Nuevo Testamento 2023
27 de agosto. ¿Cómo puedo demostrar que sé que mi cuerpo es un don sagrado de Dios? 1 Corintios 1–7


“27 de agosto. ¿Cómo puedo demostrar que sé que mi cuerpo es un don sagrado de Dios? 1 Corintios 1–7”, Ven, sígueme — Para cuórums del Sacerdocio Aarónico y clases de las Mujeres Jóvenes: Temas doctrinales 2023, 2022

“27 de agosto. ¿Cómo puedo demostrar que sé que mi cuerpo es un don sagrado de Dios?”, Ven, sígueme — Para cuórums del Sacerdocio Aarónico y clases de las Mujeres Jóvenes: Temas doctrinales 2023

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templo

Templo de Indianápolis, Indiana

27 de agosto

¿Cómo puedo demostrar que sé que mi cuerpo es un don sagrado de Dios?

1 Corintios 1–7

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ícono de deliberar en consejo

Deliberar en consejo

Dirigido por un miembro de la presidencia de clase o de cuórum; 10–20 minutos aproximadamente

Al principio de la reunión, repitan juntos el Lema de las Mujeres Jóvenes o el Lema de los cuórums del Sacerdocio Aarónico. Después, dirijan un análisis sobre la obra de salvación y exaltación utilizando una o más de las preguntas que figuran a continuación o sus propias preguntas (véase Manual General, 10.2, 11.2). Planifiquen maneras de actuar de conformidad con lo que hayan analizado.

  • Vivir el Evangelio. ¿Qué experiencias recientes nos han acercado más al Padre Celestial y a Jesucristo?

  • Cuidar de los necesitados. ¿Se ha mudado alguien a nuestro barrio o se ha unido alguien a la Iglesia recientemente? ¿Cómo podemos ayudarlos a sentirse bienvenidos?

  • Invitar a todos a recibir el Evangelio. ¿Qué actividades vamos a tener próximamente a las que podamos invitar a nuestros amigos?

  • Unir a las familias por la eternidad. ¿Qué esfuerzos podemos hacer para registrar nuestra historia personal?

Según sea apropiado, hagan lo siguiente al terminar la lección:

  • Testificar de los principios que se enseñaron.

  • Recordar a los miembros de la clase o del cuórum en cuanto a los planes y las invitaciones que se hicieron durante la reunión.

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ícono de enseñar la doctrina

Enseñar la doctrina

Dirigido por un líder adulto o un joven; 25–35 minutos aproximadamente

Prepárate espiritualmente

Para bien o para mal, los Santos de los Últimos Días parecen ser muy conocidos por lo que no hacemos. Muchos de esos “noes” tienen que ver con la forma en que tratamos nuestro cuerpo físico. Detrás de cada una de esas decisiones sobre qué hacer hay algunas verdades eternas: lo que sabemos. Cuando las verdades eternas guían nuestras decisiones, estas se vuelven más fáciles de tomar, más gozosas y más duraderas. Las verdades eternas también nos ayudan a explicar nuestras decisiones a nuestros amigos. Tal vez, además de ser conocidos por lo que no hacemos, podríamos ser más conocidos por lo que sabemos.

Piensa en las verdades eternas que sabes acerca del cuerpo físico: por qué lo tenemos, cómo se siente Dios al respecto y cómo desea Él que nos sintamos nosotros. ¿Cómo te ha bendecido e influido en tus decisiones el conocer esas verdades? ¿Cómo puede bendecir ese conocimiento a los miembros de tu clase o cuórum? Al meditar en ello, lee Génesis 1:27; 1 Corintios 6:19–20; y el artículo del presidente Russell M. Nelson titulado “El cuerpo: Un don magnífico que debemos apreciar” (Liahona, agosto de 2019, págs. 50–55).

Aprender juntos

Cuando los miembros de tu clase o cuórum estudiaron las Escrituras esta semana, tal vez hayan tenido pensamientos sobre las enseñanzas de Pablo en 1 Corintios 6 acerca de nuestro cuerpo. Una manera de invitarlos a compartir esos pensamientos es darles a cada uno de ellos una hoja de papel y pedirles que escriban al menos tres respuestas posibles a esta pregunta: “¿En qué se parece nuestro cuerpo a un templo?”. Aliéntalos a leer 1 Corintios 6:19–20 mientras meditan en esta pregunta. Pídeles que compartan sus respuestas unos con otros. ¿Cómo influyen las enseñanzas del Salvador sobre nuestro cuerpo en las decisiones que tomamos? A continuación se presentan algunas ideas adicionales para actividades sobre este tema; elige una o prepara otra actividad por tu cuenta.

  • Si deseas analizar más detalladamente la comparación de Pablo entre el cuerpo y el templo, podrías mostrar imágenes de varios templos diferentes. Puedes encontrar algunas en Templos.LaIglesiadeJesucristo.org. Los miembros de la clase o del cuórum podrían analizar las diferencias que vean en esos templos junto con lo que tienen en común. También podrían hablar de cómo se sienten cuando están en el templo. ¿Qué es lo que hace que el templo sea un lugar tan espiritual y sagrado? Luego podrías alentar a la clase o al cuórum a relacionar lo que han analizado de los templos con nuestro cuerpo. ¿Cómo se relacionan con nuestro cuerpo físico las enseñanzas sobre los templos que se encuentran en Doctrina y Convenios 97:15–16 y 109:8, 12?

  • Es probable que los miembros de tu clase o cuórum hayan tenido, o vayan a tener, oportunidades de explicar por qué siguen las enseñanzas del Salvador en cuanto al cuidado del cuerpo. Podrías preguntarles a algunos de ellos qué dirían si, por ejemplo, alguien les preguntara por qué no toman alcohol, té o café, o por qué no usan cierto tipo de ropa. ¿Cuáles son algunas verdades del evangelio de Jesucristo que influyen en la forma en que tratamos nuestro cuerpo? Los miembros de la clase o del cuórum podrían buscar algunas de esas verdades en “Recursos de apoyo”.

  • Para ayudar a las personas a quienes enseñas a profundizar su reverencia por nuestro milagroso cuerpo, podrías mostrar el video “La más grande creación de Dios” (véase también Russell M. Nelson, “El cuerpo: Un don magnífico que debemos apreciar”, págs. 50–55). ¿Cómo quieren el Padre Celestial y Jesucristo que nos sintamos con respecto a nuestro cuerpo? También podrías analizar las maneras en que Satanás trata de persuadirnos a infravalorar, o incluso odiar, nuestro cuerpo. ¿Qué podemos hacer para superar sus mentiras y tentaciones? ¿Qué verdades nos ayudarán? Algunos de los recursos de “Recursos de apoyo” podrían ser de utilidad.

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unos jóvenes trotando

Nuestro cuerpo es un don de Dios y las verdades del Evangelio nos ayudan a cuidar de él.

Actuar con fe

Insta a los miembros de la clase o del cuórum a que mediten y anoten lo que harán para actuar de conformidad con las impresiones que hayan recibido el día de hoy. Si lo desean, podrían compartir sus ideas. Invítalos a pensar sobre la forma en que actuar de acuerdo con sus impresiones fortalecerá su relación con el Padre Celestial y con Jesucristo.

Recursos de apoyo

  • Génesis 1:27; 1 Corintios 6:19–20; Alma 11:42–44; 40:23; Doctrina y Convenios 89; 130:22.

  • La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, en especial los primeros tres párrafos.

  • El Señor me dio un templo”, Canciones para los niños, pág. 73.

  • Artículos sobre nuestro cuerpo físico en la revista Liahona de agosto de 2019.

  • El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Al darnos el don del cuerpo, Dios nos ha permitido dar un paso crucial para llegar a ser más semejantes a Él. Satanás comprende eso […]. Por tanto, muchas —si no la mayoría— de las tentaciones que pone en nuestro camino ocasionan que maltratemos nuestro cuerpo o el de otras personas […]. Su cuerpo es su templo personal, creado para albergar a su espíritu eterno [véanse 1 Corintios 3:16–17; 6:18–20]. El cuidado que brinden a dicho templo es importante. Ahora bien, les pregunto […]: ¿están más interesados en vestir y ataviar su cuerpo para ser atractivo al mundo de lo que están para complacer a Dios? Su respuesta a esta pregunta transmite un mensaje directo a Él sobre lo que sienten en cuanto al trascendental don que les ha dado” (“Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019, pág. 68).

  • El élder D. Todd Christofferson enseñó: “Quienes creen que nuestros cuerpos no son más que el resultado casual de la evolución, no sentirán responsabilidad ante Dios ni ante nadie por lo que hagan con su cuerpo. Sin embargo, nosotros, quienes tenemos un testimonio de la realidad más amplia de una eternidad premortal, mortal y posmortal, debemos reconocer que tenemos un deber hacia Dios en cuanto a este logro supremo de Su creación física […]. Dado que nuestro cuerpo es el instrumento de nuestro espíritu, es vital que lo cuidemos lo mejor que podamos. Debemos consagrar su poder a servir y adelantar la obra de Cristo” (véase “Reflexiones sobre una vida consagrada”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 17).

Enseñar a la manera del Salvador

Sé sensible con las personas de tu clase o cuórum que tengan discapacidades u otros desafíos físicos. Ayúdalas a entender que el cuerpo de todos es valioso y digno de respeto. El amor semejante al de Cristo que demuestras por todos puede tener una poderosa influencia en la forma en que los miembros de la clase o del cuórum se ven unos a otros y a sí mismos.

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