Los niños recuerdan al presidente Gordon B. Hinckley
El presidente Gordon B. Hinckley nos enseñó sobre el amor. No tenía miedo de hacernos reír con su amable y gracioso sentido del humor. Él quería que diéramos lo mejor de nosotros mismos en todo lo que hiciéramos. También dijo: “Nunca te olvides, mi amiguito, que realmente eres un hijo de Dios… Ruego… que la vida te trate bien, porque realmente eres un hijo de Dios, digno y merecedor de Su amor y Sus bendiciones” (“Eres un hijo de Dios”, Liahona, mayo de 2003, pág. 119).
Siempre recordaremos el poderoso testimonio y ejemplo del presidente Hinckley, que hacen que nuestros corazones exclamen: “Te damos, Señor, nuestras gracias”.
Esto es lo que han dicho algunos niños de la Iglesia acerca del presidente Hinckley:
Tenía una cara amable y amorosa.
Abigail H., Escocia
Era un profeta verdadero que contaba buenas historias y chistes.
Jason L., Utah, E.U.A.
Fue un buen hombre.
Feauai S., Samoa
Amaba a todo el mundo.
Amelita L., Queensland, Australia
Era mi amigo.
Jonathan B., Alemania
Se preocupaba por mí.
Lewis W., Chile