Mis amigos que no son miembros de la Iglesia preguntan por qué efectuamos bautismos por los muertos; ellos piensan que es algo raro. ¿Qué les puedo contestar?
El Salvador enseñó: “…el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Esto significa que para recibir la vida eterna —el propósito de nuestra existencia— la persona se debe bautizar y recibir el Espíritu Santo.
Aunque el bautismo es esencial, hay varias razones por las que muchos de los hijos de Dios no han sido bautizados: algunos murieron en la infancia, otros vivieron sin un conocimiento del Evangelio, y otros fueron bautizados sin la debida autoridad.
Debido a que nuestro Padre Celestial es misericordioso y justo, Él no condena a Sus hijos que no tuvieron la oportunidad de ser bautizados durante su vida. A fin de que esas personas fallecidas tengan la oportunidad de recibir la vida eterna, los miembros dignos de la Iglesia llevan a cabo en los templos bautismos por los muertos en beneficio de esas personas (véase 1 Corintios 15:29; D. y C. 124:29–36; 128:18).
Las personas fallecidas, que se encuentran en el mundo de los espíritus, eligen aceptar o rechazar el Evangelio y las ordenanzas que se efectúen en beneficio de ellas (véase D. y C. 138:58–59).
Al llevar a cabo bautismos por los muertos, estarás dando a más de los hijos de nuestro Padre Celestial la oportunidad de recibir todas Sus bendiciones.