“Ideas a tener presentes: La Casa de Israel”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: Antiguo Testamento 2022 (2021)
“Ideas a tener presentes: La Casa de Israel”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: 2022
Ideas a tener presentes
La Casa de Israel
En algún lugar del desierto al este de Canaán, Jacob aguardaba nerviosamente el encuentro con su hermano mellizo, Esaú. La última vez que Jacob había visto a Esaú, unos veinte años antes, este le amenazaba de muerte. Jacob había pasado toda la noche luchando en el desierto, en busca de una bendición de Dios. Como resultado de su fe, persistencia y determinación, Dios había contestado sus oraciones. Aquella noche, el nombre de Jacob se cambió a Israel, que significa “él persevera con Dios” (Génesis 32:28, nota b al pie de página; véase también Génesis 32:24–32) 1 .
Esta es la primera ocasión en que el nombre Israel aparece en la Biblia, pero luego su uso es constante a lo largo del libro, y también a lo largo de la historia. Pronto, el nombre se convirtió en algo más que la referencia a tan solo un hombre. Israel tuvo doce hijos, y a sus descendientes se les conoció colectivamente como la “Casa de Israel”, las “tribus de Israel”, los “hijos de Israel” o los “israelitas”.
A lo largo de la historia, para los hijos de Israel cobró gran importancia su linaje en alguna de las doce tribus de Israel. El linaje era una parte importante de su pertenencia al convenio. El apóstol Pablo proclamó que pertenecía a “la tribu de Benjamín” (Romanos 11:1). Cuando Lehi envió a sus hijos a Jerusalén para obtener las planchas de bronce, una de las razones era que las planchas contenían “la genealogía de sus padres” (1 Nefi 5:14; véase también 1 Nefi 3:3). Lehi descubrió que era descendiente de José; y el que su posteridad comprendiera su relación con la Casa de Israel demostró ser algo importante para ellos en los años venideros (véanse Alma 26:36; 3 Nefi 20:25).
En la Iglesia hoy en día, es posible que escuche en cuanto a Israel en expresiones como, por ejemplo, “el recogimiento de Israel”. Cantamos: “Oh Dios de Israel”, “Juventud de Israel” y “Oh élderes de Israel” 2 . En tales casos, no nos referimos ni cantamos solamente sobre el antiguo reino de Israel, como así tampoco a la nación actual llamada Israel. Más bien, nos referimos a quienes han sido recogidos de las naciones del mundo a la Iglesia de Jesucristo. Nos referimos a las personas que perseveran con Dios, que buscan fervientemente sus bendiciones y que, por medio del bautismo, han llegado a ser Su pueblo del convenio.
Su bendición patriarcal declara su vínculo con una de las tribus de la Casa de Israel, lo cual es más que un curioso dato de historia familiar; ser parte de la Casa de Israel significa que usted tiene una relación por convenio con el Padre Celestial y con Jesucristo. Significa que usted, al igual que Abraham, ha de “se[r] una bendición” para los hijos de Dios (Génesis 12:2; Abraham 2:9–11). Significa, en palabras de Pedro, que “sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Significa que usted es alguien que “persevera con Dios” al honrar sus convenios con Él.