“3 – 9 agosto. Alma 43–52: ‘Mantene[rse] firmes en la fe de Cristo’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Libro de Mormón 2020 (2020)
“3 – 9 agosto. Alma 43–52”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2020
3 – 9 agosto
Alma 43–52
“Mantene[rse] firmes en la fe de Cristo”
Además de repasar las actividades que se sugieren aquí, procure su propia inspiración a medida que estudie con espíritu de oración Alma 43–52 y piense en cuanto a cómo ayudar a los miembros de la clase a descubrir la doctrina que se enseña.
Anote sus impresiones
Invitar a compartir
Para invitar a los miembros de la clase a compartir lo que estén aprendiendo en Alma 43–52, podría preguntarles cómo responderían a una persona que diga: “No veo la relevancia que las guerras descritas en el Libro de Mormón puedan tener en mi vida”.
Enseñar la doctrina
Las batallas que se narran en el Libro de Mormón nos enseñan nuestras propias batallas contra el mal.
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Es probable que en su estudio individual y familiar de esta semana los miembros de la clase hayan reflexionado o tomado notas sobre la forma en que los nefitas se defendieron con éxito de los lamanitas y la manera en que los lamanitas atacaron a los nefitas. Si hicieron eso en casa, invítelos a que compartan lo que hayan encontrado, o podría concederles tiempo para que encuentren esas perspectivas durante la clase en los pasajes de las Escrituras, como los que se encuentran en la reseña de esta semana de Ven, sígueme —Para uso individual y familiar. A medida que compartan lo que encuentren, anímelos a que analicen la forma en que podemos seguir el ejemplo de los nefitas para defendernos contra el mal y cómo podemos reconocer los ataques espirituales de Satanás contra nosotros.
Si somos valientes en defender nuestra fe, podemos inspirar a los demás a que sean fieles.
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¿Cómo puede ayudar a los miembros de la clase a seguir el ejemplo de Moroni para que defiendan con valentía su fe en el evangelio restaurado de Jesucristo? Ellos podrían leer Alma 46:11–22 y encontrar tanto lo que Moroni hizo como lo que enseñó que inspiró a su pueblo a ser más fiel. Podría escribir esas cosas en la pizarra debajo del encabezado Ejemplo de Moroni. Después podría pedirles que reflexionen sobre lo que Moroni hizo y que sugieran lo que podemos hacer en la actualidad para defender nuestras creencias. Podría escribir sus ideas debajo del encabezado Defender con valentía el Evangelio hoy. ¿Qué verdades y valores nos ha enseñado el profeta recientemente que debamos enseñar y defender?
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¿Cómo puede ayudar a los miembros de la clase a aplicar en su propia vida lo que Moroni hizo con el estandarte de la libertad? Invítelos a leer Alma 46:11–22 y a encontrar las verdades que Moroni estaba enseñando, y para las cuales estaba pidiendo el apoyo de su pueblo. ¿En qué verdades y valores han hecho hincapié los líderes de la Iglesia en la actualidad? (Podría repasar algunos de ellos en Para la Fortaleza de la Juventud, en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” o en mensajes de una conferencia general reciente). ¿Qué retos afrontamos al defender nuestras creencias en el mundo de hoy? ¿Qué podemos aprender del ejemplo de Moroni? Dé a los miembros de la clase la oportunidad de que elaboren su propio estandarte de la libertad que les recuerde defender sus creencias y vivir de acuerdo con ellas con valentía.
Satanás nos tienta y nos engaña poco a poco.
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Podría ser de beneficio para la clase estudiar Alma 47, donde se muestra cómo la traición de Amalickíah se asemeja a lo que Satanás hace a fin de engañarnos. Para comenzar, podría pedirle a alguien que resuma el relato que se encuentra en Alma 47. Con el objeto de hacerlo más interesante, podría invitar a dos miembros de la clase a que se imaginen que son Amalickía y Lehonti, y que cuenten el relato. ¿Qué acciones de Amalickíah nos recuerdan cosas que Satanás hace para tentarnos y engañarnos? Anime a los miembros de la clase a que señalen versículos específicos a medida que analicen esta pregunta. La cita que se encuentra en “Recursos adicionales” contiene otro buen ejemplo de la manera en que Satanás nos engaña. ¿Qué consejo podríamos darnos entre nosotros a fin de ayudarnos a estar alerta ante la forma en que Satanás nos tienta en la actualidad? ¿Qué podemos hacer para protegernos?
A medida que nos esforcemos por ser fieles como Moroni, llegaremos a ser más semejantes al Salvador.
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Un análisis de los atributos de Moroni podría inspirar a los miembros de la clase a esforzarse por seguir el ejemplo de él. Para comenzar, podría mostrar una imagen de Moroni, tal como la que se encuentra en la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar. Después invite a los miembros de la clase a que estudien Alma 44:3–4 y 48:7–13, y a que escriban en la pizarra palabras o frases que describan a Moroni. A continuación, podrían leer juntos Alma 48:17 y analizar la forma en que los atributos de Moroni, como los de la lista en la pizarra, le permitieron vencer la influencia de Satanás y llegar a ser como Jesucristo. ¿Cómo podemos ser más como Moroni?
Podemos fortificarnos a nosotros mismos y a nuestra familia contra el adversario.
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Los miembros de la clase podrían beneficiarse de escucharse el uno al otro hablar sobre la forma en que se pueden proteger a sí mismos y a su familia de los engaños y las tentaciones de Satanás. Para inspirar el análisis, podrían leer juntos Alma 48:7–9; 49:1–9; y 50:1–6. Si nos ponemos a pensar en la necesidad de tener defensas espirituales contra el pecado, ¿qué podemos aprender de lo que hicieron los nefitas con el fin de defenderse? ¿Cómo podemos edificar defensas espirituales para protegernos nosotros mismos y a nuestra familia del pecado y de las influencias malignas? Inste a los miembros de la clase a que compartan ideas que les hayan dado resultado. ¿Por qué es importante “no ces[ar] de hacer preparativos”? (Alma 50:1).
Alentar el aprendizaje en el hogar
Una manera de instar a los miembros de la clase a leer Alma 53–63 podría ser decirles que el relato que se encuentra en esos capítulos los puede inspirar a ellos y a sus familias a ser más obedientes y a cultivar una fe más fuerte.
Recursos adicionales
Las consecuencias de ceder a tentaciones pequeñas.
Para enseñar que “el pecado grave se presenta en nuestra vida si primeramente cedemos a tentaciones pequeñas”, el presidente Spencer W. Kimball compartió esta fábula:
“[Un] camello y su dueño… viajaban por las arenas del desierto cuando se desató un vendaval. El viajero armó rápidamente su tienda de campaña, entró y cerró los lados para protegerse de las cortantes y aguzadas arenas impelidas por la furiosa tormenta. Por supuesto, el camello tuvo que permanecer afuera, y a medida que la violencia del viento azotaba con la arena su cuerpo y le penetraba por los ojos y el hocico, no pudo soportar más y, por último, suplicó que se le dejara entrar en la tienda.
“‘Solo hay lugar para mí’, dijo el viajero.
“‘… ¿no puedo por lo menos meter el hocico para poder respirar aire que no esté lleno de arena?’, preguntó el camello.
“‘Pues no veo por qué no’, contestó el viajero, levantando apenas un lado de la tienda por donde el animal pudiera introducir el largo hocico. ¡Qué cómodo se sentía el camello! [Sin embargo,] no tardó en sentirse molesto con la arena que le hería los ojos y las orejas…
“‘La arena que vuela con el viento me está rallando la cabeza como si fuera una lima. ¿Puedo meter solo la cabeza dentro?’
“Una vez más, el viajero razonó que si consentía no se iba a perjudicar, pues la cabeza del animal podía ocupar el espacio superior de la tienda que él mismo no utilizaba. De manera que el camello metió la cabeza y nuevamente se sintió satisfecho, pero nada más que por un corto tiempo.
“‘Solo las patas delanteras’, suplicó. De nuevo el viajero accedió, y pronto las paletillas y las patas delanteras del camello se hallaban dentro de la tienda. Finalmente, por medio del mismo procedimiento de rogar y de consentir, introdujo también el tronco y las patas traseras. [No obstante,] ahora no había suficiente lugar para los dos en la tienda y el camello, dando una coz, precipitó al viajero afuera, al viento y la tormenta” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, págs. 119–120).