3 Nefi 13–14

Las enseñanzas de Cristo

Imagínate cómo se debieron sentir las personas de la tierra de Abundancia al escuchar las enseñanzas del Salvador resucitado. Somos bendecidos por tener parte de Su mensaje registrado en 3 Nefi 13–14. Estos capítulos están llenos de principios que son tan significativos hoy en día como lo fueron para las personas que estuvieron allí cuando Él las declaró. El propósito de esta lección es ayudarte a reconocer principios en las enseñanzas del Salvador y ver la relevancia que tienen en tu vida en la actualidad.

Ayudar a los alumnos a reconocer la doctrina y los principios. Los alumnos pueden beneficiarse de la práctica continua a medida que aprenden a reconocer la doctrina y los principios del Evangelio. Busque pasajes de las Escrituras que enseñen varios principios y dé tiempo a los alumnos para buscar esas verdades. Ayude a los alumnos a expresar con claridad las verdades que encuentren.

Preparación del alumno: Considere invitar a los alumnos a asistir a clase preparados para compartir las declaraciones de causa y efecto que encuentren en su estudio personal de las Escrituras. Las podrían expresar con las palabras si y entonces, o el pasaje podría describir simplemente qué decisiones conducen a qué resultados.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

¿Qué consejo darías?

Considere invitar a un alumno a explicar o describir brevemente a la clase una habilidad que haya desarrollado. También podría invitar a todos los alumnos a dedicar un minuto a describir una habilidad que tengan a un compañero.

Piensa en una habilidad que hayas desarrollado por medio de la experiencia. Puede ser un deporte, un pasatiempo, una materia escolar o una habilidad como conducir, preparar un plato concreto o cuidar de una mascota.

Imagina que, después de explicar brevemente tu habilidad a una persona, esta muestra interés por probarla.

Piensa en un consejo que podrías darle a partir de tu experiencia. Podría ser un consejo que, de lo contrario, se habría demorado en descubrir o que podría ayudarla a evitar un error habitual que comete la gente al aprender esa habilidad.

Resume el consejo en una declaración de causa y efecto sencilla. (Por ejemplo, si la habilidad fuera correr distancias largas, podrías decir: “Si te mantienes hidratado, entonces tus músculos se recuperarán más rápidamente”).

Podría invitar a los alumnos a compartir sus declaraciones de causa y efecto con la clase.

Así como tus conocimientos y tus consejos podrían ayudar a alguien que esté aprendiendo tu habilidad a tener éxito y evitar errores innecesarios, el consejo de Jesucristo puede bendecirte y protegerte de los errores.

Hoy tendrás la bendición de estudiar 3 Nefi 13–14, que es una continuación del incomparable sermón del Salvador que también se encuentra en Mateo 5–7. Jesús continuó enseñando la ley mayor, que nos ayuda a prepararnos para vivir en la presencia de Dios (véase Doctrina y Convenios 88:21–22). Mientras estudias Su consejo, fíjate en cómo Sus enseñanzas son relevantes para las situaciones que enfrentas. Haz varias pausas para reflexionar sobre los principios que descubras y anota cómo el seguir las verdades que Él enseñó te preparará para regresar a Su presencia.

Las declaraciones de causa y efecto en las Escrituras

Una manera eficaz de estudiar las enseñanzas del Señor consiste en buscar relaciones de causa y efecto. Muchas veces, estas declaraciones comienzan con la palabra si. Estas declaraciones pueden ayudarte a ver con claridad qué decisiones conducen a qué resultados. Al hablar de declaraciones de causa y efecto (o condicionales), el élder Kevin S. Hamilton, de los Setenta, declaró lo siguiente:

El Señor también opera por medio de condiciones: condiciones de fe, condiciones de rectitud, condiciones de arrepentimiento. Hay muchos ejemplos de enunciados condicionales de Dios, tales como […]:

“si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, [entonces] él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo” (Moroni 10:4) […].

“Si guardáis mis mandamientos, [entonces] permaneceréis en mi amor […]” (Juan 15:10) (Kevin S. Hamilton, “Entonces haré que las cosas débiles sean fuertes”, Liahona, mayo de 2022, pág. 50; corchetes y énfasis en el original).

Fíjate en que, en los ejemplos del élder Hamilton, la palabra si va antes de las acciones requeridas. Luego se describen los efectos o resultados de nuestras acciones.

Cuando Jesucristo enseñó al pueblo de la tierra de Abundancia, algunos de los principios importantes los enseñó como relaciones de causa y efecto que incluían la palabra si. Por ejemplo, lee 3 Nefi 13:14–15 y, si quieres, marca la palabra si en cada versículo.

En el ejemplo del élder Hamilton, fíjate en que insertó la palabra entonces en cada declaración para hacer hincapié en los resultados de nuestras decisiones. Si lo deseas, escribe la palabra entonces en tu ejemplar de las Escrituras, en la parte de los versículos 14–15 donde creas que encaja.

Invite a alumnos que así lo deseen a escribir en la pizarra las declaraciones de causa y efecto que encontraron en este pasaje. Así se podría comenzar una lista de declaraciones de verdades que los alumnos irán ampliando a lo largo de la lección.

Reformular las enseñanzas del Salvador como declaraciones de causa y efecto

Algunas de las enseñanzas de Jesús no incluyen la palabra si. Sin embargo, después de una profunda reflexión y con la ayuda del Espíritu Santo, podrás ver las relaciones de causa y efecto que aclaran los principios que Él enseñó. Lee por lo menos tres de los pasajes siguientes y escribe para cada pasaje una declaración de causa y efecto sencilla que refleje el consejo del Salvador.

Si lo deseas, puedes replantear lo que Él enseñó como una declaración de “si-entonces”. Por ejemplo, después de estudiar 3 Nefi 13:1–4, alguien podría escribir: “Si nuestro motivo para ayudar a los pobres es semejante al de Cristo, entonces nuestra recompensa provendrá del Padre Celestial”. En este pasaje, aprendemos que nuestros motivos para efectuar acciones justas son importantes para nuestro Padre Celestial, quien ama bendecir a quienes están llegando a ser más semejantes a Su Hijo, Jesucristo.

Los alumnos podrían completar esta actividad en grupos pequeños. Cada grupo podría estudiar pasajes distintos para luego compartir las declaraciones que hayan creado. Podría mostrar todas las opciones siguientes o limitarlas a las que considere que los alumnos necesitan más.

• 3 Nefi 13:5–8

• 3 Nefi 13:16–18

• 3 Nefi 13:19–21

• 3 Nefi 13:22–23

• 3 Nefi 13:24 (uno de los significados de “Mamón” es riqueza o propiedades).

• 3 Nefi 13:25, 32–33

• 3 Nefi 14:1–5

• 3 Nefi 14:7–11

• 3 Nefi 14:21

• 3 Nefi 14:24–26

Invite a varios alumnos a agregar sus declaraciones de causa y efecto a la pizarra. Luego podría hacer preguntas como las siguientes para ayudar a los alumnos a darse cuenta de que las enseñanzas del Salvador son relevantes en el mundo actual.

Una manera diferente de ayudarlos a ver esa relevancia consiste en invitar a los alumnos a trabajar en grupos pequeños y pensar en situaciones en las que algunos principios específicos de la pizarra podrían ayudar a un joven en ciertas situaciones, como las siguientes: (1) en su casa, (2) en la escuela o (3) en su vida futura cuando sea adulto. Después de suficiente tiempo, invite a los grupos a compartir sus ideas con un grupo que tengan al lado.

• ¿Por qué crees que el Salvador desea que las personas en la actualidad sepan lo que Él enseñó en estos capítulos? ¿Cuáles de Sus enseñanzas crees que son más necesarias en nuestros días?

• ¿Cómo podría un adolescente poner en práctica en su casa uno de los principios de causa y efecto que creaste a partir de estos capítulos? ¿Y en la escuela? ¿Y en su vida futura cuando sea adulto? ¿Cómo podría ayudarlo ese principio?

  Podría hablar de una ocasión en la que haya prestado atención a uno de los principios que el Salvador enseñó en estos capítulos y cómo bendijo su vida.

  Luego, podría dar tiempo a los alumnos para que mediten y escriban sus ideas acerca de lo siguiente:

• ¿Cuál de las enseñanzas del Salvador de estos capítulos se relaciona mejor con una situación que estés enfrentando en tu vida? ¿Cómo crees que Él querría que utilizaras los consejos que dio?

Comentarios e información de contexto

¿Está mal orar por algo muchas veces o usar frases similares en las oraciones?

La advertencia del Señor sobre las “vanas repeticiones” (3 Nefi 13:7) no significa que no podamos usar palabras similares cada vez que oramos. La advertencia hace referencia al lenguaje vacío o poco sincero; lo que importa es la sinceridad de nuestras oraciones (en Alma 34:28 se puede ver otra manera en la que las oraciones podrían considerarse vanas).

El presidente Thomas S. Monson (1927–2018) enseñó:

Cuando oremos, comuniquémonos de verdad con nuestro Padre Celestial. Es fácil que nuestras oraciones se vuelvan repetitivas y que pronunciemos palabras sin pensar casi en lo que decimos […]. Oremos con sinceridad y con sentido, oremos con acción de gracias y pidamos lo que necesitemos (Thomas S. Monson, “Qué firmes cimientos”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 67).

3 Nefi 14:1. ¿Qué significa el mandamiento de no juzgar?

El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, explicó lo siguiente:

Existen dos clases de juicio: los juicios definitivos, que no se nos permite hacer, y los juicios intermedios, que se nos manda hacer, pero basándonos en principios justos […].

¿Por qué el Salvador mandó que no emitamos juicios definitivos? Creo que este mandamiento se dio porque nos atrevemos a emitir juicios definitivos cada vez que declaramos que una persona particular irá al infierno (o al cielo) por una acción específica o en un momento específico […].

Todos formamos juicios [intermedios] al escoger a nuestros amigos, al escoger la forma en que emplearemos nuestro tiempo y nuestro dinero y, desde luego, al escoger una compañera o un compañero eternos […].

Siempre que sea posible, evitemos juzgar a las personas hasta tener un buen conocimiento de los hechos; hasta donde sea posible, debemos juzgar las circunstancias en lugar de a las personas (Dallin H. Oaks, “‘Judge Not’ and Judging”, Ensign, agosto de 1999, págs. 7, 9, 13).

Actividades de aprendizaje complementarias

3 Nefi 13:9–13. El ejemplo de oración del Señor

Divida a los alumnos de dos en dos y pídales que hagan una dramatización en la que enseñen a orar a alguien que nunca ha orado.

Invite a los alumnos a leer 3 Nefi 13:9–13 y a buscar ejemplos que el Salvador utilizó para ayudarnos a entender lo que podríamos incluir en nuestras oraciones. Pida a los alumnos que reformulen cualquier frase que pueda resultar difícil de entender de una manera en la que podría decirse en la actualidad.

Asegúrese de que los alumnos entiendan esta declaración del presidente Russell M. Nelson: “[L]a oración del Señor sirve como modelo a seguir y no como texto para memorizar y recitarlo de manera repetitiva” (véase “Lecciones que aprendemos de las oraciones del Señor”, Liahona, mayo de 2009, pág. 47).

3 Nefi 13:24. “No podéis servir a Dios y a Mamón”

Considere escribir la siguiente oración incompleta en la pizarra: “No podéis servir a Dios y a ”.

Invite a los alumnos a leer 3 Nefi 13:24 y completar el espacio en blanco. Luego, pida a los alumnos que completen el espacio en blanco con otras cosas a las que podamos sentirnos tentados a servir en nuestros días. Por ejemplo, los alumnos podrían escribir “deporte”, “ocio”, “dinero”, etc. Ayude a los alumnos a comprender que debemos tomar decisiones conscientes para no permitir que nada, ni siquiera las cosas que no son intrínsecamente malas, tenga prioridad sobre servir a Dios.

3 Nefi 14:15–21. “Guardaos de los falsos profetas”

Invite a los alumnos a comparar lo que Jesucristo enseñó en 3 Nefi 14:15–21 con los párrafos 11–12 de la sección “Adquirir conocimiento espiritual” del Documento de base sobre el Dominio de la doctrina, 2023.

Pídales que expliquen por qué este consejo del Señor es necesario en el mundo actual.

3 Nefi 14:24–27. El hombre prudente y el hombre insensato

Considere mostrar un pequeño recipiente que contenga una pila de arena con una piedra grande al lado. Coloque un objeto pequeño encima de la pila de arena y otro objeto pequeño encima de la piedra. Luego, vierta agua en el recipiente e invite a los alumnos a ver lo que sucede.

Invite a los alumnos a estudiar 3 Nefi 14:24–27 y buscar lo que determina si nuestra vida está edificada sobre la roca de Cristo o sobre un cimiento de arena. Los alumnos podrían correlacionar este pasaje con Helamán 5:12 y buscar por qué queremos edificar nuestra vida sobre Cristo.