Recuerde que hay muchos factores que contribuyen a los problemas de salud mental.

En Juan 9:2, los discípulos del Salvador le preguntaron en cuanto a un hombre: “Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?”. Jesús les respondió y enseñó: “Ni este pecó ni sus padres, sino que fue para que las obras de Dios se manifestasen en él” (Juan 9:3). Gracias a esa breve conversación, aprendemos que muchas aflicciones, entre ellas los problemas de salud mental, no son consecuencia del pecado y pueden sanar. Hay muchos factores que pueden contribuir a los problemas de salud mental: los de índole genética, los factores ambientales, los accidentes incapacitantes, las circunstancias de la vida y, en ocasiones, las decisiones. Más allá de los factores que contribuyan al problema, podemos obtener fortaleza del Salvador para tener esperanza y ser sanados. No debemos concluir de forma automática que alguna dificultad con la salud mental haya sido ocasionada directamente por un pecado o que refleje una debilidad de carácter.