Normas para todas las épocas
Lori Fuller vive en Utah, EE. UU.
Cinco jóvenes adultos dan a conocer la forma en que los ejemplos del Libro de Mormón sobre la obediencia les sirven de guía al tener que tomar decisiones entre lo bueno y lo malo.
Durante las etapas iniciales de nuestra formación en el Evangelio, se nos enseña a distinguir lo bueno de lo malo; aprendemos que las decisiones tienen consecuencias, que la obediencia trae bendiciones y que las decisiones correctas nos acercan más a Dios. Durante la adolescencia, recibimos el folleto Para la Fortaleza de la Juventud, donde claramente se definen las normas para vivir el Evangelio.
Sin embargo, para los jóvenes adultos que están luchando por vivir en el mundo pero sin ser de él (véase Juan 17:14), las decisiones y las normas tal vez ya no parezcan tan claras. Quizás dé la apariencia de que hay un amplio terreno neutral de donde escoger, una extensa área gris entre lo bueno y lo malo.
Si bien las decisiones tal vez parezcan más difíciles a medida que vamos madurando, aún se aplican las mismas normas que cuando éramos más jóvenes. El principio de la obediencia es constante; el elegir ser obediente ahora es tan importante como siempre lo ha sido. Al enfrentarnos a decisiones, los principios del Libro de Mormón, que fue escrito para nuestros días, pueden guiarnos para tomar las mejores decisiones y recordarnos que las más grandes bendiciones provienen de la mayor obediencia. En este artículo, cinco jóvenes adultos comentan sobre la forma en que aplican esos principios.
La obediencia nos acerca más a Dios
“¿…qué haré para nacer de Dios… para que sea lleno de gozo, y no sea desechado en el postrer día?… abandonaré todos mis pecados para [conocer a Dios]” (Alma 22:15, 18).
Cuando el padre del rey Lamoni oyó la palabra de Dios, tomó la determinación de abandonar todos sus pecados para conocerlo. Al aprender en cuanto a las normas de Dios, estuvo resuelto a guardarlas a fin de permanecer cerca de Él. Junto con los demás anti-nefi-lehitas, hizo convenios con el Padre Celestial y los guardó, y “nunca más se [desvió]” (Alma 23:6).
El principio de la obediencia también se aplica a la vida de los jóvenes adultos de la actualidad. Tal como lo explica Vijay Patha, de India: “La obediencia nos acerca más a Dios; nos trae una conciencia tranquila, fe, felicidad, amor y optimismo. No hay ninguna otra manera de obtener todo ello sino mediante el Evangelio.
“Cuando surgen dificultades”, prosigue, “el Espíritu Santo puede ser nuestro guía. Cuando no hay barreras, estamos en un peligro cada vez mayor de caer. El guardar mis convenios me proporciona barreras. Esas barreras me protegen para no caer en caminos desconocidos y me han ayudado en muchas ocasiones a representar a Cristo y a abstenerme de hacer cosas como usar lenguaje soez. El establecer barreras brinda claridad”.
Dios nos ayudará a obedecer
“Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7).
A veces parecerá difícil seguir los mandamientos, pero el Padre Celestial ha prometido que Él siempre proporcionará una vía para que obedezcamos. Al igual que Nefi, los jóvenes adultos que están resueltos a ser fieles pueden acudir al Padre Celestial para encontrar la fortaleza y la habilidad de ser obedientes. Duncan Purser, de Inglaterra, nos dice cómo le ocurrió eso:
“El diezmo es un mandamiento con límites establecidos: pagamos el diez por ciento de nuestros ingresos; sin embargo, con las ofrendas, se nos da un mayor grado de flexibilidad en nuestra obediencia.
“Mientras ahorraba para la matrícula universitaria, la idea de pagar una ofrenda de ayuno fue un desafío. Durante los domingos de ayuno luchaba de verdad para decidir si debía pagar y qué cantidad constituía una ofrenda ‘generosa’. Acudía a la oración, y no sólo sentí siempre la impresión de pagar las ofrendas de ayuno, sino que también sentí un mayor deseo de hacerlo.
“Sé que el Señor bendice a aquellos que guardan este mandamiento, y cuando obedezco, nunca carezco de las cosas indispensables de la vida. Al vivir el Evangelio, guardar los mandamientos y darnos cuenta de que somos ejemplos para todos los que nos rodean, nuestro deseo de ser mejores aumentará y el Señor nos mostrará lo que debemos hacer.
“El Señor nos ha dado normas para nuestro beneficio. Nosotros elegimos hasta qué punto vamos a vivir esas normas y si nuestra obediencia surtirá un cambio en nosotros. Por experiencia propia, he visto que al seguir las impresiones del Espíritu recibo bendiciones”.
El Señor desea que obedezcamos con exactitud
“…obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden; sí, y les fue hecho según su fe” (Alma 57:21).
El esforzarse por obedecer con exactitud, tal como lo hicieron los jóvenes guerreros, ayudará a que los seguidores de Jesucristo lleguen a ser como Él. No obstante, nuestro Salvador y nuestro Padre Celestial comprenden que nadie es perfecto. Para las ocasiones en que fallamos, Ellos nos han proporcionado una vía para arrepentirnos y mejorar.
“Perdí a la joven de mis sueños porque estábamos quebrantando la ley de castidad sólo un poco”, dijo Tyler (el nombre se ha cambiado). “Sin embargo, quebrantar la ley de castidad ‘sólo un poco’ todavía es quebrantar la ley de castidad. Seguí perdiendo las valiosas bendiciones derivadas de la obediencia; deseaba tener el Espíritu en mi vida.
“No quería hacer ninguna de las cosas pequeñas que la gente piensa que está bien hacer ‘siempre que no tengamos que ir a ver al obispo’. Deseaba guardar la ley un cien por ciento; pero mi decisión de ser obediente fue demasiado tarde para salvar nuestra relación; el quebrantar la ley de castidad la había contaminado.
“La ley de castidad existe para nuestra protección. No es un límite para nuestro amor; más bien, es la manera más sublime de expresar nuestro amor. Al guardarla, decimos: ‘Te amo lo suficiente para respetarte y guardar los mandamientos de Dios. Te amo lo suficiente para mantener nuestra vida centrada en Cristo’.
“Como adultos solteros, se espera que cumplamos las normas de Para la Fortaleza de la Juventud. La ley de castidad se aplica a todos por igual, no importa la edad ni la situación. Estoy agradecido por este nuevo testimonio porque me ayudará a acercarme más al Salvador y a mi compañera eterna cuando la encuentre”.
La obediencia estricta nos mantiene alejados del peligro
“Y sucedió que cuando Lehonti recibió el mensaje, no se atrevió a bajar al pie de la montaña… Y aconteció que cuando vio que no podía conseguir que Lehonti bajara de la montaña, Amalickíah ascendió al monte” (Alma 47:11–12).
Lehonti estaba resuelto a mantenerse firme, pero decidió que si bajaba un poco, para encontrarse con el enemigo a medio camino, estaría bien. A pesar de que Lehonti estaba seguro de que estaba en control, Amalickíah empezó a administrarle veneno “poco a poco” (Alma 47:18) hasta que Lehonti murió, tal vez sin darse cuenta del peligro hasta que fue demasiado tarde.
Claudia R., de Colorado, EE. UU., nos dice cómo se mantuvo firme:
“Pienso que la sociedad está avanzando hacia un área gris. Por ejemplo, la gente dice sobre el alcohol: ‘Un trago no te va a matar’. Esa clase de razonamiento es en realidad como si uno tratara de convencerse a sí mismo. En esas situaciones —las que parecen ser inofensivas— es donde de verdad se pone a prueba el albedrío.
“De modo que uno tiene que aprender a detenerse, a ponerse firme. Algunas personas aceptan lo que al principio es un área gris, y más tarde se convierte en algo verdaderamente oscuro; entonces ya están en aprietos.
“Había salido varias veces y me había divertido con cierto joven, pero una vez en que nos encontrábamos solos en el auto en la oscuridad, trató de sobrepasarse conmigo. Sabía que lo que quería hacer podría conducir a otras cosas, y yo no iba a dejar que eso sucediera, así que salí rápido del automóvil.
“Como adultos solteros, cuando algo vaya en contra de nuestras normas, tenemos que ponernos firmes. Al salir con una persona del sexo opuesto, naturalmente uno quiere tomarse de la mano, abrazarse y besarse; pero Satanás desea engañarnos y hacernos pensar que la ley de castidad es un área gris donde la obediencia parcial es aceptable.
“Nuestras normas deben ser más firmes que nunca; debemos tomar la decisión antes de que surjan decisiones difíciles. Debemos ser inamovibles cuando las cosas sean incorrectas. Sé que nuestro mundo no es fácil; están sucediendo tantas cosas; sin embargo, los profetas y apóstoles nos han dado normas y pautas. Llevo conmigo una versión de bolsillo de Para la Fortaleza de la Juventud y me saca adelante en tiempos difíciles”.
Podemos ser obedientes cuando los que nos rodean no lo sean
“Si no tienen caridad, es cosa que nada tiene que ver contigo; tú has sido fiel; por tanto, tus vestidos estarán limpios” (Éter 12:37).
Cuando Moroni oró para que los gentiles fuesen bendecidos en el futuro, Dios le dijo que lo que era más importante era que él había permanecido fiel. El mundo no hace que sea fácil para los jóvenes adultos vivir las normas; pero aun cuando los demás estén eligiendo otro sendero, es posible escoger un camino mejor.
Al igual que muchos otros jóvenes adultos, Victor Kim, de Corea del Sur, se encontró en situaciones donde los demás no tenían las mismas normas que él:
“A veces, los colegas del trabajo y yo salíamos a comer como equipo, y siempre tomaban alcohol. Había mucha presión para unirme a ellos, y no era fácil negarme ante sus insistencias. Siempre me aseguraba de que supieran de antemano que yo no bebo. Pero aun así, tenía que ser fuerte y demostrar confianza en mis límites.
“Según mi experiencia, las personas que no fijan límites definidos pueden sentirse confiadas y, al final, convencerse a sí mismas de que no hay nada malo con un pecado pequeño. Pueden dejar de sentir el Espíritu y no ver lo que es malo ni porqué es malo.
“La presión de los compañeros puede ser sumamente fuerte. Es posible que, con el tiempo, las personas que no son fuertes se unan a ellos porque lo que sus amigos les dicen parece tener sentido, a pesar de que no sea compatible con nuestras normas. No obstante, no hay terreno neutral; al final, tenemos que escoger.
“A fin de permanecer firmes, ayuda el tener un buen amigo con quien conversar y en quien confiar mutuamente; de ese modo pueden permanecer fuertes juntos. Cuando cumplo mis normas, me siento seguro y soy digno de pedirle a Dios que me proteja. Tengo fe en que si soy obediente, Él me ayudará”.