Apocalipsis 21–22
“El que venciere heredará todas las cosas”
¿Te imaginas cómo sería vivir con Dios en el Reino Celestial? En las últimas escenas de su gran revelación, Juan vio “un cielo nuevo, y una tierra nueva” y una ciudad santa que descendía del cielo (véase Apocalipsis 21:1–2). Testificó que Dios “morará con ellos, y ellos serán su pueblo” (Apocalipsis 21:3). Esta lección tiene el propósito de ayudarte a entender que la oportunidad de vivir con el Padre Celestial y Jesucristo en el Reino Celestial bien merece todos tus esfuerzos.
El resultado final
Imagina que formas parte de un equipo deportivo y sabes de antemano que tu equipo va a ganar el título del campeonato al final de la temporada. Sin embargo, no sabes cuánto tiempo durará la temporada y el entrenador espera que todos los jugadores hagan todo lo posible a fin de permanecer en el equipo.
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¿Cómo podría influir ese conocimiento en la forma en que te preparas y te desempeñas en cada juego? ¿Por qué?
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¿Cómo reaccionarías si tu equipo perdiera varios partidos consecutivos? ¿Cómo podrías alentar a tus compañeros de equipo luego de esas derrotas?
A continuación, dedica tiempo a pensar en los últimos días y en la Segunda Venida.
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¿Cuán seguro estás de que la rectitud al final triunfará sobre el mal? ¿Qué podría ayudarte a aumentar tu confianza?
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¿Crees que seguir al Salvador bien merece tus mejores esfuerzos constantes? ¿Por qué sí o por qué no?
El resultado final de la batalla entre el bien y el mal ha sido revelado por Dios a través de Sus profetas: el lado del Señor saldrá victorioso. Durante el Milenio, Satanás será atado y Jesucristo regirá sobre la tierra en paz durante mil años (véase Apocalipsis 20:1–4). Después de esos mil años, Satanás será lanzado al “lago que arde con fuego y azufre” para siempre y tendrá lugar el Juicio Final (véase Apocalipsis 20:7–15). Después del Juicio Final, los justos y fieles heredarán la vida eterna en el Reino Celestial.
A medida que estudias Apocalipsis 21–22, busca la ayuda del Padre Celestial para aumentar tu deseo de dar lo mejor de ti al esforzarte por obtener la vida eterna y la gloria celestial.
El principio y el fin
Uno de los acontecimientos importantes que vio Juan en su visión fue el triunfo de Jesucristo sobre Satanás en el fin del mundo. En Apocalipsis 21–22, Juan describió el destino de aquellos que habían luchado junto al Salvador para vencer la iniquidad.
Lee Apocalipsis 21:1–7 y busca las bendiciones que Dios dará a los fieles. Si lo deseas, marca las palabras que te resulten significativas.
Si quieres aprender más acerca de la Nueva Jerusalén que se menciona en el versículo 2 , puedes buscar este término en la Guía para el Estudio de las Escrituras .
Observa que, en el versículo 2 , el novio es un símbolo del Salvador y la novia es un símbolo de la Iglesia o de aquellos que lo siguen fielmente a Él.
En el versículo 7 , un hijo o una hija de Cristo es alguien que ha guardado sus convenios con Él.
1. Responde las preguntas siguientes en tu diario de estudio:
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¿Cuáles de las bendiciones que Dios dará a los fieles son las más significativas para ti? ¿Por qué?
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¿Qué aprendiste de estos versículos en cuanto al Padre Celestial y Jesucristo? ¿Por qué sería importante que entiendas estas cosas sobre Ellos?
Heredar el Reino Celestial
Algunas de las muchas verdades que se enseñan en estos versículos incluyen las siguientes: En el Reino Celestial, Dios morará con Su pueblo y lo consolará, y ellos ya no experimentarán la muerte, el pesar ni el dolor. Aquellos que superen fielmente las pruebas de la vida terrenal heredarán bendiciones eternas en el Reino Celestial.
Imagina que uno de tus amigos piensa que esforzarse por heredar el Reino Celestial no compensa todo lo que se requiere.
Prepara una respuesta breve que puedas compartir con tu amigo, la cual podría ayudarlo a entender que el Reino Celestial bien vale cualquier esfuerzo que se requiera para vivir el Evangelio. Si lo deseas, utiliza algunos de los recursos siguientes y responde estas preguntas para ayudarte a preparar tu respuesta:
El élder L. Tom Perry (1922–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Creo que si creáramos en nuestra mente una imagen clara y precisa de la vida eterna, nos comportaríamos de manera diferente; no sería necesario que se nos recordara hacer las muchas cosas relacionadas con el perseverar hasta el fin, tales como [ministrar], asistir a las reuniones y al templo, vivir vidas rectas, decir nuestras oraciones o leer las Escrituras. Querríamos hacer eso y más, pues sabemos que ello nos preparará para ir a donde añoramos ir.
(Véase L. Tom Perry, “El evangelio de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2008, pág. 44)
Doctrina y Convenios 76:51–52, 59–60, 69–70
Algunas de las preguntas siguientes podrían ayudarte a guiar tus pensamientos mientras consideras tu respuesta:
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¿Qué te emociona cuando piensas en vivir en el Reino Celestial?
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¿Qué has aprendido acerca del Salvador que te motive a seguirlo y a esforzarte por obtener el Reino Celestial?
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¿Qué experiencias has tenido con el Padre Celestial y Jesucristo que aumenten tu deseo de volver a vivir con Ellos?
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¿Cómo te ha ayudado Su amor por ti a sentir que el Reino Celestial es algo posible de alcanzar?
Escribe lo que le dirías a tu amigo en cuatro o cinco líneas.
2. Escribe en tu diario de estudio lo que le dirías a tu amigo, en cuatro o cinco líneas.
Reflexiona durante unos minutos sobre el amor del Padre Celestial y Jesucristo y Su deseo de que recibas la vida eterna. Piensa en cómo podrías demostrar tu gratitud por Su misericordia y gracia.
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Ha hecho el Padre Celestial realmente posible que yo esté en el Reino Celestial?
¡La respuesta breve y verdadera es un rotundo sí! Pero si quieres aprender más, puedes leer “¡Puedes lograrlo!”, por Eric B. Murdock, en la revista Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2021, págs. 24–26.
¿Cómo puedo aprender más acerca de cómo es el Reino Celestial?
Si lo deseas, busca en Temas del Evangelio el artículo “Reino Celestial” (topics.ChurchofJesusChrist.org). También podrías leer “¿Cómo es el Reino Celestial?”, en la revista Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2021, pág. 31.
Apocalipsis 21:6 . ¿Qué significa que Jesús se llame a Sí mismo “el Alfa y la Omega”?
Alfa es la primera letra del alfabeto griego y significa “el primero” o “el principio”. Omega significa “lo último de cualquier serie de cosas”, o sea, “el fin”. Al unir las dos palabras, el Alfa y la Omega, juntas significan “del principio hasta el fin”, o “desde lo primero hasta lo último”. Cuando a Jesús se lo llama el Alfa y la Omega, significa que Él era desde el principio y será hasta el final de todas las cosas: es eterno.
(Dorothy Leon, “Por estos nombres”, Liahona, abril de 1996)
Uno de los aspectos en que podemos percibir a Jesucristo como el Alfa y la Omega es que Él es uno de los miembros de la Trinidad y creó el mundo (véanse Mosíah 3:8 ; Moisés 1:33 ; 2:1). Él también aceptó ser nuestro Salvador en el mundo preterrenal (véase Moisés 4:2). Por medio de Jesucristo, resucitaremos (véanse 1 Corintios 15:20–22 ; Alma 11:42–44), y Él será nuestro Juez y nuestro Abogado ante el Padre (véanse Romanos 14:10–12 ; Alma 33:22 ; 3 Nefi 27:14–16 ; Doctrina y Convenios 45:3–5).
¿Acaso Apocalipsis 22:18–19 significa que no puede haber ningún otro libro de Escrituras aparte de la Biblia?
Algunas personas citan el pasaje de Apocalipsis 22:18–19 como argumento para rechazar el Libro de Mormón y otras Escrituras de los últimos días. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó por qué este razonamiento es incorrecto en su mensaje “… [M]is palabras… jamás cesan” (Liahona, mayo de 2008, págs. 91–94).