Capítulo 21
La Segunda Venida y el Milenio
“Haremos… bien en discernir las señales de los tiempos durante nuestra vida a fin de que el día del Señor no ‘nos sorprenda como ladrón en la noche’ ”.
De la vida de José Smith
En septiembre de 1832, José y Emma Smith, con su hijita Julia, de dieciséis meses, se mudaron de la granja de los Johnson en Hiram, Ohio, de vuelta a Kirtland. Fueron a vivir en el edificio de la tienda de artículos generales de Newel K. Whitney, donde se quedaron más de un año. La familia Smith vivía en el primer piso de la tienda y en parte de la planta baja que no se utilizaba para el negocio. Mientras la familia vivía allí, nació su hijo Joseph Smith III. Allí, el Profeta recibió muchas revelaciones.
Una de éstas la recibió el día de Navidad de 1832, después de pasar parte del día en casa, hundido en profundas reflexiones sobre los graves problemas que enfrentaban en esa época las naciones del mundo. “Las evidencias de conflictos entre las naciones se habían hecho más visibles que anteriormente en este tiempo, desde que la Iglesia comenzó su jornada para salir del desierto”, dijo el Profeta1. Los sucesos que tenían lugar en Estados Unidos estaban llevando al país a la guerra civil, y por todo el mundo aparecían epidemias de enfermedades fatales. Mientras “oraba sinceramente en cuanto al asunto”2, el Profeta recibió la revelación que ahora se encuentra en la sección 87 de Doctrina y Convenios. El Señor le reveló que antes de la Segunda Venida se extendería la guerra por todas las naciones y que las calamidades naturales disciplinarían al pueblo:
“Y así, con la espada y por el derramamiento de sangre se han de lamentar los habitantes de la tierra; y con hambre, plagas, terremotos, truenos del cielo, y también con violentos e intensos relámpagos, se hará sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente, hasta que la consumación decretada haya destruido por completo a todas las naciones… Por tanto, permaneced en lugares santos y no seáis movidos, hasta que venga el día del Señor; porque he aquí, viene pronto, dice el Señor” (D. y C. 87:6, 8).
Dos días después, el 27 de diciembre, el Profeta recibió otra revelación que contenía mucha información en cuanto a la Segunda Venida. Ese día se habían reunido en conferencia los sumos sacerdotes en el “cuarto de traducción”, una habitación de la tienda Whitney donde José hizo gran parte de su labor en la traducción de José Smith de la Biblia. En las actas de la conferencia se anotó: “El hermano José se puso de pie y dijo que para recibir revelación y las bendiciones del cielo, era necesario que concentráramos nuestra mente en Dios y ejerciéramos la fe, y que fuéramos uno en corazón y mente. Por lo tanto, aconsejó a todos los presentes que oráramos separada y vocalmente al Señor a fin de que [Él] revelara Su voluntad con respecto a nosotros concerniente a la edificación de Sión y para beneficio de los santos”.
Cada uno de los sumos sacerdotes “se inclinó ante el Señor” y expresó sus sentimientos y determinación de guardar los mandamientos de Dios3. Poco después, el Profeta empezó a recibir la revelación de Dios que más adelante llegaría a ser la sección 88 de Doctrina y Convenios. Esa revelación contiene algunas de las profecías de las Escrituras más detalladas en cuanto a la venida del Señor y al establecimiento de un período de mil años de paz (véase D. y C. 88:86–116).
Por medio del profeta José Smith, el Señor reveló muchas profecías con respecto a la Segunda Venida, el Milenio y los tiempos turbulentos que precederían estos acontecimientos. Esa grandiosa manifestación de revelaciones es un testimonio de que José Smith era verdaderamente un vidente escogido por Dios, tal y como testifica el Libro de Mormón: “Un vidente puede saber de cosas que han pasado y también de cosas futuras; y por este medio [por él] todas las cosas serán reveladas, o mejor dicho, las cosas secretas serán manifestadas, y las cosas ocultas saldrán a la luz; y lo que no es sabido, ellos lo darán a conocer” (Mosíah 8:17).
Las enseñanzas de José Smith
Las señales de la venida del Salvador se están cumpliendo; los fieles las reconocerán y tendrán paz en tiempos peligrosos.
“Haremos bien en discernir las señales de los tiempos durante nuestra vida a fin de que el día del Señor no nos sorprenda ‘como ladrón en la noche’ [véase D. y C. 106:4–5]” 4.
“Yo profetizo que las señales de la venida del Hijo del Hombre ya han empezado. Habrá pestilencia y desolación, una tras otra; pronto tendremos guerra y derramamiento de sangre. La luna se tornará en sangre. Yo testifico de estas cosas y de que la venida del Hijo del Hombre está cerca, aun a sus puertas. Si nuestra alma y nuestro cuerpo no esperan con anhelo la venida del Hijo del Hombre, y si después de muertos no seguimos esperándola, nos hallaremos entre aquellos que estarán deseando que las peñas los cubran [véase Apocalipsis 6:15–17]”5.
“Queridos y amados hermanos, vemos que han llegado tiempos peligrosos, como se testificó [véase 2 Timoteo 3:1]. De manera que podemos esperar, con la más perfecta seguridad, el cumplimiento de todas aquellas cosas que se han escrito, y con mayor confianza que nunca, elevar nuestros ojos al luminar del día, y decir en nuestro corazón: Dentro de poco cubrirás con un velo tu faz ruborosa. Aquel que dijo ‘Sea la luz’, y fue la luz [Génesis 1:3], así lo ha dicho. Y otra vez: Tú, luna, luz menos brillante, luminar de la noche, te convertirás en sangre.
“Vemos que todo se está cumpliendo; y que pronto llegará el día en que el Hijo del Hombre descenderá en las nubes del cielo”6.
“La tierra pronto será segada, es decir, los malvados pronto serán talados de la faz de la tierra, porque el Señor lo ha dicho, y quién podrá detener la mano del Señor o quién será capaz de luchar contra el poder del Todopoderoso, porque por Su mandato, los cielos y la tierra deben pasar. El día se acerca rápidamente en que se cumplirá la restauración de todas las cosas, que todos los santos profetas han profetizado, incluso el recogimiento de la casa de Israel. Entonces acontecerá que el león se acostará con el cordero, etc.
“No obstante, hermanos, no se desalienten cuando les hablamos de tiempos peligrosos, porque pronto sobrevendrán, pues se aproximan la espada, el hambre y la pestilencia. Habrá grandes destrucciones sobre la faz de esta tierra, porque no deben suponer que faltará ni una jota ni una tilde de las profecías de todos los santos profetas, y todavía quedan muchas que faltan por cumplirse. El Señor ha dicho que Él hará esa obra con prontitud, y los justos se salvarán, aun como si fuera por fuego [véase Romanos 9:28; 1 Nefi 22:17]”7.
“El pasaje de las Escrituras está a punto de cumplirse cuando las grandes guerras, las hambres, las pestilencias, las graves tribulaciones, los juicios, etc. están prestos para derramarse sobre los habitantes de la tierra”8.
“Vemos que los tiempos peligrosos verdaderamente se han manifestado y que ya han empezado a tener lugar los hechos que hemos esperado durante mucho tiempo, pero cuando vean que la higuera comienza a echar hojas, sabrán que el verano está cerca [véase Mateo 24:32–33]. Habrá una obra breve en la tierra y ya ha comenzado. Supongo que muy pronto habrá perplejidad por toda la tierra. No dejemos que nuestro corazón desfallezca cuando nos sobrevengan esas cosas, porque deben venir; de lo contrario, la palabra no se puede cumplir”9.
“He preguntado al Señor acerca de Su venida, y mientras le preguntaba, Él me dio una señal, y dijo: ‘En los días de Noé puse un arco en los cielos como seña y signo de que en cualquier año que se viera el arco, el Señor no vendría, sino que habría siembra y siega durante ese año; mas cuando viereis retirar el arco, será por signo de que habrá hambre, pestilencia y grande aflicción entre las naciones, y que la venida del Mesías no está muy lejos’ ”10.
“Judá ha de volver, Jerusalén ha de ser reedificada, y el templo, y el agua que sale por debajo del templo y las aguas del Mar Muerto han de ser sanadas. [véase Ezequiel 47:1–9]. Se precisará algún tiempo para reedificar las murallas de la ciudad, y el templo, etc., y todo esto debe hacerse antes de que el Hijo del Hombre aparezca. Habrá guerras y rumores de guerras, señales arriba en los cielos y abajo en la tierra, el sol se tornará en tinieblas y la luna en sangre, habrá terremotos en diversos lugares, los mares se saldrán de sus límites y entonces aparecerá en el cielo la gran señal del Hijo del Hombre. ¿Pero qué hará el mundo? Dirán que es un planeta o un cometa, etc. Mas el Hijo del Hombre vendrá como la señal de la venida del Hijo del Hombre, que será como la luz de la mañana que aparece en el oriente [véase José Smith–Mateo 1:26]”11.
“Expliqué en cuanto a la venida del Hijo del Hombre; y también de que es falsa la idea de que los santos se escaparán de todos los juicios, mientras los inicuos sufren; porque toda carne está sujeta al padecimiento, ‘y los justos apenas escaparán’ [véase D. y C. 63:34]. Aún así, muchos de los santos se librarán, pues los justos por la fe vivirán [véase Habacuc 2:4]; sin embargo, muchos de los justos caerán presa de las enfermedades, las pestilencias, etc., por motivo de la debilidad de la carne, mas no obstante, se salvarán en el reino de Dios. De modo que es un principio injusto decir que tales y cuales personas han transgredido porque han sido víctimas de las enfermedades o de la muerte, pues toda carne está sujeta a la muerte; y el Salvador ha dicho: ‘No juzguéis, no sea que seáis juzgados’ [véase Mateo 7:1]”12.
El Señor no vendrá sino hasta que todas las cosas se cumplan en preparación para Su venida.
“La venida del Hijo del Hombre nunca acontecerá, no puede acontecer, sino hasta que sean derramados los juicios que se han anunciado para esta época, y estos juicios ya han comenzado. Pablo dice: ‘vosotros sois hijos de luz, y no de tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón’ [véase 1 Tesalonicenses 5:4–5]. El Todopoderoso no tiene pensado venir a la tierra y desmoronarla y reducirla a polvo sin revelarlo antes a Sus siervos los profetas [véase Amós 3:7]”13.
“Jesucristo jamás reveló a ningún hombre el tiempo preciso en que Él vendría [véase Mateo 24:36; D. y C. 49:7]. Vayan y lean las Escrituras, y verán que no hay nada que especifique la hora exacta en que ha de venir; y todos los que dicen lo contrario son maestros falsos”14.
El profeta José Smith dijo lo siguiente con respecto a un hombre que decía haber visto la señal del Hijo del Hombre: “Él no vio la señal del Hijo del Hombre predicha por Jesús; ni la ha visto ni la verá hombre alguno, sino hasta después de que el sol se haya obscurecido y la luna sea bañada en sangre; porque el Señor no me ha mostrado ninguna señal semejante y, como lo declaró el profeta, así será: ‘Por cierto, no hará nada el Señor Dios sin que revele su secreto a sus siervos los profetas’ (véase Amós 3:7). Por tanto, escucha esto, oh tierra: El Señor no vendrá para reinar sobre los justos en este mundo en 1843, ni vendrá sino hasta que todo esté listo para la venida del Esposo”15.
Los que sean prudentes y fieles estarán preparados cuando el Señor venga de nuevo.
“Cuando contemplo la rapidez con que avanza el grande y glorioso día de la venida del Hijo del Hombre en que vendrá para recibir a Sus santos para Sí, donde morarán en Su presencia para ser coronados con gloria e inmortalidad; cuando considero que los cielos pronto serán sacudidos y temblará la tierra y se tambaleará de un lado para otro; que los cielos van a ser desplegados como un rollo cuando es desenrollado, y que tendrá que huir toda montaña e isla, exclamo con el corazón: ¡Qué clase de personas deberíamos ser en toda santa conversación y en toda piadosa manera de vivir! [Véase 2 Pedro 3:11.]”16.
“La tierra gime bajo la corrupción, la opresión, la tiranía y el derramamiento de sangre; y Dios saldrá de Su morada oculta, como declaró que lo haría, para afligir a las naciones de la tierra. En su visión, Daniel vio convulsión tras convulsión; él miró ‘hasta que fueron puestos tronos y se sentó un Anciano de días’; y fue llevado ante él uno semejante al Hijo del Hombre; y todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos lo sirvieron y obedecieron [véase Daniel 7:9–14]. Es menester que seamos justos, para que seamos prudentes y entendamos, porque ninguno de los inicuos comprenderá; mas los prudentes entenderán, y los que enseñan la justicia a la multitud brillarán como las estrellas para siempre jamás [véase Daniel 12:3]”17.
“Deja que el rico y el erudito, el sabio y el noble, el pobre y el necesitado, el esclavo y el libre, tanto negro como blanco, guarde su camino, y se aferre al conocimiento de Dios y ejecute juicio y justicia en la tierra con rectitud, y se prepare para presentarse ante el Juez de vivos y muertos, porque la hora de Su venida está cerca”18.
“Seamos prudentes en todas las cosas y guardemos los mandamientos de Dios, para que nuestra salvación sea segura. Si tenemos nuestra armadura lista y preparada para el tiempo señalado, la armadura completa de la rectitud, podremos estar firmes en ese día de prueba [véase Efesios 6:13]”19.
En diciembre de 1830, el profeta José Smith dijo lo siguiente en una carta a los miembros de la Iglesia en Colesville, Nueva York: “Sean todos fieles y esperen el tiempo del Señor, porque Su aparición ya está cerca.
“ ‘Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
“ ‘Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas… Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
“ ‘Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo’[1 Tesalonicenses 5:1–4, 6–9].
“Por consiguiente, consuélense los unos a los otros, así como también lo hacen, porque los tiempos peligrosos se acercan… La paz se ha quitado de la tierra en parte, y pronto lo será por completo; sí, las destrucciones están a nuestra puerta y pronto estarán en las casas de los malvados y de los que no conocen a Dios.
“Sí, levanten la cabeza y regocíjense, porque su redención está cerca. Somos el pueblo más favorecido que ha existido desde la fundación del mundo, si permanecemos fieles en guardar los mandamientos de nuestro Dios. Sí, aun Enoc, séptimo desde Adán, contempló nuestra época y se regocijó [véase Moisés 7:65–67], y los profetas de aquellos días han profetizado de la segunda venida de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, y se regocijaron por el día de descanso de los santos; sí, y el Apóstol de nuestro Salvador también se regocijó por Su aparición en la nube con las huestes del cielo, para vivir con el hombre en la tierra durante mil años [véase Apocalipsis 1:7]. Por tanto, tenemos motivo para regocijarnos.
“He aquí, las profecías del Libro de Mormón se están cumpliendo tan rápidamente como el tiempo lo permite. El Espíritu del Dios viviente está sobre mí; por lo tanto, ¿quién dirá que no debo profetizar? El tiempo viene pronto, y está a la mano, en que tendremos que huir a dondequiera que el Señor lo disponga para nuestra seguridad. No teman a los que les hacen ofensores por una palabra [véase Isaías 29:20–21], sino sean fieles en testificar a una generación malvada y perversa de que el día de la venida de nuestro Señor y Salvador está a la mano. Sí, preparen el camino para el Señor, enderecen Sus veredas [véase Mateo 3:3].
“¿Y quién caerá por las ofensas?, porque las ofensas vendrán, pero ay de aquellos por medio de quien vengan, porque la piedra caerá sobre ellos y los desmenuzará [véase Mateo 18:7; 21:43–44]. Porque ha entrado la plenitud a los gentiles y ¡ay de ellos! si no se arrepienten y se bautizan en el nombre de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, para la remisión de sus pecados, y entran por la puerta estrecha para ser contados con la casa de Israel. Porque Dios no siempre será burlado sin derramar Su ira sobre los que blasfemen Su santo nombre, pues la espada, el hambre y la destrucción caerán pronto sobre ellos en su vida desenfrenada, y Dios vengará y derramará las copas de Su ira y salvará a Sus electos [véase Apocalipsis 16:1].
“Y todos los que obedezcan Sus mandamientos son Sus electos, y Él pronto los juntará de los cuatro vientos del cielo, desde un extremo de la tierra al otro [véase Mateo 24:31], en dondequiera que Él lo desee; por tanto, con su paciencia, ganarán sus almas [véase Lucas 21:19]”20.
El Milenio será un tiempo de paz en el que el Señor reinará en la tierra.
Los Artículos de Fe 1:10: “Creemos… que Cristo reinará personalmente sobre la tierra, y que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca”21.
“Los designios de Dios… han sido… establecer la paz y la buena voluntad entre los hombres; adelantar los principios de verdad eterna; instituir una condición que unirá al hombre y a su prójimo; lograr que el mundo convierta ‘sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces’ [Isaías 2:4], instar a las naciones de la tierra a que vivan en paz, y hacer que venga la gloria milenaria, cuando ‘la tierra dé de su fruto, reciba su gloria [paradisíaca] y se vuelva como el jardín del Señor’…
“Desde el principio del mundo, así como en la actualidad, el designio de Jehová ha sido reglamentar los asuntos del mundo en Su propio tiempo, estar a la cabeza del universo y tomar en Sus propias manos las riendas del gobierno. Al lograrse eso, se administrará la justicia con rectitud; serán destruidas la anarquía y la confusión, y ‘las naciones no se adiestrarán más para la guerra’ [véase Isaías 2:4]…
“…Moisés recibía la palabra del Señor de Dios mismo; él era la boca de Dios para Aarón, y éste instruía al pueblo en sus asuntos civiles así como eclesiásticos: ambos eran uno, no había distinción. Así acontecerá cuando se cumplan los fines de Dios; entonces ‘Jehová será rey sobre toda la tierra’, y ‘Jerusalén: Trono de Jehová’. ‘Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová’ [véase Zacarías 14:9; Jeremías 3:17; Miqueas 4:2]”.
“…‘Aquel a quien corresponde el derecho poseerá el reino, y reinará hasta que haya sujetado todas las cosas debajo de Sus pies’ [véase Ezequiel 21:27; 1 Corintios 15:27]. La iniquidad esconderá su decrépita cabeza, Satanás será atado y las obras de oscuridad serán destruidas; se ejecutará la justicia y el juicio se pondrá a nivel; y sólo el que teme a Jehová ‘será exaltado en aquel día’ [véase Isaías 2:11; 28:17]”22.
“No se trata de que Jesús vaya a vivir en la tierra mil [años] con los santos, sino que reinará sobre los santos y descenderá e instruirá, como lo hizo con los quinientos hermanos [véase 1 Corintios 15:6], y los de la primera resurrección también reinarán con Él sobre los santos”23.
Después del Milenio, la tierra será cambiada a un estado santificado y celestial.
“Mientras cenábamos, expliqué a mi familia y a los amigos presentes que cuando la tierra sea santificada y llegue a ser como un mar de vidrio, será un gran Urim y Tumim, y que los santos podrán mirar en ella y ver tal como son vistos”24.
“Esta tierra será llevada de nuevo a la presencia de Dios y será coronada con gloria celestial”25.
“Después que el breve período [de la última rebelión de Satanás] haya llegado a su fin y la tierra pase por su último cambio y sea glorificada, entonces todos los mansos heredarán la tierra en la que morarán los justos”26.
El 2 de abril de 1843, el Profeta enseñó lo siguiente, que después se escribió en Doctrina y Convenios 130:9: “Esta tierra, en su estado santificado e inmortal, llegará a ser semejante al cristal, y será un Urim y Tumim para los habitantes que moren en ella, mediante el cual todas las cosas pertenecientes a un reino inferior, o sea, a todos los reinos de un orden menor, serán manifestadas a los que la habiten; y esta tierra será de Cristo”27.
Sugerencias para el estudio y la enseñanza
Considere estas ideas al estudiar el capítulo o al prepararse para enseñarlo. Si necesita más ayuda, consulte las páginas VII–XIII.
-
Lea el primero y el segundo párrafo completos de la página 263 y fíjese en la forma en que se prepararon los sumos sacerdotes para recibir la revelación que es ahora la sección 88 de Doctrina y Convenios. Piense en cómo se aplica a usted ese relato al esforzarse por comprender las profecías de la Segunda Venida.
-
Lea las profecías del profeta José Smith en cuanto a los tiempos peligrosos que sobrevendrán antes de la venida del Señor (págs. 264–266). ¿Cómo podemos estar en paz aun en medio de esas pruebas? ¿Por qué piensa que tenemos que conocer y entender las señales de la Segunda Venida? ¿Cuáles de esas señales se han cumplido o se están cumpliendo?
-
Lea el segundo párrafo completo de la página 266 y el cuarto de la página 268. ¿Qué indica la frase “como ladrón en la noche” con respecto a la venida del Señor? ¿Por qué no será el día del Señor como un ladrón en la noche para los hijos de la luz?
-
¿Cómo debemos prepararnos para la segunda venida del Salvador? (Véanse las páginas 267–270 donde hay algunos ejemplos.) Piense en lo que sentiría usted al ver al Salvador si está preparado para Su venida. Al prepararnos para la Segunda Venida, ¿cómo podemos evitar sentimientos de temor o de alarma?
-
Repase las profecías de José Smith sobre el Milenio (págs. 270–272). ¿Qué piensa y siente usted al considerar ese período?
Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema: Miqueas 4:1–7; D. y C. 29:9–25; 45:36–71; 88:95–98, 110–115; José Smith—Mateo 1:21–25.