Seminario
Mateo 18:21–35


Mateo 18:21–35

La parábola de los dos deudores

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Scenes from an outdoor market, money changer’s table with coin trays. Outtakes include coins in pan of a balance scale, clay lamps that are lit on a ledge, and some chickens.

En respuesta a una pregunta que hizo Pedro sobre el perdón, Jesucristo enseñó la parábola de los dos deudores. Esta lección puede ayudarte a volverte más semejante al Padre Celestial y a Jesucristo a medida que te esfuerzas por perdonar a los demás.

Comparta historias y relatos verdaderos. Con el fin de aumentar el interés de los alumnos en una lección, considere compartir historias o relatos verídicos de la vida de los profetas y de la historia de la Iglesia, así como de los discursos de la conferencia general, de las revistas de la Iglesia o de su propia vida. Estas historias pueden edificar la fe de los alumnos en el evangelio de Jesucristo al ayudarlos a entender el Evangelio por medio de las experiencias de otras personas.

Preparación del alumno: En un pasaje de las Escrituras del Dominio de la doctrina, el Señor declara: “… a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres” ( Doctrina y Convenios 64:10). Invite a los alumnos a reflexionar sobre por qué Jesucristo nos manda perdonarnos unos a otros. También puede ser beneficioso invitar a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 64:9–11 y a reflexionar sobre el mensaje del Señor en esos versículos.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

Durante esta lección, sea sensible con los alumnos que puedan tener dificultades para perdonar a alguien que los ha lastimado. Considere la posibilidad de usar algunas de las declaraciones que se encuentran en la sección “Comentarios e información de contexto”, las cuales podrían ser útiles para los alumnos que enfrentan tales situaciones.

“¿Me perdonará usted?”

Durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer llamada Corrie ten Boom sufrió durante meses en un campo de concentración nazi en Ravensbrück, Alemania. Su hermana Betsie murió allí. Después de la guerra, Corrie dirigió la palabra a un grupo de personas con respecto al perdón de Dios. El obispo Keith B. McMullin, quien fue miembro del Obispado Presidente, describió lo que sucedió después de su discurso. A medida que leas, piensa en las formas en que Corrie podría haber elegido reaccionar.

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Final official portrait of Elder Keith B. McMullin of the Presiding Bishopric, 1996. Released at the April 2012 general conference.

Un hombre se le acercó y ella lo reconoció como uno de los guardias más crueles del campo de concentración. “Usted mencionó Ravensbrück en su discurso”, dijo él. “Yo fui guardia ahí […], pero desde ese entonces me he convertido en cristiano”. Él explicó que había procurado el perdón de Dios por las cosas crueles que había hecho; extendió su mano y preguntó: “¿Me perdonará usted?” [Corrie ten Boom, Tramp for the Lord, 1974, pág. 56].

(Keith B. McMullin, “Nuestra senda del deber”, Liahona, mayo de 2010, pág. 13)

  • ¿Qué pensamientos podrían haber pasado por la mente de Corrie en ese momento?

  • ¿Por qué puede ser tan difícil perdonar a otras personas?

Lee Mateo 18:21–22 para ver la respuesta de Jesús a una pregunta que hizo Pedro sobre el perdón.

  • ¿Cómo explicarías lo que Jesús le enseñó a Pedro?

  • ¿Por qué crees que el Señor nos manda que nos convirtamos en personas prestas a perdonar?

Si bien existen muchos principios importantes relacionados con el perdón, esta lección se centra en nuestro deseo de perdonar a otros como Jesucristo nos perdona. Según las respuestas de los alumnos a la siguiente pregunta, considere adaptar la lección para satisfacer sus necesidades.

  • ¿Qué preguntas tienes sobre el mandamiento del Salvador de que perdonemos a los demás?

Reflexiona sobre tus sentimientos acerca del perdón. ¿Hay alguien a quien hayas tenido dificultades para perdonar? En tu diario de estudio, escribe cómo podría ser bendecida tu vida si pudieras perdonar a aquellos que te han ofendido. Considera también registrar cómo sería diferente tu vida si no intentaras perdonar a los demás.Mientras estudias una parábola que el Señor compartió con Pedro, busca la forma en que la disposición del Señor a perdonarnos podría fortalecer tu capacidad de perdonar a otras personas.

La parábola de los dos deudores

Lee Mateo 18:23–27 en busca de cómo el rey de la parábola trata a su deudor. Es importante saber que 10 000 talentos constituyen una deuda impagable. En la época de Jesús, le habría tomado a un obrero pobre más de 250 000 años ganar ese dinero (véase Jay A. Parry y Donald W. Parry, Understanding the Parables of Jesus Christ, 2006, pág. 95).

  • ¿Por qué crees que Jesucristo usaría una deuda impagable para enseñar esta parábola?

Lee el resto de la parábola en Mateo 18:28–35 en busca de cómo debemos tratarnos unos a otros y por qué. Es útil saber que 100 denarios eran aproximadamente “tres meses del salario que correspondía a un obrero pobre” ( versículo 28 , nota a al pie de página).

  • ¿Qué aprendiste acerca del perdón en esta parábola?

  • ¿Por qué es importante comprender cuánta misericordia nos extiende el Salvador?

Una verdad que podemos aprender de esta parábola es que podemos seguir el ejemplo de Jesucristo perdonando a otros como Él nos perdona.

En nuestra dispensación, el Señor reiteró la importancia de perdonar a los demás. Lee Doctrina y Convenios 64:9–11 en busca de las enseñanzas del Señor acerca del perdón.

  • Según lo que has aprendido hoy, ¿por qué crees que el Señor nos manda perdonar a todas las personas?

Jesucristo nos puede ayudar a perdonar a los demás

En ocasiones, puede resultar difícil perdonar a los demás. Sin embargo, con la ayuda del Salvador, todo es posible.

Mientras lees la conclusión de la historia del obispo McMullin acerca de la ocasión en que Corrie se encontró con su antiguo guardia de la prisión, busca la forma en que el Salvador le dio la fortaleza para perdonar.

Si lo deseas, puedes ver el video “Nuestra senda del deber”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde el minuto 2:16 hasta el 3:26.

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Final official portrait of Elder Keith B. McMullin of the Presiding Bishopric, 1996. Released at the April 2012 general conference.

“Quizás no fueron muchos segundos los que él estuvo ahí, con su mano extendida, pero a mí me parecieron horas mientras yo luchaba con la situación más difícil que jamás había enfrentado.

“… El mensaje de que Dios perdona tiene una […] condición: Que tenemos que perdonar a los que nos han herido […].

“… ‘¡Ayúdame!’, oré en silencio. ‘Yo puedo extender mi mano; es todo lo que puedo hacer. Tú concédeme el sentimiento’.

“… Inexpresiva y mecánicamente estreché mi mano con la que él extendía hacia mí. Al hacerlo, sucedió algo increíble: Una corriente me empezó en el hombro, recorrió mi brazo y explotó en nuestras manos unidas. Y entonces esa calidez sanadora pareció inundar todo mi ser, lo que me hizo brotar lágrimas de los ojos.

“‘¡Lo perdono, hermano!’, exclamé, ‘con todo mi corazón’.

“Por un largo momento nos estrechamos las manos; el antiguo guardia con la antigua prisionera. Nunca había conocido el amor de Dios tan intensamente como en ese momento” [Corrie ten Boom, Tramp for the Lord, 1974, págs. 54–55].

(Keith B. McMullin, “Nuestra senda del deber”, Liahona, mayo de 2010, pág. 13)

  • ¿Qué aprendiste de la experiencia de Corrie que podría ayudarte a perdonar cuando sea difícil?

  • ¿Qué has aprendido de tu propia vida, de la vida de otras personas o de las Escrituras acerca de cómo perdonar a otros cuando es difícil?

Una cosa que nos puede ayudar al estudiar las Escrituras es aprender de Jesucristo y, luego, esforzarnos por desarrollar Sus atributos. Mateo 18:21–35 es uno de los numerosos pasajes de las Escrituras que muestran la naturaleza presta a perdonar del Salvador y también la justicia de Dios cuando decidimos no perdonar. Piensa en lo que puedes hacer para volverte una persona más presta a perdonar, como Jesucristo. ¿Cómo invitarás al Salvador a ayudarte?

Comentarios e información de contexto

Mateo 18:24 . ¿Cuánto dinero es 10 000 talentos?

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

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Official Portrait of Elder Jeffrey R. Holland. Photographed January 2018.

Hay diferencia de opiniones entre los eruditos en cuanto a los valores monetarios mencionados aquí —y perdonen la referencia de la moneda estadounidense—, pero para simplificar las matemáticas, si la deuda más pequeña de 100 denarios que no se perdonó fuera, digamos, cien dólares en el presente, entonces la deuda de 10 000 talentos que se perdonó gratuitamente podría ser aproximadamente de mil millones de dólares… ¡o más!

Para una deuda personal, esa es una suma astronómica, totalmente fuera de nuestra comprensión. (¡Nadie puede ir de compras y comprar tanto!). Ahora bien, para el propósito de la parábola, se esperaba que fuera incomprensible, se esperaba que estuviera fuera de nuestra compresión, ¡sin mencionar nuestra capacidad de pagarla! Eso es debido a que este no es un relato sobre dos siervos que discuten en el Nuevo Testamento; es un relato sobre nosotros, la familia humana caída, todos los deudores, transgresores y prisioneros mortales. Todos somos deudores, y el veredicto era la prisión para todos; y hubiéramos permanecido allí de no ser por la gracia de nuestro Rey que nos liberó porque nos ama y tiene “compasión por nosotros” [ Doctrina y Convenios 121:4 ].

(Véase Jeffrey R. Holland, “Sed, pues, vosotros perfectos… con el tiempo”, Liahona, noviembre de 2017, págs. 41–42)

¿Sentir dolor por lo que se me hizo significa que aún no he perdonado a alguien?

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

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Official Portrait of Elder Jeffrey R. Holland. Photographed January 2018.

… No obstante, es importante que cualquiera de ustedes que viva con verdadera angustia tenga en cuenta lo que [Jesucristo] no dijo. Él no dijo: “No se les permite sentir dolor verdadero ni pesar real por las devastadoras experiencias que hayan tenido por culpa de otra persona”.

(Jeffrey R. Holland, “El ministerio de la reconciliación”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 79)

El élder David E. Sorensen, de los Setenta, enseñó una verdad importante acerca del mandamiento de perdonar.

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Unofficial portrait of Elder David E. Sorensen of the Presidency of the Seventy, 2004. DO NOT USE.

Quisiera dejar bien en claro que el perdón de los pecados no debe confundirse con el tolerar la maldad […]. [A]un cuando debemos perdonar a quienes nos hagan daño, aun así debemos actuar en forma constructiva para asegurar que el daño no vuelva a ocurrir.

(David E. Sorensen, “El perdón transformará el resentimiento en amor”, Liahona, mayo de 2003, pág. 12)

¿Cómo puede el perdonar a otros ser liberador para nosotros?

Miren el video “Principios sobre la Paz: El perdón” (1:49), que se encuentra en LaIglesiadeJesucristo.org, para aprender sobre la paz que una mujer sintió después de perdonar a su padre muchos años después de que sus padres se divorciaran.

¿Qué quiso decir el Salvador cuando le dijo a Pedro que perdonara a los demás “hasta setenta veces siete”? ( Mateo 18:22)

El élder Lynn G. Robbins, quien fue miembro de la Presidencia de los Setenta, explicó:

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Former Official Portrait of Elder Lynn G. Robbins. Photographed March 2017. Replaced October 2019 (with Telescope ID: 2298123)

… [E]l Salvador básicamente le dijo a Pedro que no contase siquiera; que no pusiera límites al perdón […].

Obviamente el Salvador no estaba fijando un tope de 490 veces. Eso habría sido lo mismo que decir que participar de la Santa Cena tiene un límite de 490 veces, y en la 491 un auditor celestial intercede y dice: “Lo siento mucho, pero su carta de arrepentimiento ha expirado; de ahora en adelante usted está solo”.

El Señor usó el cálculo de setenta veces siete como metáfora de Su expiación infinita, Su amor inagotable y Su gracia sin límites. “Sí, y cuantas veces mi pueblo se arrepienta, le perdonaré sus transgresiones contra mí” [ Mosíah 26:30 ; cursiva agregada].

(Lynn G. Robbins, “Hasta setenta veces siete”, Liahona, mayo de 2018, págs. 22, 23)

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