“14 – 20 septiembre. 3 Nefi 8–11: ‘Levantaos y venid a mí’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Libro de Mormón 2020 (2020)
“14 – 20 septiembre. 3 Nefi 8–11”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2020
14 – 20 septiembre
3 Nefi 8–11
“Levantaos y venid a mí”
Si lee las impresiones que haya anotado durante su estudio personal de 3 Nefi 8–11, recibirá inspiración de ideas para enseñar. Las sugerencias siguientes pueden brindarle más ideas.
Anote sus impresiones
Invitar a compartir
En ocasiones, hay más posibilidades de que las personas participen en la clase si se les pide algo específico. Por ejemplo, podría invitar a miembros de la clase a compartir algo de 3 Nefi 8–11 que les haya enseñado en cuanto al carácter de Jesucristo. Esa invitación la podría extender con unos días de anticipación a fin de que vengan preparados para participar.
Enseñar la doctrina
Si nos arrepentimos, el Salvador nos juntará, protegerá y sanará.
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Estos capítulos contienen relatos de destrucción y devastación, aunque también enseñan lecciones espirituales que nos pueden ayudar a acercarnos a Jesucristo. Tal vez podría dividir la clase en tres grupos y asignar a cada grupo que escudriñe un capítulo de 3 Nefi 8–10 en busca de palabras o frases que describan lo que las personas aprendieron o experimentaron. Después pida a una persona de cada grupo que comparta con el resto de la clase lo que su grupo haya descubierto. Inste a los miembros de la clase a que analicen la forma en que esas lecciones nos pueden ayudar a acercarnos al Salvador.
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Un valioso mensaje en esos capítulos es que el Salvador nos tiende una mano con amor y misericordia, incluso en medio de nuestras tribulaciones más difíciles. Podría invitar a los miembros de la clase a pensar en alguien a quien conozcan que esté pasando por una época de dificultad y que después escudriñen las palabras del Salvador en 3 Nefi 9:13–22 y 10:1–10 para que encuentren frases que pudieran ayudar a esa persona. Tal vez podrían relatar experiencias espirituales en las que hayan sentido que el Salvador les tendía una mano.
El Señor precisa “un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.
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Antes de la venida del Salvador, los fieles de la tierra prometida obedecían la ley de Moisés, la cual incluía el sacrificio de animales. Para ayudar a los miembros de la clase a comprender esa ley, podrían repasar brevemente Moisés 5:5–8. ¿Por qué se dio el mandamiento al pueblo de Dios de sacrificar animales en la antigüedad? ¿Qué nuevo mandamiento dio el Salvador en 3 Nefi 9:20 y de qué manera nos dirige hacia Él y Su sacrificio? Las citas sobre la ley de sacrificio que se encuentran en “Recursos adicionales” podrían ser de utilidad.
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¿Cómo podría ayudar a los miembros de la clase a comprender lo que significa tener un corazón quebrantado y un espíritu contrito? Para comenzar, podría escribir en la pizarra las palabras: quebrantado, contrito y sacrificio. Después podría pedirles que dibujen cosas que representen el significado que tienen para ellos esas palabras, o bien, que escriban palabras o frases que ellos relacionen con esos términos. A medida que ellos compartan sus dibujos, palabras o frases, podrían analizar la relación que tienen estos con lo que el Salvador pide de nosotros en 3 Nefi 9:19–22. La cita del élder D. Todd Christofferson que se encuentra en “Recursos adicionales” también podría ayudar.
Jesucristo es la Luz del Mundo.
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Los acontecimientos descritos en 3 Nefi 11:1–17 son de los más sagrados del Libro de Mormón. Considere conceder algunos minutos a los miembros de la clase para que lean en silencio esos versículos. Tal vez podría escribir algunas preguntas en la pizarra para que ellos reflexionen conforme lean, como: ¿Cómo se habrían sentido si hubieran estado entre esas personas? ¿Qué les impresiona del Salvador en estos versículos? ¿Qué aprenden del ejemplo de Jesús? o ¿Qué experiencias les han brindado un testimonio de Jesucristo como su Salvador? Podría permitirles que compartan sus ideas e impresiones.
Jesucristo estableció Su doctrina y Su Iglesia.
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Podría resultar instructivo destacar las primeras cosas que el Salvador decidió decir y hacer cuando se apareció en la tierra de Abundancia. Tal vez los miembros de la clase podrían marcar o escribir las verdades que encuentren en las palabras y acciones del Salvador en 3 Nefi 11:10–41. Invítelos a que compartan lo que hayan encontrado. ¿Qué aprendemos acerca del Salvador en estos versículos? ¿Qué aprendemos acerca de Su Iglesia?
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Para poder dar fin a los aparentes desacuerdos entre las personas en cuanto al bautismo, el Salvador reveló importantes verdades sobre esa ordenanza en 3 Nefi 11. Para ayudar a los miembros de la clase a descubrir esas verdades, podría escribir los siguientes números de versículos en la pizarra: 21–25, 26–27, 33–34. Invite a cada miembro de la clase a que escoja uno o dos versículos, y que diga una verdad que se enseñe ahí sobre el bautismo.
Alentar el aprendizaje en el hogar
A la clase podría interesarle saber que la visita del Salvador a los nefitas y lamanitas repercutió en ellos tan profundamente que esas personas que anteriormente fueron contenciosas vivieron en paz durante los siguientes 200 años (véase 4 Nefi 1). Eso podría inspirar a los miembros de la clase a estudiar 3 Nefi 12–16 para que averigüen lo que el Salvador enseñó que haya ocasionado ese cambio tan drástico.
Recursos adicionales
La ley de sacrificio.
El presidente M. Russell Ballard explicó una manera en la que vivimos la ley de sacrificio en la actualidad:
“Después del sacrificio supremo del Salvador, se hicieron dos ajustes en [la ley de sacrificio]. El primero es que la ordenanza de la Santa Cena reemplazó a la del sacrificio; y el segundo es que ese cambio se centrara, no en el animal de una persona, sino en la persona misma. En un sentido, el sacrificio cambió de la ofrenda al oferente…
“En vez de que el Señor requiera nuestros animales y granos, ahora desea que nos despojemos de toda impiedad…
“Cuando vencemos nuestros deseos egoístas y ponemos a Dios en primer lugar de nuestra vida, y hacemos convenio de servirle a toda costa, entonces estamos viviendo la ley de sacrificio” (“La ley de sacrificio”, Liahona, marzo de 2002, pág. 17).
El élder Neal A. Maxwell, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “El verdadero sacrificio personal no ha consistido nunca en poner un animal sobre el altar, sino en la disposición de poner en el altar el animal que está dentro de nosotros y dejarlo que se consuma” (“Absteneos de toda impiedad”, Liahona, julio de 1995, pág. 78).
Un corazón quebrantado y un espíritu contrito.
El élder D. Todd Christofferson explicó lo que significa tener un corazón quebrantado y un espíritu contrito:
“… puedes brindar al Señor la ofrenda de tu corazón quebrantado o arrepentido y tu espíritu contrito u obediente. En realidad, es la ofrenda de ti mismo, de lo que eres y de lo que estás llegando a ser.
“¿Hay algo en ti o en tu vida que sea impuro o indigno? Cuando logres deshacerte de ello, será una ofrenda para el Salvador. ¿Careces de un buen hábito o de una buena cualidad? Si lo adoptas y lo haces parte de tu carácter, le estarás haciendo una ofrenda al Señor” (“Cuando te hayas convertido”, Liahona, mayo de 2004, pág. 12).