distintos horarios para evitar llamar la atención. Sin embargo, en pocos meses, la policía secreta comenzó a infiltrarse en las reuniones y, poco tiempo después, Markow fue detenido, interrogado y desterrado.
Después de predicar brevemente en Sofía, Bulgaria, Markow viajó a Temesvár, Hungría (actualmente Timişoara, Rumania). Allí encontró un grupo que buscaba verdad adicional y, en poco tiempo, más de treinta personas se unieron a la Iglesia. Antes de que fuera presionado para que se marchase de nuevo en marzo de 1901, Markow llamó a Franz Kotje y a Matthau Sadorf para que dirigieran la pequeña rama en su ausencia. En 1903, Markow predicó de nuevo en lo que actualmente es Rumania. De camino a Rusia, se detuvo en Brassó, Hungría (actualmente Braşov, Rumania). Se presentó ante el alcalde de la ciudad, anunció sus intenciones y obtuvo permiso para predicar durante cinco semanas. Durante su estancia, una mujer llamada Anna Wachsmann se interesó por el Evangelio y más adelante se unió a la Iglesia. Después de marcharse, Markow habló de la cálida recepción de Wachsmann y de otras personas en Braşov, y poco tiempo después otros misioneros viajaron a la ciudad. Aunque la legislación local prohibía los bautismos no autorizados, los misioneros comenzaron a enseñar clases sobre la Biblia.
En octubre de 1903, Helene Bammer (más tarde Bernhardt) comenzó a asistir a las clases con sus padres. Dos años más tarde, los misioneros comenzaron a bautizar y se formó una pequeña rama. Sin embargo, incluso después de unirse a la Iglesia en 1906, Helene estaba obligada por ley a asistir a las clases de preparación para la confirmación de la religión luterana. Durante una clase, se pidió a los alumnos que escribieran un pasaje favorito de la Biblia y lo compartieran con el pastor. Intrigado por lo bien que Helene conocía las Escrituras y la sinceridad de sus oraciones, el pastor le preguntó dónde había aprendido esas cosas. Helene declaró con orgullo que era miembro de la Iglesia y que las había aprendido de los misioneros.
El pastor se enfureció al descubrir aquello. “De repente, su amabilidad se convirtió en ira”, escribió Helene. Después de la reunión, el pastor dijo a los demás, entre ellos el dueño de la tienda donde Helene trabajaba, que ella era miembro de la Iglesia. El dueño de la tienda acosó a Helene por sus creencias hasta que, finalmente, ella renunció a su trabajo. “Esa fue mi peor batalla por mi fe”, recordó Helene.
La lucha de los santos contra el prejuicio y la oposición externa continuó en lo que actualmente es Rumania. En 1914, solamente quedaba allí la Rama Braşov. “Comenzaban para todos nosotros años largos y tristes”, escribió Helene más adelante. En calidad de presidenta de la Sociedad de Socorro de la rama, ella asumió gran parte de la responsabilidad de mantener la rama durante las dos décadas siguientes. La historia de la Rama Braşov que Helene escribió en 1933 fue el último registro conocido de miembros en Rumania durante sesenta años.