Historia de la Iglesia
La edificación de la Iglesia en Venezuela


La edificación de la Iglesia en Venezuela

A lo largo de la década de 1950 y a principios de la de 1960, los miembros de la Iglesia de Norteamérica, que vivían en Venezuela por motivos de trabajo, se reunían para adorar juntos. Para 1965, alrededor de cuarenta Santos de los Últimos Días se reunían semanalmente en Caracas. En octubre de 1966, el élder Marion G. Romney, del Cuórum de los Doce Apóstoles, fue a organizar la Iglesia en Venezuela. Él registró la Iglesia ante el Gobierno y luego creó una rama, con Carl E. Wilcox como presidente. El 2 de noviembre de 1966, con varios miembros presentes, el élder Romney dedicó Venezuela para la predicación del Evangelio.

Cuando la familia Portal conoció a los misioneros de la Iglesia tres años después, había más de quinientos miembros en Venezuela. Beatriz del Carmen Vargas de Portal estaba cada vez más descontenta con su religión. Como católica devota, sentía que no recibía las bendiciones por las que oraba y comenzó a preguntarse si los santos a los que pedía ayuda realmente podrían realizar milagros. Conforme Beatriz luchaba con sus dudas, continuaba asistiendo a la iglesia con su esposo, Alejandro Portal Campos y sus hijos. “Dios, si esta no es tu iglesia”, oraba ella, “quiero sentirlo”. Un domingo, decidió que era la última vez que asistiría. Cuando llegó a casa, tiró todas las estatuillas de santos que se hallaban esparcidas por toda la casa. Llorando, Beatriz se arrodilló y volvió a orar. “Señor, ¿por qué me has abandonado?”, exclamó ella. “Si existes, ayúdame a encontrarte”.

Pocos días después, los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegaron a la puerta de la familia Portal en Caracas. Luego de escuchar las lecciones, Beatriz, Alejandro y sus siete hijos fueron bautizados en diciembre de 1969. Alejandro y Beatriz se convirtieron más tarde en la primera pareja venezolana en presidir una misión en Venezuela. “Sé que Dios vive; sé que Él nos ama; sé que Él escucha nuestras oraciones”, testificó Beatriz.

La Iglesia continuó expandiéndose a ciudades de todo el país y, en 1971, el número de miembros superó los mil. Una de las familias que se unió a la Iglesia ese año fue la familia Montalti, de Puerto Ordaz. Javier Rafael Montalti, que en ese momento solo tenía cinco años, recuerda que la mayoría de sus amigos cercanos dejaron de relacionarse con ellos. “Me dije a mí mismo: ‘Vaya, habrá que pagar un precio por ser miembro de la Iglesia’”.

primera rama de Venezuela

Pronto, los Montalti ayudaron a solventar otro tipo de precio. Cada miembro adulto de la Rama Puerto Ordaz se comprometió a contribuir con un bolívar a la semana al fondo para la construcción de un centro de reuniones. Los niños donaban veinticinco centavos. Después de comprar el terreno, los miembros también ayudaron con la construcción. El padre de Javier, Emmanuel, y su hermano Roger iban al sitio todos los días laborables después del trabajo y todos los sábados como voluntarios. “Era como un trabajo doble”, dijo Javier, “pero la alegría que sentíamos en nuestro hogar por la construcción era indescriptible”. La construcción tomó menos de cuatro meses y, en 1975, la capilla de Puerto Ordaz se convirtió en el primer centro de reuniones construido por la Iglesia en Venezuela.