Servir ahora para servir más adelante
La autora vive en Utah, EE. UU.
“…servid a Jehová con todo vuestro corazón” (1 Samuel 12:20).
“¡Te reto a una carrera hasta la Iglesia!”, dijo Mórmon, señalando la aguja de la Iglesia que sobresalía por encima de las palmeras. Entonces corrió tan rápido como pudo para ganarle a su hermano más pequeño, Morian.
Los chicos y sus padres ya habían caminado como un kilómetro y medio desde su casa, pero Mórmon y Morian todavía estaban corriendo con energía cuando llegaron al portón de metal que estaba afuera de su centro de reuniones. Se detuvieron para recobrar el aliento.
Antes de poder decidir quién había ganado, un niño les dijo: “¿Quieren jugar al futebol?”.
A Mórmon le encantaba el futebol, pero él y su familia iban a limpiar el edificio del barrio para que pudiera estar listo para la Iglesia el día siguiente.
Mórmon sacudió la cabeza. “Ahora no, quizás más tarde”, contestó.
Al poco tiempo, Mórmon y Morian estaban trabajando arduamente. Mórmon movió las sillas y barrió los pisos (suelos) con su papá, mientras Morian fregó los pisos con su mamá.
Más tarde, los chicos estaban limpiando los espejos del baño juntos. “No pensaba que me iba a gustar limpiar la Iglesia, pero es divertido”, dijo Morian. “¿Tú qué piensas Mórmon? ¿Es por eso que viniste en lugar de jugar al futebol?”.
Mórmon pensó en su papá. Él era el obispo del barrio, pero aún así se tomaba el tiempo para ayudar a limpiar el centro de reuniones.
“Estoy aquí porque quiero ser como papá”, dijo Mórmon.
Entonces pensó en los misioneros de su barrio. Trabajaban mucho tocando puertas y compartiendo el Libro de Mormón con otras personas. Ellos invitaban a las personas a asistir a la Iglesia en el edificio que los chicos estaban limpiando.
“Estoy aquí porque algún día también quiero servir en una misión”, pensó Mórmon. “Puedo ayudar a los misioneros al preparar la Iglesia”.
Mórmon pensó en cuanto al día siguiente, cuando él y su hermano se levantarían a las 6:00 de la mañana, caminarían a la Iglesia en sus camisas blancas y corbatas, y prepararían las sillas y los libros de canciones en el salón de la Primaria.
“Estoy aquí porque quiero servir en un llamamiento de la Iglesia”, pensó.
Mórmon pensó que dentro de poco sería diácono; repartiría la Santa Cena y haría muchas otras cosas para servir.
“Estoy aquí porque el año que viene recibiré el sacerdocio, y quiero hacer todo lo que pueda ahora para prepararme”.
Mórmon ya había hecho algo para prepararse para el sacerdocio: había obtenido su premio Fe en Dios; ya estaba aprendiendo a vivir el Evangelio y a servir a los demás.
Al final, miró el reflejo de su hermano en el espejo y sonrió.
“Estoy aquí porque amo al Señor”, dijo, “y porque servir ahora me ayudará a prepararme para servir más adelante”.