A todo varón que sea digno, por Emma Allebes

6 – 12 diciembre

Los Artículos de Fe y las Declaraciones Oficiales 1 y 2

“Creemos”

Lea con espíritu de oración los Artículos de Fe y las Declaraciones Oficiales 1 y 2, y procure la inspiración del Espíritu Santo al planificar para que los miembros de la clase tengan una experiencia de aprendizaje significativa el domingo.

Anote sus impresiones

Invitar a compartir

Podría invitar a los miembros de la clase a completar el siguiente enunciado: “Me alegra haber leído las Escrituras esta semana porque…”.

Enseñar la doctrina

Los Artículos de Fe

Los Artículos de Fe contienen verdades fundamentales del Evangelio restaurado.

• La siguiente es una manera de ayudar a los miembros de la clase a compartir lo que les haya resultado especialmente significativo en los Artículos de Fe: Podría escribir los números del 1 al 13 en la pizarra y pedir a la clase que escriban junto a los números algo que hayan aprendido del artículo de fe correspondiente. ¿Qué diferencia marcan esas verdades en nuestra relación con nuestros Padres Celestiales y Jesucristo? Tal vez los miembros de la clase podrían compartir de qué modo los Artículos de Fe han mejorado su estudio del Evangelio o les han ayudado a compartir el Evangelio con los demás.

Artículos de Fe 1:9; Declaraciones Oficiales 1 y 2

La Iglesia de Jesucristo se guía mediante revelación.

• ¿Por qué es importante para nosotros la revelación continua? Invite a los miembros de la clase a expresar sus sentimientos sobre esa pregunta. Los integrantes de la clase también podrían hablar sobre el modo en que el principio de la revelación continua se relaciona con las Declaraciones Oficiales 1 y 2. (En la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar se sugieren recursos de provecho relacionados con esas revelaciones). ¿Qué aprendemos en las Declaraciones Oficiales 1 y 2 sobre la función de la revelación en cuanto a guiar la Iglesia? (Véanse también Artículos de Fe 1:9 y las palabras del presidente Gordon B. Hinckley que están en “Recursos adicionales”). ¿Qué otros ejemplos de revelación continua pueden mencionar los miembros de la clase? ¿De qué modo influyen esas revelaciones en nuestra vida y nos ayudan a edificar el reino del Padre Celestial?

• Si lo desea, podría invitar a los miembros de la clase a repasar las Declaraciones Oficiales 1 y 2, y a compartir algo de estas que pudiera ayudar a alguien que tuviese dificultades para aceptar algún cambio de normas reciente, alguna revelación o la doctrina de la Iglesia. ¿De qué modo han aprendido los miembros de la clase a confiar en Dios al tener dificultades para aceptar algo de la Iglesia? ¿De qué manera lo que han estudiado esta semana ha fortalecido la fe que tienen en que el Señor dirige Su Iglesia? Las reflexiones del presidente Dieter F. Uchtdorf que se hallan en “Recursos adicionales” podrían resultar de provecho.

  

  Wilford Woodruff, por H. E. Peterson

Recursos adicionales

“El Espíritu de Dios estaba allí”.

El presidente Gordon B. Hinckley prestaba servicio como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles cuando se recibió la revelación que se describe en la Declaración Oficial 2. Años después, narró su experiencia:

“En la sala se percibía un ambiente sagrado y santificado. A mí me pareció como si se hubiera abierto un conducto de comunicación entre el trono celestial y el suplicante profeta de Dios arrodillado y rodeado de sus hermanos. El Espíritu de Dios estaba allí, y por el poder del Espíritu Santo, el profeta recibió la seguridad de que aquello por lo que oraba era correcto, de que había llegado el momento y de que las maravillosas bendiciones del sacerdocio debían extenderse a todo hombre digno, fuera cual fuese su linaje.

“Todos los hombres en aquel círculo supieron lo mismo por el poder del Espíritu Santo.

“Fue una ocasión apacible y sublime […]. Nuestros oídos físicos no oyeron ninguna voz audible, pero la voz del Espíritu susurró con certeza a nuestras mentes y nuestras almas” (“Priesthood Restoration”, Ensign, octubre de 1988, pág. 70).

“Es natural tener preguntas”.

El presidente Dieter F. Uchtdorf dijo lo siguiente a quienes tienen dudas en cuanto a la historia o la doctrina de la Iglesia:

“Es natural tener preguntas, la semilla de la duda honesta por lo general germina y madura hasta convertirse en un gran roble de entendimiento. Hay pocos miembros de la Iglesia que, en algún momento u otro, no hayan luchado con preguntas serias o delicadas. Uno de los propósitos del Evangelio es nutrir y cultivar la semilla de la fe, incluso algunas veces en el arenoso suelo de la duda y la incertidumbre. La fe es la esperanza de cosas que no se ven pero que son verdaderas.

“Por lo tanto, mis queridos hermanos y hermanas, mis queridos amigos, les pido, primero duden de sus dudas antes que dudar de su fe. Nunca debemos permitir que la duda nos mantenga prisioneros y nos prive del amor, la paz y los dones divinos que vienen mediante la fe en el Señor Jesucristo” (“Vengan, únanse a nosotros”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 23; véase también Lawrence E. Corbridge, “Stand Forever”, devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young, 22 de enero de 2019, speeches.byu.edu).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Está bien decir: “No lo sé”. Aunque debe hacer lo mejor posible para contestar las preguntas sobre el Evangelio de los miembros de la clase, el Señor no espera que usted lo sepa todo. Cuando no sepa cómo responder algo, admítalo. Luego señale a sus alumnos la doctrina revelada y dé testimonio sincero de lo que sí sabe (véase Enseñar a la manera del Salvador, pág. 24).