Una simple chispa puede iniciar un gran incendio. Abinadí era tan solo un hombre que testificaba contra un poderoso rey y su corte. Sus palabras, en su mayoría, fueron rechazadas y se le sentenció a muerte. No obstante, su testimonio de Jesucristo, quien es la “luz […] que nunca se puede extinguir” (Mosíah 16:9), encendió una chispa dentro del joven sacerdote Alma; y dicha chispa de conversión creció lentamente conforme Alma condujo a muchas otras personas al arrepentimiento y la fe en Jesucristo. Las llamas que mataron a Abinadí finalmente se extinguieron, pero el fuego de la fe que crearon sus palabras tendría un efecto duradero en los nefitas, así como en las personas que leemos sus palabras hoy en día. La mayoría de nosotros no afrontará jamás lo que tuvo que afrontar Abinadí a causa de nuestro testimonio, aunque todos vivimos momentos en los que seguir a Jesucristo pone a prueba nuestra valentía y nuestra fe. Quizás al estudiar el testimonio de Abinadí también se aviven las llamas del testimonio y el valor en tu corazón.
Puedo defender a Jesucristo, aun cuando lo haga solo
Mientras estudies Mosíah 11–13; 17, mira las ilustraciones de Abinadí que aparecen en esta reseña. ¿Qué aprendes en cuanto a ser testigo de Cristo? En particular, podrías centrar tu estudio en pasajes y preguntas como las siguientes:
¿Cómo describirías a Noé y su pueblo? ¿Por qué Abinadí necesitaba valor para darles el mensaje de Dios? (Véanse Mosíah 11:1–19, 27–29; 12:9–15).
¿Cómo describirías a Abinadí? ¿Qué conocimiento tenía Abinadí que lo ayudó a ser osado en su testimonio? (Véanse Mosíah 13:2–9, 28, 33–35; 17:8–10, 20).
¿En qué ocasiones has sentido como si estuvieras solo al defender al Salvador y Su evangelio? ¿De qué modo te ayudó Él a sentir que estaba contigo? Al meditar en esto, podrías leer el relato de Eliseo y su joven criado en 2 Reyes 6:14–17. ¿Qué te inspira de este relato?
También podrías leer las páginas 31–33 de Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones en busca de frases que te den valor para defender la verdad. O bien, podrías buscar lo mismo en la letra de algún himno como “Haz tú lo justo” o “Trabajemos hoy en la obra” (Himnos, nros. 154, 158).
¿Cómo pondrás en práctica lo que has aprendido de Abinadí? El video “Atrévete a lo correcto aunque solo estés” (Biblioteca del Evangelio) describe situaciones en las que puedes defender a Cristo y Su evangelio. ¿Qué otros ejemplos se te ocurren?
Enseña por el Espíritu. “La enseñanza poderosa del Evangelio no solo requiere que prepare una lección, sino que usted mismo se prepare espiritualmente [para] escuchar y seguir la guía del Espíritu a la hora de enseñar” (Enseñar a la manera del Salvador, pág. 17).
Debo aplicar el corazón para entender la palabra de Dios
Los sacerdotes del rey Noé estaban familiarizados con la palabra de Dios; podían citar pasajes de las Escrituras y decían enseñar los mandamientos. Sin embargo, parecía que el evangelio del Salvador no influía en sus vidas. ¿Por qué?
Piensa en ello al leer Mosíah 12:19–37. ¿Qué crees que quiere decir aplicar el corazón para entender la palabra de Dios? ¿Qué palabras o frases te inspiran a hacer cambios en el modo en que aprendes el Evangelio?
Los mandamientos de Dios deben estar escritos en mi corazón
Reflexiona sobre la observación de Abinadí de que los mandamientos “no est[aban] escritos en [los] corazones” de los sacerdotes (Mosíah 13:11). ¿Qué podría significar esa expresión? Al leer Mosíah 13:11–26, considera si esos mandamientos están escritos en tu corazón.
En Mosíah 14–15, observa las palabras y frases que describan al Salvador y lo que sufrió por ti. ¿Qué versículos te ayudan a sentir mayor amor y gratitud por Él?
¿En qué sentido Jesucristo es tanto el Padre como el Hijo?
Abinadí enseñó que Dios el Hijo —Jesucristo— sería el Redentor (véase Mosíah 15:1), que moraría en la carne y llegaría a ser tanto hombre, como Dios (versículos 2–3). Él se sujetó completamente a la voluntad de Dios el Padre (versículos 5–9). Debido a eso, Jesucristo es tanto el Hijo de Dios como la perfecta representación terrenal de Dios el Padre (véase Juan 14:6–10).
Jesucristo también es el Padre en el sentido de que cuando aceptamos Su redención, llegamos a ser “su posteridad” y “herederos del reino de Dios” (Mosíah 15:11–12). En otras palabras, nacemos de nuevo espiritualmente por medio de Él (véase Mosíah 5:7).
¿Por qué crees que es importante conocer esas verdades sobre el Padre Celestial y Jesucristo? ¿De qué manera el testimonio de Abinadí fortalece tu fe en Ellos?
Puedo defender a Jesucristo, aun cuando lo haga solo
En algún momento de nuestra vida, todos afrontamos presiones para que tomemos decisiones que van en contra de nuestra fe en Jesucristo. ¿Qué pueden aprender los niños de Abinadí en cuanto a ser testigos de Jesucristo, aun cuando sea impopular? La obra de arte que aparece en esta reseña o “Capítulo 14: Abinadí y el rey Noé” (en Historias del Libro de Mormón, págs. 38–42) podrían ayudarlos a visualizar el relato de Mosíah 11–13; 17. Pregúntales qué les gusta de Abinadí.
A los niños quizás les resulte entretenido representar partes de la historia de Abinadí. Luego podrían hacer una dramatización de situaciones de la vida real para practicar lo que podrían hacer si otras personas quieren que hagan algo malo. O bien, podrían relatar experiencias en las que hayan sido valientes al seguir a Jesucristo. ¿De qué modo siguió Abinadí a Jesucristo? (Véanse Mosíah 13:2–9; 17:7–10). ¿Por qué el rey Noé no hizo lo que sabía que era correcto? (Véase Mosíah 17:11–12).
Los sacerdotes del rey Noé conocían los mandamientos, pero no los tenían “escritos en [sus] corazones” (Mosíah 13:11). ¿De qué modo ayudarás a los niños a conocer y amar los mandamientos? Tal vez podrían escribir los mandamientos que se mencionan en Mosíah 12:33–36 y 13:11–24 en papeles cortados en forma de corazón. Mientras lo hacen, habla con ellos acerca de lo que estos mandamientos significan y cómo podemos seguirlos. ¿Cómo escribimos esos mandamientos en nuestro corazón?
También podrían entonar juntos una canción que hable sobre los mandamientos, tal como “Siempre obedece los mandamientos” (Canciones para los niños, págs. 68–69). ¿Qué bendiciones provienen de guardar los mandamientos?
El Padre Celestial envió a Jesucristo para guiarme de regreso a Él
Aunque es un capítulo corto, Mosíah 14 contiene varias palabras y frases que describen a Jesucristo. Quizás los niños y tú podrían hacer una lista de ellas al leer el capítulo juntos. Luego podrían hablar de lo que sienten por el Salvador al estudiar esas palabras y frases.
Para enseñar sobre Jesucristo, Abinadí citó al profeta Isaías, quien nos comparó con ovejas perdidas. Tal vez los niños podrían relatar experiencias en las que hayan perdido algo o ellos mismos se hayan perdido. ¿Cómo se sintieron? ¿Qué hicieron? Luego podrían leer juntos Mosíah 14:6 y 16:4–9. ¿En qué sentido somos como ovejas que se alejan de Dios? ¿Cómo nos ayuda Jesucristo a regresar?
Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.