“Estaremos a la altura”
En 2005, las tensiones políticas en Venezuela aumentaban. Los misioneros extranjeros que eran llamados a servir en Venezuela tenían cada vez más dificultades para obtener y renovar sus visas. Los sentimientos antiamericanos crecían dentro del Gobierno venezolano, así como había una creciente desconfianza hacia las organizaciones religiosas misioneras del extranjero. Debido a estos y otros factores, los líderes de la Iglesia decidieron sacar de Venezuela a todos los misioneros norteamericanos y reasignarlos a otras misiones. El 19 de octubre, los presidentes de misión en Venezuela recibieron instrucciones de preparar a sus misioneros para partir.
Pocos días después, el lunes 24 de octubre, el último de los 220 misioneros estadounidenses abandonó el país. Debido al extremadamente reducido número de misioneros que servían en Venezuela, el Departamento Misional consideró la posibilidad de fusionar las cuatro misiones que existían en Venezuela. “Los líderes de Venezuela dijeron: ‘Sabemos que los misioneros venezolanos que quedan solo podrían llenar dos misiones de tamaño normal, pero, por favor, no hagan eso. Estaremos a la altura, llamaremos a más jóvenes y llenaremos esas misiones’”, recordó el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien era el director ejecutivo del Departamento Misional en 2005. “Y lo hicieron”.
Menos de nueve años después, en marzo de 2014, se tomó la decisión de quitar a todos los demás misioneros extranjeros, dejando solo a los venezolanos de origen. Una vez más, cuando se les preguntó sobre la opción de combinar las cuatro misiones, los líderes de la Iglesia local venezolana respondieron: “¡No! Estamos listos. Digan a las Autoridades Generales que demostraremos que en Venezuela podemos ser autosuficientes. Tendremos tantos jóvenes como en el pasado y no cerraremos ni una sola misión”.
Juan Francisco Zorrilla Sequera servía en ese momento como presidente de la Misión Maracaibo. “Nos quedamos con casi la mitad de misioneros, y mi temor era que la misión y la obra misional disminuyeran por eso, pero estaba equivocado; no fue así. En la actualidad, las misiones han tenido a veces más de doscientos misioneros”, relató él. “[Eso es] más de lo que teníamos cuando había misioneros de otros países. Hemos sido testigos de un milagro, una gran bendición”.
“La Iglesia en Venezuela también está creciendo”, dijo el élder Enrique Falabella, Presidente del Área Sudamérica Noroeste. “Hemos sido testigos de lo fuertes que son los misioneros venezolanos; bautizan a más personas por medio de misioneros que en cualquier otro país del Área”.
En 2020, el Presidente de la Iglesia, Russell M. Nelson, y el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, al no poder visitar a los Santos de los Últimos Días en persona, les hablaron directamente a través de una transmisión en vivo y expresaron su admiración y su aprecio por la continua fe en Cristo de los santos venezolanos. “Es gratificante y gozoso escuchar las palabras del profeta hablándole exclusivamente a Venezuela”, dijo Nelly de Toro, del Barrio La Victoria, en Cagua, “guiándonos y recordándonos que Dios no nos olvida y que nunca nos ha olvidado porque Él nos tiene grabados en las palmas de Sus manos”.