“¡Puedes lograrlo!”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2021, págs. 24–26.
Ven, sígueme
¡Puedes lograrlo!
Debemos recordar todo lo que el Padre Celestial y Jesucristo han hecho —y lo que Ellos siguen haciendo— para ayudarnos a heredar el Reino Celestial.
Doctrina y Convenios 76
“¿Yo? ¿En el Reino Celestial? No creo que pueda lograrlo”.
¿Alguna vez has pensado algo así? Es normal que nos preguntemos si somos lo suficientemente buenos, especialmente cuando parece que estamos muy lejos de ser perfectos. ¡A veces parece que el Reino Celestial es inalcanzable!
Sin embargo, no te desanimes. El objetivo principal del plan del Padre Celestial es ayudarte a llegar a ser como Él y como Jesucristo y vivir con Ellos en el Reino Celestial. Estás en una posición mucho mejor de lo que crees. El presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos ha recordado que vivir con Ellos nuevamente “es más que solo nuestra meta: es también la meta de Ellos”1.
Más que cualquier cosa, el Padre Celestial y Jesucristo desean que todos vivamos en el Reino Celestial con Ellos y con nuestras familias. La buena noticia es que no tenemos que lograrlo todo solos. Cuando venimos a Cristo y lo seguimos, recibimos la fuerza y la ayuda que necesitamos. Gracias a Su expiación, heredar el Reino Celestial no es solamente posible, sino que es probable.
Así que, con Su ayuda, ¡puedes conseguirlo! ¡Puedes lograrlo!
El plan de Dios es para todos
Para entrar al Reino Celestial, necesitamos tener fe en Jesucristo y buscar la manera de aumentar esa fe. Debemos esforzarnos por cambiar y arrepentirnos todos los días. Debemos bautizarnos y recibir el don del Espíritu Santo, y recordar a Jesucristo y renovar nuestros convenios con frecuencia. Debemos perseverar hasta el fin. Si estas son cosas que deseas y que te esfuerzas por alcanzar, estás en camino de llegar a ser alguien que herede el Reino Celestial.
Además, el presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ha enseñado que quienes son dignos del más alto grado de gloria en el Reino Celestial son “los que hayan cumplido los requisitos más elevados para merecer este reino, entre los que se incluyen la fidelidad a los convenios hechos en el templo de Dios y el casamiento por la eternidad”2 (puedes aprender más al respecto leyendo Doctrina y Convenios 76:50–70, 92–96).
Si esto te hace pensar —o preocuparte— sobre tu preparación para heredar el Reino Celestial, acuérdate de que es un trayecto. Cada día que escogemos llegar a ser más semejantes a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo es un día en que estamos más cerca de llegar a ser una persona más celestial, y más cerca del Reino Celestial. Claro que todos tendremos tropiezos y cometeremos errores y pecados. La clave es confiar en Jesucristo al arrepentirnos todos los días. Este trayecto es un camino de esperanza gracias a todo lo que Él y nuestro Padre Celestial han hecho —y todo lo que siguen haciendo— para ayudarnos a llegar allí.
Tenemos al Salvador
El Salvador proporciona la vía para que regresemos a nuestro Padre Celestial. José Smith describió a las personas que viven en el Reino Celestial como aquellos que “recibieron el testimonio de Jesús” y habían sido “hechos perfectos mediante Jesús […], que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre” (Doctrina y Convenios 76:51, 69).
Llegar a ser perfecto en Jesucristo no quiere decir que nunca cometeremos errores; significa que nos arrepentimos y nos esforzamos por ser un poco mejor cada día, confiando en que el Salvador y el poder de Su expiación nos ayudarán a cambiar. Al hacerlo, Su gracia nos permite progresar hacia el grado más alto del Reino Celestial, donde viviremos con Él, con nuestro Padre Celestial y con nuestras familias para siempre. También recibiremos todo lo que tiene nuestro Padre Celestial. Nada de esto sería posible sin el Salvador.
Tenemos la Iglesia
El presidente Oaks enseñó que la Iglesia también está ahí para “ayudar a todos los hijos de Dios a comprender su potencial y a alcanzar su más elevado destino. La Iglesia existe para proporcionar a los hijos de Dios los medios para entrar en el Reino Celestial y lograr la exaltación”3. Esto se hace a través de la obediencia a las ordenanzas y a los convenios del Evangelio.
Esas ordenanzas y convenios requieren el sacerdocio, el cual solo está disponible en la Iglesia verdadera de Dios. En esas y otras maneras, el Señor y Su Iglesia nos ayudan en nuestro trayecto para llegar a ser lo mejor que podamos ser, y a que nuestros corazones estén preparados para, algún día, heredar todo lo que tiene nuestro Padre Celestial y obtener la vida eterna.
¡Sigue adelante y no te des por vencido!
Este trayecto hacia el Reino Celestial está lleno de esperanza, pero no siempre es fácil. Nuestro Padre Celestial lo sabe. Él y Jesucristo han prometido ayudarnos y fortalecernos en cada paso del camino.
Así que sigue adelante y no te des por vencido. Recibiremos ayuda a medida que procuremos seguir al Salvador, vivir de modo que seamos dignos de recibir las impresiones del Espíritu Santo, actuar de acuerdo con ellas y reconocer cómo podemos mejorar. A medida que vivamos con fe en Jesucristo y nos arrepintamos cuando sea necesario, nuestro Padre Celestial nos ayudará a cambiar para bien.
Ser digno del Reino Celestial no se logra con solo un gran acto. Es el resultado de escoger constantemente seguir al Salvador y confiar en la esperanza y la certeza que provienen de Su evangelio.
Así que, si te esfuerzas por seguir al Salvador y aún te preocupa si lograrás llegar al Reino Celestial, todas las señales indican un rotundo “¡Sí! ¡Puedes lograrlo!”. ¡Esto es lo que nuestro Padre Celestial desea para todos nosotros! Y tal como enseñó el presidente Oaks, todo eso es posible “debido al amor de Dios por Sus hijos y gracias a la expiación y resurrección de Jesucristo, ‘que glorifica al Padre y salva todas las obras de sus manos’ [Doctrina y Convenios 76:43]”4.