Historia de la Iglesia
“Dependemos de Él al cien por ciento”


“Dependemos de Él al cien por ciento”

Luego de que Reina Isabel Nieto regresó de su misión en 1985, estaba decidida a comenzar una carrera como secretaria. Envió solicitudes y fue llamada a varias entrevistas, pero desafortunadamente la mayoría no salió bien. Ella dijo: “Necesitaba cubrir mis gastos, incluidos alimentos, ropa y estudios, y después ayudar a mi familia con parte de mis ingresos. También tenía un gran deseo de poder pagar mi diezmo”.

Luego de varios meses, Reina aceptó un puesto como secretaria del director de una institución educativa. “Estaba muy feliz por haber sido seleccionada y emocionada con mi nuevo empleo”, dijo ella. El salario de ese empleo le permitiría costear sus gastos.

Sin embargo, aproximadamente una semana después de comenzar a trabajar, Reina fue llamada a la oficina de su jefe. Cuando le pidieron que hiciera algo poco ético, ella renunció. Reflexionó mientras se alejaba desempleada y sola por las calles en medio de un día caluroso. Ella dijo: “Por un momento olvidé todo lo que me rodeaba, mi corazón se encogió y algunas lágrimas recorrieron mi rostro, pero, a pesar de todo, me sentí valiente y tuve un fuerte deseo de buscar un nuevo empleo”.

En ese momento, Reina tuvo una conversación con su Padre Celestial. “Le dije que me había costado mucho tiempo encontrar empleo, pero que no rebajaría mis normas morales y que esa era la razón por la que había renunciado”, declaró ella. “Ahora necesitaba que Él me dijera adónde debía ir para encontrar un nuevo empleo”. Después, Reina se sintió inspirada a visitar a una amiga que vivía cerca.

Su amiga no estaba en casa, pero su madre sí, por lo tanto, Reina le pidió que le avisara que había pasado por ahí para preguntar por alguna referencia de trabajo. La madre de su amiga le dijo que la empresa de al lado estaba realizando entrevistas para contratar a una secretaria. Llena de entusiasmo, Reina se apresuró para presentarse y fijar una cita. “Sorprendentemente, me entrevistaron en ese momento”, dijo Reina. Ella fue seleccionada para el empleo y trabajó allí por los dos años siguientes.

“Amo a mi Padre Celestial porque, cuando observo mi vida, veo un modelo en mi comunicación con Él. Cuando lo pongo a Él primero, todo lo demás viene por añadidura”, dijo Reina. “Él nos conoce, conoce nuestros problemas, pero cuando hemos hecho nuestra parte y nos sucede algo en que lo necesitamos en verdad, Él está ahí, viendo nuestros hechos, nuestros esfuerzos, sacrificio y humildad al saber que dependemos de Él al cien por ciento”.