Nuestra página
Un día, poco después de que me bautizaran, estaba en la casa de mi abuela cuando ella fue al sótano a buscar algo. Se tropezó, se cayó y no se podía levantar. Me llamó, pero yo estaba viendo la televisión y no la oí. Después de unos diez minutos, oí mi nombre muy bajito: “¡Tom!”. Fui a buscarla y la encontré en el piso (suelo). Yo no era lo bastante fuerte para levantarla, así que corrí a casa de la vecina. Ella vino y me ayudó a levantar a mi abuela.
La abuela me dijo: “Tom, lo que oíste fue el Espíritu Santo; yo estaba demasiado lejos para que me oyeras”.
Yo sé que fue el Espíritu Santo el que me susurró. Ahora ya estoy bautizado y me alegro de tener el don del Espíritu Santo.
Tom R., 8 años, Alemania
Me gusta ir a la Iglesia con mi familia y aprender acerca de Jesucristo. En casa, me gusta leer y aprender los relatos de las Escrituras, cantar himnos y jugar juegos durante la noche de hogar. El evangelio de Jesucristo bendice a mi familia y me hace sentir feliz. He ofrecido un Libro de Mormón a tres maestros de mi escuela y a la familia de mi mejor amigo, Miguel.
Martim P., 6 años, Portugal