“3 Nefi 11:12–17: ‘Venid a mí’”, El Libro de Mormón: Manual del maestro, 2024
“3 Nefi 11:12–17”, El Libro de Mormón: Manual del maestro
3 Nefi 11:12–17
“Venid a mí”
Después de ser presentado como el Hijo Amado del Padre Celestial, Jesucristo invitó a las personas a ser testigos personalmente de que Él había sido muerto por los pecados del mundo. Uno por uno, se le acercaron y sintieron la herida de Su costado y las marcas de los clavos en Sus manos y pies. Esta lección puede ayudarte a obtener o fortalecer tu testimonio de que Jesucristo sufrió y murió por ti.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Hacerse cargo del testimonio personal
Piensa en qué relevancia tiene para ti esta invitación del presidente Russell M. Nelson.
Les ruego que se hagan cargo de su propio testimonio. Trabajen para conseguirlo; háganse responsables de él. Cuídenlo, nútranlo de manera que crezca, aliméntenlo con la verdad. No lo mezclen con las filosofías falsas de hombres y mujeres incrédulos para luego preguntarse por qué se está debilitando (Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”, devocional mundial para jóvenes adultos, 15 de mayo de 2022, LaIglesiadeJesucristo.org).
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¿Por qué crees que es importante que cada persona se haga cargo de su testimonio?
Una de las verdades más importantes de las que podemos tener un testimonio es que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Reflexiona sobre por qué las personas necesitan saber esto acerca de Él. Podrías estudiar Juan 14:6 y Mosíah 3:17 como ayuda para encontrar algunas de esas razones.
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¿Crees que tienes un testimonio de Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador del mundo?
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¿Qué ha contribuido a que sientas eso por el Salvador?
Hoy estudiarás una interacción sagrada que Jesucristo tuvo con los nefitas. Mientras estudias, piensa en lo que puedes hacer para obtener o fortalecer tu testimonio de Jesucristo.
Jesucristo invita a los nefitas a palpar las marcas de Sus heridas
Recuerda que, mientras un grupo de nefitas se hallaba reunido en la tierra de Abundancia, el Señor resucitado descendió del cielo. Declaró que Él era Jesucristo y que había glorificado al Padre sufriendo por los pecados del mundo (véase 3 Nefi 11:1–11). La multitud estaba compuesta por hombres, mujeres y niños que sumaban unas dos mil quinientes personas (véase 3 Nefi 17:25).
Lee 3 Nefi 11:12–15 y busca la primera invitación que el Señor resucitado hizo al pueblo. También podrías ver “Jesucristo se aparece en la antigua América”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde 13:29 hasta 16:03.
Mientras estudias, intenta visualizarte como parte de esa multitud. Visualizar acontecimientos o ideas de las Escrituras puede invitar al Espíritu Santo cuando estudias. Anota cualquier idea o sentimiento que surja mientras estudias, reflexionas y visualizas.
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¿Cómo crees que se sintieron las personas al ver al Salvador e interactuar con Él “uno por uno”? (3 Nefi 11:15).
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¿Qué partes de este relato decidiste visualizar? ¿Qué pensaste y sentiste al hacerlo?
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¿Qué te enseñan estos versículos acerca de lo que el Salvador desea para cada uno de nosotros?
El siguiente es un principio que podemos aprender de este relato sagrado: Jesucristo me invita a recibir un testimonio personal de que Él es el Salvador del mundo. Si lo deseas, anota este principio en tu ejemplar de las Escrituras o en tu diario de estudio.
Al hablar de la invitación personal y el ministerio del Salvador entre los nefitas, el obispo Gérald Caussé, del Obispado Presidente, enseñó lo siguiente:
Esa sublime escena es el punto culminante del Libro de Mormón. La totalidad de las “buenas nuevas” del Evangelio se capta en esa imagen del Salvador que tiernamente extiende Sus “brazos de misericordia” [Alma 5:33] para invitar a toda persona a venir a Él y a recibir las bendiciones de Su expiación […].
Así como Jesús invitó a cada uno de los discípulos nefitas a palpar Sus heridas, Él murió por cada uno de nosotros, personalmente, como si ustedes o yo fuésemos la única persona en la tierra. Él nos extiende una invitación personal para venir a Él y recurrir a las maravillosas bendiciones de Su expiación (Gérald Caussé, “Un testigo viviente del Cristo viviente”, Liahona, mayo de 2020, págs. 39, 40).
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¿De qué maneras podemos obtener nuestro propio testimonio de que Jesucristo es el Salvador del mundo?
“¡Hosanna!”
Sus interacciones personales con el Salvador tuvieron un enorme impacto en los nefitas.
Lee 3 Nefi 11:16–17 y busca cómo respondió la multitud después de su experiencia con el Señor resucitado.
Podría resultarte útil saber que hosanna es una palabra hebrea que significa “sálvanos ahora” o “sálvanos”. Se utiliza a lo largo de las Escrituras como expresión de alabanza y súplica y se ha convertido en una celebración del Mesías en todas las épocas (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Hosanna”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).
Lo siguiente te ayudará a dedicar tiempo a expresar tus sentimientos por el Salvador o estudiar acerca de otras personas que hayan compartido su testimonio de Él.
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Comparte tu testimonio personal de Jesucristo escribiendo una carta a alguien que creas que se podría beneficiar de ella.
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Elige un versículo de las Escrituras o un himno que describa tus sentimientos acerca de quién es Jesucristo y lo que Él ha hecho por ti. Escribe una breve explicación de por qué ese versículo o himno es significativo para ti.
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Escribe un poema o la letra de una canción que describa tus sentimientos por Jesucristo.
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Estudia el testimonio de Jesucristo de otra persona. Resume lo que estudiaste y cómo te hizo sentir esa experiencia. Algunos ejemplos podrían ser Alma 26:1–16, 35–37, o “El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles” (LaIglesiadeJesucristo.org).