Hechos 17:16–34
“Siendo, pues, linaje de Dios”
Mientras esperaba que sus compañeros de misión se unieran a él en Atenas, el apóstol Pablo estaba profundamente preocupado porque el pueblo de Atenas era idólatra y no entendía la verdadera naturaleza de Dios. Para ayudar a los atenienses a entender a Dios y acercarse más a Él, Pablo enseñó el evangelio de Jesucristo en las sinagogas y las plazas. Luego, los filósofos invitaron a Pablo a explicar “esta nueva doctrina” (Hechos 17:19) en un lugar llamado el Areópago. Pablo enseñó a los filósofos la verdadera naturaleza de Dios y testificó sobre la relación divina de ellos para con Él. Esta lección puede ayudarte a sentir la importancia de tu identidad como hijo de Dios.
Soy un hijo de Dios
Escucha el himno “Soy un hijo de Dios” ((Himnos, nro. 196) en la aplicación Biblioteca del Evangelio o en LaIglesiadeJesucristo.org. A medida que escuchas o cantas, medita en la importancia del mensaje de este himno.
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¿Qué palabras o frases de este himno consideras importantes? ¿Por qué?
El élder Donald L. Hallstrom, de los Setenta, nos invitó a meditar en el mensaje de “Soy un hijo de Dios”:
… Este hermoso himno es uno de los que más se cantan en esta Iglesia. Pero la cuestión crucial es: ¿realmente lo sabemos? ¿Lo sabemos en la mente, el corazón y el alma? ¿Es nuestro linaje celestial nuestra primera y más profunda identidad?
(Donald L. Hallstrom, “Soy un hijo de Dios”, Liahona, mayo de 2016, pág. 26)
Las siguientes preguntas se han adaptado a partir de la declaración del élder Hallstrom y se pueden responder con un “sí” o un “no”. Al responder estas preguntas, explica el porqué de tu respuesta a cada pregunta.
A lo largo de esta lección, piensa en tus respuestas a las preguntas anteriores y en lo que indican tus respuestas acerca de tus sentimientos hacia el Padre Celestial. Busca inspiración de tu Padre Celestial, por medio del Espíritu Santo, para ayudarte a entender mejor tu identidad divina como hijo de Dios y a sentir el profundo amor que Él tiene por ti.
Pablo predica en Atenas
El apóstol Pablo predicó en Atenas durante su segundo viaje misional. El pueblo de Atenas tenía muchas opiniones, filosofías y creencias diferentes. Pablo vio que el pueblo estaba completamente “entregad[o] a la idolatría” (Hechos 17:16), es decir, adoraban otras cosas en lugar de a Dios. Entonces, Pablo predicó a diario acerca de Jesucristo y Su resurrección. Luego, Pablo fue llevado al Areópago, donde fue invitado a predicar delante de un grupo de filósofos (véase Hechos 17:17–21).
Lee Hechos 17:22–23 para saber cómo presentó Pablo su mensaje. También podrías ver el video “Somos linaje de Dios” (4:24) desde el minuto 0:00 hasta el 1:54, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org.
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¿Qué podría sugerir la inscripción en el altar que Pablo mencionó acerca de la creencia de los atenienses en cuanto a Dios?
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¿Cómo se compara esa inscripción con lo que enseñan las Escrituras acerca de Dios?
Los antiguos atenienses creían en muchos dioses falsos y edificaban estatuas y templos para honrarlos. El altar edificado “al dios no conocido” (Hechos 17:23) podría haber sido un intento de los atenienses de apaciguar a un dios desconocido o a cualquier dios del que ignoraran el nombre.
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¿Cuáles son algunos conceptos comunes acerca de Dios y nuestra relación con Él que has notado que no se comprenden en el mundo actual?
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Si tuvieras la oportunidad de enseñarle a alguien que no supiera mucho acerca del Padre Celestial, ¿qué querrías que supiera sobre Él?
Somos linaje de Dios
Una de las verdades que tal vez hayas encontrado en las enseñanzas de Pablo es que “s[omos] […] linaje de Dios” (versículo 29).
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En tu opinión, ¿qué diferencia hay entre ser un hijo de Dios y simplemente ser una de Sus creaciones?
El presidente M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, testificó sobre la importancia de la verdad de que “s[omos] […] linaje de Dios”.
El hecho fundamental de la paternidad celestial no es solo mi verdad o la de ustedes; es una verdad eterna. Está escrita en letras mayúsculas grandes y en negrita. El comprender esta verdad, el comprenderla y abrazarla de verdad, cambia la vida. Les da una identidad extraordinaria que nadie les puede quitar; pero aún más que eso, debe darles un inmenso sentimiento de estimación y de su infinito valor. Por último, les brinda un propósito divino, noble y digno en la vida.
(M. Russell Ballard, “Children of Heavenly Father”, devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young, 3 de marzo de 2020, pág. 2, speeches.byu.edu)
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¿Qué diferencia puede marcar en tu vida y en las decisiones que tomes el saber que eres literalmente “linaje de Dios”?
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¿Qué experiencias has tenido que te hayan ayudado a comprender mejor tu identidad divina como hijo de Dios?
Para ver un ejemplo de cómo el comprender su identidad divina influyó en una mujer, mira el video “¿Soy un hijo de Dios?” (10:24), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde el minuto 3:24 hasta el 5:23.
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cómo puede el Libro de Mormón fortalecer mi relación con Dios?
El presidente Russell M. Nelson declaró:
Algo portentoso sucede cuando un hijo de Dios procura saber más acerca de Él y de Su Hijo Amado. En ningún lugar se enseñan esas verdades de manera más clara y poderosa que en el Libro de Mormón.
(Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 61)
¿Por qué es tan importante comprender mi verdadera identidad como hijo de Dios?
El élder Brian K. Taylor, de los Setenta, enseñó lo siguiente:
Moisés supo de su legado divino cuando habló cara a cara con el Señor. Después de esa experiencia, “Satanás vino para tentarlo” con la intención sutil, pero vil, de distorsionar la identidad de Moisés “diciendo: Moisés, hijo de hombre, adórame. Y […] Moisés miró a Satanás, y le dijo: ¿Quién eres tú? Porque, he aquí, yo soy un hijo de Dios” [Moisés 1:12–13; cursiva agregada].
Esa gran guerra sobre nuestra identidad divina arrasa con furor a medida que el arsenal cada vez mayor de Satanás trata de destruir nuestra creencia y conocimiento sobre nuestra relación con Dios. Afortunadamente, hemos sido bendecidos con una visión y un entendimiento claros de nuestra verdadera identidad desde el principio […].
Llegar a conocer a nuestro Padre cambia todo, en especial el corazón, a medida que Su dulce Espíritu nos confirma nuestra verdadera identidad y el gran valor que tenemos ante su vista. Dios camina junto a nosotros a lo largo del camino del convenio cuando lo buscamos mediante súplicas en oración, al escudriñar las Escrituras y esforzarnos por ser obedientes.
(Brian K. Taylor, “¿Soy un hijo de Dios?”, Liahona, mayo de 2018, págs. 12, 14)
El presidente Dieter F. Uchtdorf, quien prestó servicio en la Primera Presidencia, testificó en cuanto a nuestra verdadera identidad como hijos e hijas de Dios en el video “Nuestra verdadera identidad” (3:43), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org.