Una historia de la Iglesia en
Uruguay
Reseña
En 1927, misioneros de la Misión Sudamericana, con sede en Argentina, viajaron a Montevideo para evaluar las posibilidades de predicar allí, aunque durante dos décadas se prestó poca atención a la predicación en Uruguay. En 1944, Frederick S. Williams trabajaba para el Departamento de Estado de los Estados Unidos y vivía en Montevideo. Él y su esposa, Corraine, comenzaron a realizar reuniones en su casa con algunos otros miembros que vivían en el país. Al poco tiempo, Frederick solicitó a la Primera Presidencia la creación de una misión y en 1947 se organizó una con él como presidente.
Pronto llegaron a Montevideo misioneros de Argentina y su trabajo comenzó de verdad, por lo que los bautismos no se hicieron esperar. En solo cuatro años se organizaron veintitrés ramas en todo el país. Durante la década de 1960, la Iglesia en Uruguay maduró a medida que los miembros locales eran llamados a reemplazar a los misioneros en cargos de liderazgo. Se llamó incluso a conversos recientes para dirigir ramas y, en 1967, se organizó la Estaca Montevideo, Uruguay, con Vincente Rubio como presidente.
Los santos uruguayos han demostrado un fuerte compromiso con el liderazgo en los asuntos de la Iglesia y cívicos con “bondad y […] conocimiento puro” (véase Doctrina y Convenios 121:42). En 1990, Luis Alberto Ferrizo, Representante Regional, fue elegido diputado nacional y en 1996, Francisco J. Viñas fue llamado a servir como Setenta Autoridad General. Cuando las inundaciones provocadas por el desbordamiento de los ríos Paraná y Uruguay obligaron a evacuar a 80 000 personas, los miembros recolectaron alimentos y ropa para las víctimas.