Se necesitan indexadores en todo el mundo
Desde que salió FamilySearch Indexing en 2006, se han digitalizado más de 800 millones de registros. Sin embargo, el trabajo no se ha terminado y cada vez se necesitan más indexadores en todo el mundo.
Cuando Hilary Lemon, de Utah, EE. UU., regresó de la misión, todavía le faltaban algunos meses para volver a empezar sus estudios. Fue así que, mientras buscaba maneras de ser productiva con el tiempo que tenía disponible, comenzó a ayudar con la indexación de FamilySearch en internet. Empezó a indexar en inglés y poco después se dio cuenta de que tenía la oportunidad de indexar en otros idiomas, entre ellos el portugués, el idioma que había aprendido en la misión.
“Como hice la misión en Portugal, me interesaron los proyectos de indexación disponibles para Brasil y Portugal. Mi interés se acrecentó cuando vi un proyecto de Setúbal, Portugal, una de las áreas donde había servido”, dice Hilary.
Hilary es una de las voluntarias que está ayudando a satisfacer la necesidad cada vez mayor de FamilySearch para indexar registros que estén en idiomas que no sean el inglés. Al igual que los otros 127.000 voluntarios activos, Hilary está extrayendo los nombres y los acontecimientos de personas que han fallecido para que los miembros puedan encontrar la información que buscan y completen la obra de las ordenanzas por sus antepasados en el templo.
¿Qué significa indexar?
La indexación en FamilySearch es el proceso de leer versiones digitales de registros escaneados, como registros de censos, documentos emitidos por algún registro civil, registros testamentarios y registros eclesiásticos, y escribir la información que contienen en una base de datos en la que se pueden realizar búsquedas. Por medio de esta labor, los indexadores voluntarios hacen posible que los miembros y otros investigadores de historia familiar encuentren fácilmente la información de sus antepasados en internet.
La indexación ha hecho que la obra de historia familiar sea más fácil y más simple. “Antes, cuando uno buscaba a sus antepasados, tenía que hacer girar un rollo de microfilm. Una vez que encontraba el familiar al que buscaba, era probable que encontrara otros nombres relacionados; entonces había que hacer girar el rollo para un lado y para el otro, una y otra vez”, dijo József Szabadkai, un indexador de Hungría.
Actualmente, FamilySearch sigue recopilando registros históricos de gobiernos y personas que tienen registros a su cargo en todo el mundo. La diferencia es que, en vez de simplemente microfilmar registros y poner esos microfilms a disposición de quienes investigan la genealogía, los empleados de FamilySearch los escanean y los incluyen en el programa de indexación. Los voluntarios descargan esas imágenes en su computadora e ingresan la información tal como la ven. De ese modo, la información se digitaliza y los investigadores pueden buscar esa información mediante la opción de búsqueda de FamilySearch.org desde la comodidad de sus hogares.
¿Cuánto ha avanzado la indexación?
Desde que se lanzó FamilySearch Indexing en 2006, voluntarios indexadores han adelantado muchísimo, transcribiendo aproximadamente 800 millones de registros. Sin embargo, falta mucho para que la labor quede terminada. Las bóvedas de granito, que se encuentran en Salt Lake City, cuentan con unos 15 mil millones de registros, y constantemente se agregan más. Los mismos contienen información de miles de millones de personas de más de 100 países, e incluyen más de 170 idiomas.
Robert Magnuski, misionero de servicio a la Iglesia e indexador activo de Polonia, está experimentando de cerca cuán necesario es que haya más voluntarios que hablen idiomas que no sean el inglés. “Debido a la división del país entre los años 1772 y 1918, los registros de Polonia se llevaban en cuatro idiomas: ruso, alemán, latín y polaco”, explica. Dado que la mayoría de los indexadores de Polonia hablan polaco, comenzaron a indexar los registros que están ese idioma, lo cual significa que hay trabajo pendiente con los registros que están en ruso, alemán y latín. Con la ayuda de voluntarios de todo el mundo que tienen conocimiento de diferentes idiomas, los investigadores de historia familiar de todas partes del mundo pueden encontrar a sus antepasados, no importa el idioma en el que se hayan registrado los datos.
A fin de que se pueda acceder a estos registros, el programa de indexación está disponible en 11 idiomas: alemán, español, francés, holandés, inglés, italiano, japonés, polaco, portugués, ruso y sueco. Se anima a todas las personas que hablen cualquiera de estos idiomas, ya sea su lengua materna o que lo hayan aprendido por medio del servicio misional, los estudios u otro tipo de capacitación, que se registren y comiencen a indexar registros.
¿Cómo empiezo?
El proceso de comenzar a ser indexador voluntario es rápido y fácil. Siga las instrucciones que se encuentran en indexing.familysearch.org para descargar el programa en su computadora. Luego, cree una cuenta y seleccione un grupo o “lote” de registros para indexar. Los registros se han agrupado en lotes pequeños de 20 a 50 nombres a fin de que los voluntarios puedan indexar por poco o mucho tiempo, según su preferencia. Completar cada lote lleva unos 30 minutos, pero uno puede detenerse sin haber terminado y volver a trabajar en él más adelante, ya que el programa guarda el trabajo que se haya realizado. Si no pudiera terminar el lote en una semana, automáticamente quedará disponible para que otras personas lo terminen.
Se ponen a disposición lotes para indexar de países de todo el mundo a medida que FamilySearch adquiere registros de esos países. Aunque el hermano Szabadkai es de Hungría, comenzó a indexar registros en inglés y afrikáans hasta que hubo registros de su país disponibles. “Cuando se anunció el primer lote de registros húngaros a principios de 2011, fue uno de los momentos más felices”, dijo el hermano Szabadkai. “Muchos miembros, jóvenes y mayores, se han registrado y se han vuelto fanáticos de la indexación desde entonces”. El entusiasmo del hermano Szabadkai surge de la esperanza de encontrar a muchos de sus antepasados al transcribir esos registros. “Al hacer aportes a esta fantástica base de datos, podremos encontrar más nombres de nuestros propios familiares, y así ahorraremos tiempo y ayudaremos a que nuestros antepasados reciban sus ordenanzas salvadoras más rápido”.
¿Qué sucede si no cuento con la tecnología más avanzada?
En varias partes del mundo, obtener una computadora y acceso a internet es un desafío que enfrentan algunas de las personas que están deseosas de comenzar a indexar. Ésa fue la situación con la que se encontraron los líderes de la Estaca Zarahemla, Ciudad de México, cuando decidieron hacer participar a los jóvenes en la tarea de indexar. Como no todos los jóvenes tenían una computadora en su hogar, los líderes de la estaca decidieron reservar las salas de computación de una escuela local para que las usaran después del horario escolar.
Los jóvenes entonces trabajaron para indexar los registros del censo que se llevó a cabo en México en 1930. “Mientras los jóvenes revisaban los documentos”, dijo el obispo Darío Zapata Vivas, “se imaginaban a las personas yendo de casa en casa, recolectando toda esa información sin saber que algún día sus esfuerzos ayudarían en la obra del Señor de ‘llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’” (Moisés 1:39).
Gracias a los ingeniosos esfuerzos de los líderes de estaca para obtener la tecnología necesaria, los jóvenes y otros miembros de la estaca pudieron indexar más de 300.000 registros en menos de un mes.
Como lo demostraron los jóvenes de la Estaca Zarahemla, se puede participar incluso si uno no tiene una computadora propia. El programa para indexar funciona con cualquier computadora que tenga acceso a internet, y se puede usar en el hogar de otros miembros de la Iglesia, en los centros de historia familiar, en los centros de reuniones e incluso en las escuelas o bibliotecas que lo permitan.
Las bendiciones de indexar
Los documentos en portugués que indexó la hermana Hilary Lemon eran registros bautismales de hace más de dos siglos. Aunque las páginas estaban descoloridas y la escritura tan complicada era difícil de leer, ella perseveró en el proyecto al pensar que los nombres que se encontraban en las páginas eran personas que estaban esperando que se llevara a cabo su obra en el templo.
“En más de una ocasión, mientras indexaba, sentí la dulce y clara impresión de que un día algún Santo de los Últimos Días de Portugal abriría el registro bautismal que indexé y encontraría a su antepasado”, dijo Hilary. “Ahora que se ha anunciado un templo para Lisboa, Portugal, sé que llegará el día en que los miembros encontrarán a sus antepasados gracias a la obra que se está llevando a cabo mediante la indexación en FamilySearch”.
Con la ayuda de voluntarios como la hermana Lemon, se preservarán más registros y se abrirá el camino para que los que ya han fallecido participen de la plenitud de las bendiciones del Evangelio.