El milagro de Eslovaquia
En enero de 1993, cuando Checoslovaquia se separó pacíficamente en las repúblicas independientes de Eslovaquia y la República Checa, se cometió un error en la presentación de los documentos necesarios y, como consecuencia, la Iglesia no recibió el reconocimiento oficial en Eslovaquia.
Aunque se organizaron ramas en Trenčín, Bratislava y Žilina sin reconocimiento oficial, no tenían legitimidad en Eslovaquia. Los miembros podían celebrar reuniones e invitar a otras personas a participar, pero no podían abrir cuentas bancarias para la Iglesia, los líderes no eran considerados clero religioso y a los misioneros extranjeros solo se les permitía entrar en el país con visados provisionales. Peter Václav y otros miembros ayunaban dos veces al mes y oraban para que la Iglesia pronto pudiera registrarse.
Jonathon Tichy, un abogado contratado por la Iglesia que había sido misionero en Eslovaquia, estudió la legislación sobre registros. Descubrió que la solicitud de la Iglesia para recibir reconocimiento necesitaba veinte mil firmas acompañadas del nombre completo, la dirección y el número de identificación personal de cada firmante. La tarea parecía imposible.
A inicios del 2006, los líderes de la Iglesia decidieron que la única opción era llevar a cabo una campaña de recogida de firmas por las calles para solicitar al pueblo eslovaco que firmara la petición. El 12 de mayo, unos meses antes de la campaña, el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dedicó Eslovaquia para la predicación del Evangelio. Los miembros locales pusieron su fe en la certeza que tenían sus líderes de que la campaña tendría éxito.
El 3 de septiembre, los sesenta misioneros de la Misión República Checa Praga viajaron a Eslovaquia para unirse a los miembros, exmisioneros y quince estudiantes locales para ayudar a conseguir firmas por todo el país. Aunque experimentaron algunas reacciones negativas, la mayoría de las personas simpatizó con la causa de la Iglesia. En Trenčín, una joven católica firmó la petición y obtuvo sesenta firmas más en el parque de juegos de sus hijos, en la oficina de correos y mientras compraba comida. En solo siete días, la campaña consiguió las firmas necesarias.
A finales de septiembre, la Iglesia presentó la petición al Gobierno eslovaco. Antes de la campaña de firmas, el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, vinculado con Eslovaquia por sus antepasados, recibió la asignación de visitar el país. Al enterarse de la visita del élder Bednar, el Dr. Ján Juran, director de asuntos religiosos del Ministerio de Cultura de Eslovaquia, declaró: “Me encantaría conocer al apóstol mormón eslovaco”.
El 18 de octubre de 2006, el élder Bednar se reunió con el Dr. Juran para aceptar la declaración oficial de reconocimiento. Esa noche, en una reunión en Trenčín, el élder Bednar recitó las primeras líneas del himno “Ya rompe el alba” en eslovaco: “Ya rompe el alba de la verdad y en Sion se deja ver, / tras noche de obscuridad, tras noche de obscuridad, / el día glorioso amanecer”. Después anunció que la Iglesia había sido reconocida en Eslovaquia. “Hubo un silencio profundo”, dijo el élder Bednar más tarde, “y lágrimas de felicidad”.