Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia
Las verdades de las parábolas del Salvador del capítulo 13 de Mateo


Capítulo 25

Las verdades de las parábolas del Salvador del capítulo 13 de Mateo

“Las ruedas del carruaje del reino siguen rodando, impelidas por el poderoso brazo de Jehová; y, a pesar de toda la oposición, continuarán rodando hasta que todas Sus palabras se cumplan”.

De la vida de José Smith

Al acercarse a su término la construcción del Templo de Kirtland, José Smith y los santos empezaron a prepararse para las grandes bendiciones que allí recibirían. A fin de ayudar a los hermanos en sus preparativos para la dedicación del templo, en noviembre de 1835 se puso en sesión la Escuela de los Élderes, que se había establecido en 1834 como continuación de la Escuela de los Profetas que anteriormente se había llevado a cabo.

Entre otros temas, José Smith y los demás hermanos estudiaron hebreo, el idioma en el cual se escribió originalmente la mayoría del Antiguo Testamento. En el diario del Profeta en cuanto a ese período, se indica que estudiaba el hebreo casi todos los días, muchas veces durante varias horas al día. Las anotaciones de su diario incluyen palabras como: “Pasé el día leyendo en hebreo” o “Asistí a la escuela y leí en hebreo”1. El 19 de enero de 1836 escribió: “Pasé el día en la escuela. El Señor nos bendijo en nuestros estudios. Hoy comenzamos a leer la Biblia en hebreo y tuvimos mucho éxito. Parece que el Señor nos abriera la mente de una manera maravillosa para que entendamos Su palabra en el idioma original”2. Un mes más tarde escribió: “Asistí a la escuela y leí y traduje con mi clase como de costumbre. Mi alma se deleita al leer la palabra del Señor en el original”3.

La experiencia de José Smith en la Escuela de los Élderes es una evidencia de su amor por las Escrituras. Las estudiaba diligentemente, encontrando en ellas solaz, conocimiento e inspiración durante su vida. Es de notar que fue un pasaje de la Biblia lo que lo llevó a procurar sabiduría de Dios y recibir la Primera Visión cuando sólo tenía catorce años (véase Santiago 1:5).

Los escritos y discursos del Profeta están llenos de citas e interpretaciones de las Escrituras, porque las había estudiado tan a fondo que éstas se volvieron una parte integral de su manera de pensar. En sus enseñanzas, las citaba directamente, aludía a ellas, las parafraseaba y las empleaba como base de sus discursos. En abril de 1844, declaró: “Conozco las Escrituras y las entiendo”4.

Su conocimiento extraordinario de las Escrituras le permitió enseñarlas e interpretarlas con gran convicción y claridad, y muchos de los que lo escucharon hablar recordaban esa habilidad. El presidente Brigham Young comentaba que el Profeta podía “tomar las Escrituras y hacer que fueran tan claras y sencillas que cualquier persona pudiera entender”5.

Wandle Mace dijo: “He escuchado al profeta José Smith hablar en público y en privado, bajo el sol y la lluvia, como muchos otros lo escucharon cuando les enseñaba desde el púlpito. Y en mi propia casa, y en la suya, he llegado a conocerlo… y sé que ningún otro hombre, con excepción de aquel a quien Dios le hubiera enseñado, podría explicar las Escrituras poniéndolas a la vista tan claramente que nadie hubiera podido malentender su significado.

“A veces me avergonzaba de mí mismo porque, habiéndolas estudiado tanto desde que era niño, no había notado algo que resultaba tan claro cuando él lo explicaba. Era como si él diera vuelta a una llave abriendo de par en par la puerta del conocimiento, poniendo a la vista preciosos principios, tanto antiguos como nuevos”6.

El conocimiento de las Escrituras que tenía el Profeta se hace evidente en la carta que aparece a continuación, en la cual dio una interpretación profética de las parábolas del Salvador del capítulo 13 de Mateo. En ella enseña que esas parábolas describen el establecimiento de la Iglesia en los días del Salvador y su desarrollo y destino extraordinarios en los últimos días.

Las enseñanzas de José Smith

El Salvador enseñó por parábolas a fin de que los que creían en Sus enseñanzas pudieran obtener mayor luz, mientras que los que las rechazaban perderían la luz que tuvieran.

“ ‘Entonces acercándose los discípulos [al Salvador], le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? [Quisiera decir aquí que en esta pregunta, ‘les’… se refiere a la multitud.] Él respondiendo, les dijo [es decir, a los discípulos]: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos [es decir, los incrédulos] no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene aun lo que tiene le será quitado’ [Mateo 13:10–12].

“Entendemos por esta palabra que aquellos que con anterioridad habían estado esperando a un Mesías que había de venir según el testimonio de los profetas, y en esa época estaban buscando a un Mesías, y debido a su incredulidad no tenían la luz suficiente para reconocerlo como su Salvador, y siendo Él el Mesías verdadero, por consiguiente, ellos quedarían desilusionados e incluso perderían todo el conocimiento, o sea, les sería quitada toda la luz, entendimiento y fe que tuvieren respecto al tema; por tanto, a quien no recibiese la luz mayor, le sería quitada toda la luz que tuviere; y si la luz que hay en una persona se convierte en tinieblas, he aquí, ¡cuán grandes serán esas tinieblas! ‘Por eso les hablo por parábolas’, dijo el Señor, ‘porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis’ [Mateo 13:13–14].

“Ahora, pues, descubrimos que la razón precisa que dio este profeta [Isaías], por la cual no querían recibir al Mesías era porque no entendían o no querían entender; y viendo, no percibían, ‘porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane’ [Mateo 13:15]. Pero ¿qué les dijo a Sus discípulos? ‘Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron’ [Mateo 13:16–17].

“Nuevamente destacamos aquí —pues vemos que la razón precisa por la cual se llamó bienaventurados a los discípulos fue que se les permitió ver con sus ojos y oír con sus oídos— que la condenación cayó sobre la multitud de los que no recibieron Sus palabras porque no quisieron ver con sus ojos ni oír con sus oídos; no porque no podían ni porque no tenían el privilegio de ver ni oír, sino porque sus corazones se hallaban henchidos de iniquidad y abominaciones; ‘como vuestros padres, así también vosotros’ [Hechos 7:51]. El profeta, viendo que iban a endurecer sus corazones de esa manera, lo expresó claramente; y ésa es la condenación del mundo; porque la luz ha venido al mundo, y los hombres eligen más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas. El Salvador enseña eso tan claramente que aun el que anda errante no tiene modo de equivocarse.

“…Los hombres suelen decir, cuando los siervos de Dios les presentan la verdad: ‘Todo es misterio; ellos han hablado en parábolas y, por lo tanto, no son para entenderse’. Es cierto que tienen ojos para ver, pero no ven; y no hay peor ciego que el que no quiere ver; y aunque el Salvador habló de esa manera a tales personas, sin embargo, lo explicó claramente a Sus discípulos; y tenemos motivo para ser verdaderamente humildes ante el Dios de nuestros padres, y que Él haya dejado escritas estas cosas tan claramente para nosotros, que no obstante los esfuerzos e influencia combinada de los sacerdotes de Baal, no tienen el poder para cegar nuestros ojos ni ofuscar nuestro entendimiento, si tan sólo por unos momentos abriéramos los ojos y leyéramos con sinceridad”7.

La parábola del sembrador enseña los efectos de predicar el Evangelio, también enseña que el Salvador estableció Su reino en el meridiano de los tiempos.

“Mientras el Salvador hablaba estas bellas palabras y parábolas que se encuentran en [Mateo 13], lo hallamos sentado en una barca por motivo de la multitud que se agolpaba para oír Sus palabras. Entonces empezó a instruirlos, diciendo:

“ ‘He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga’ [Mateo 13:3–9]…

“Pero escuchemos la explicación de la parábola del sembrador: ‘Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón’. Consideremos esta expresión: lo que fue sembrado en su corazón. ‘Este es el que fue sembrado junto al camino’ [Mateo 13:19]. Los hombres que no tienen ningún principio de rectitud en sí mismos, cuyos corazones están llenos de iniquidad, y no desean los principios de verdad, son los que no entienden la palabra de la verdad cuando la oyen. El diablo les arrebata del corazón la palabra de la verdad porque no hay en ellos el deseo de ser justos.

“ ‘Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, y a sesenta, y a treinta por uno’ [Mateo 13:20–23].

“Así fue como el Salvador mismo explicó a Sus discípulos la parábola que impartió, y ningún misterio ni tinieblas dejó para la mente de aquellos que firmemente creen en Sus palabras.

“Sacamos en conclusión, pues, que la razón precisa por la que la multitud, o el mundo, como los llama el Señor, no recibió una explicación de Sus parábolas fue por la incredulidad. ‘A vosotros dice Él, (hablando a Sus discípulos), os es dado saber los misterios del reino de Dios’ [véase Mateo 13:11]. ¿Y por qué? Por la fe y confianza que tenían en Él. Esta parábola se impartió para demostrar los efectos que se producen al predicar la palabra; y creemos que hace alusión directa al principio o establecimiento del reino en esa época; por tanto, continuaremos siguiendo Sus palabras concernientes a dicho reino desde ese tiempo en adelante, aun hasta el fin del mundo”8.

En la parábola del trigo y de la cizaña se enseña que los justos y los inicuos crecerán juntos hasta el fin del mundo, cuando se recoja a los justos y se queme a los inicuos.

“ ‘Otra parábola les refirió, diciendo [y ésta alude al establecimiento del reino en esa época del mundo también]: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero’ [Mateo 13:24–30].

“Por esta parábola, no sólo aprendemos del establecimiento del reino en los días del Salvador, representado por la buena semilla que dio fruto, sino también de las corrupciones de la Iglesia, representada por la cizaña que sembró el enemigo, la cual Sus discípulos de buena voluntad habrían arrancado o purgado de la Iglesia si el Salvador hubiese favorecido sus puntos de vista. Mas Él, sabiendo todas las cosas, dijo que no fuese así. Fue como si les hubiera dicho que sus ideas no son acertadas, y que la Iglesia está en su infancia, y si dieran tan arrebatado paso, destruirían el trigo, o sea la Iglesia, junto con la cizaña; por tanto, es mejor dejarlos crecer juntos hasta la siega o el fin del mundo, que significa la destrucción de los malvados, lo cual todavía no se ha cumplido…

“ ‘…acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo’ [Mateo 13:36–38].

“Reparen nuestros lectores en la declaración: ‘El campo es el mundo,… la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo [que ellos noten bien esta expresión: el fin del mundo], y los segadores son los ángeles’ [véase Mateo 13:38–39].

“Aquí los hombres no pueden hallar razón posible para decir que se trata de una metáfora o que no da a entender lo que dice, porque en estas palabras Él ahora explica lo que previamente había hablado en parábolas; y según esta aclaración, el fin del mundo es la destrucción de los malvados; la siega y el fin del mundo aluden directamente no a la tierra, como muchos han supuesto, sino a la familia humana en los últimos días y a todo lo que precederá la venida del Hijo del Hombre y a la restauración de todas las cosas que se habló por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo; y los ángeles tomarán parte en esta gran obra, pues ellos son los segadores.

“ ‘De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo’ [Mateo 13:40]; es decir, al salir los siervos de Dios para amonestar a las naciones, tanto a los sacerdotes como al pueblo, y en vista de que éstos endurecen sus corazones y rechazan la luz de la verdad, habiendo sido entregados estos primeros a los bofetones de Satanás, y habiéndose ligado la ley y el testimonio… se quedan en la oscuridad y son entregados para el día del fuego; y así, atados por sus credos, aseguradas sus ligaduras por sus sacerdotes, están listos para el cumplimiento de estas palabras del Salvador: ‘Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes’ [Mateo 13:41–42].

“Entendemos que la obra de juntar el trigo en alfolíes o graneros se efectuará mientras se esté atando y preparando la cizaña para el día en que será quemada; y que después de ese día, ‘los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga’ [Mateo 13:43]”9.

En la parábola de la semilla de mostaza se enseña que la Iglesia y el reino de Dios, establecidos en estos últimos días, se extenderán por toda la tierra.

“También les expuso otra parábola que hacía alusión al reino que se iba a establecer poco antes, o precisamente al tiempo de la siega, y que dice: ‘El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas’ [Mateo 13:31–32]. Podemos darnos cuenta claramente que se da esta metáfora para representar la Iglesia que saldrá a luz en los últimos días. He aquí, el reino de los cielos es comparado a ella. Ahora bien, ¿cómo es semejante a ella?

“Consideremos el Libro de Mormón que un hombre tomó y escondió en su campo, asegurándolo por su fe para que brotara en los últimos días o en el debido tiempo; veámoslo salir de la tierra, a éste, que en verdad se considera ser como la más pequeña de todas las semillas, mas he aquí, echa ramas, sí, se reviste de grandes ramas y majestad divina hasta que llega a ser, como el grano de mostaza, la más grande de todas las hortalizas. Y es verdadero, y ha brotado y salido de la tierra; y la justicia empieza a mirar desde los cielos [véase Salmos 85:11; Moisés 7:62], y Dios está enviando Sus poderes, dones y ángeles para que aniden en sus ramas.

“El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza. He aquí, ¿acaso no es éste el reino de los cielos que empieza a salir en los últimos días con la majestad de su Dios, a saber, la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, que como una roca impenetrable e inamovible en medio del gran océano está expuesta a las tormentas y tempestades de Satanás, y que hasta la fecha ha permanecido firme, y aún está afrontando las gigantescas olas de la oposición movidas por los tempestuosos vientos de náufragos artificios que se han [estrellado] y se siguen estrellando con inmensa espuma contra su frente triunfante, incitadas hacia adelante con doble furia por el enemigo de la rectitud…

“Las… nubes de oscuridad han estado desde hace mucho golpeando como gigantescas olas contra la roca inamovible de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y, a pesar de todo eso, la semilla de mostaza sigue extendiendo sus grandes ramas, cada vez más alto, y propagándose cada vez más y más, y las ruedas del carruaje del reino siguen rodando, impelidas por el poderoso brazo de Jehová; y, a pesar de toda la oposición, continuarán rodando hasta que todas Sus palabras se cumplan”10.

Los testimonios de los Tres Testigos y las Escrituras de los últimos días son como la levadura que fue escondida en la harina; en la parábola de la red se nos enseña sobre el recogimiento por todo el mundo.

“ ‘Y otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado’ [Mateo 13:33]. Esto se puede entender en el sentido de que la Iglesia de los Santos de los Últimos Días se ha elevado de un poco de levadura que se puso en tres testigos. ¡Miren cuán semejante eso es a la parábola! Está leudando rápidamente la masa y dentro de poco toda quedará leudada…

“ ‘Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera’ [Mateo 13:47–48]. Según la obra de este modelo, he aquí que los descendientes de José echan la red del Evangelio por toda la faz de la tierra, recogiendo de todas clases, a fin de guardar a los buenos en cestas preparadas para ese objeto, y los ángeles se encargarán de lo malo. ‘Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor’ [Mateo 13:49–51]. Y nosotros decimos: ‘Sí, Señor’; y bien podrían decir: ‘Sí, Señor’; porque estas cosas son tan claras y gloriosas que todo Santo de los Últimos Días debe responder a ellas con un ferviente amén.

“ ‘Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas’ [Mateo 13:52].

“Las obras según este ejemplo son representadas por el Libro de Mormón, que sale del tesoro del corazón. También los convenios que se han dado a los Santos de los Últimos Días [Doctrina y Convenios] y también la traducción de la Biblia; y de este modo se sacan del corazón cosas nuevas y cosas viejas; y así corresponde a las tres medidas de harina, que se están purificando mediante una revelación de Jesucristo, y la ministración de ángeles, que ya han iniciado esta obra en los últimos días, que corresponderá a la levadura que leudó toda la masa. Amén”11.

Sugerencias para el estudio y la enseñanza

Considere estas ideas al estudiar el capítulo o al prepararse para enseñarlo. Si necesita más ayuda, consulte las páginas VII–XIII.

  • Repase las páginas 309–311. ¿Qué aprendemos del ejemplo de José Smith que nos ayude en el estudio individual de las Escrituras?

  • Repase la explicación de José Smith sobre la razón por la que el Salvador enseñó con parábolas (págs. 312–313). Al aprender las verdades del Evangelio, ¿qué significa para usted ver con los ojos y oír con los oídos? ¿Por qué se nos quitará la luz si no estamos dispuestos a recibir más luz? Piense en lo que usted debe hacer para recibir más luz del Evangelio.

  • Estudie la parábola del sembrador (págs. 313–315). En ella, el Salvador enseña que el mismo mensaje del Evangelio produce diferentes efectos según la forma en que la gente lo reciba. ¿Por qué no prospera la palabra de Dios en las personas “cuyos corazones están llenos de iniquidad”? ¿Por qué dejan a un lado la palabra de Dios algunas personas cuando sufren tribulación o persecución? ¿De qué modo pueden ahogar la palabra dentro de nosotros, “el afán de este siglo y el engaño de las riquezas”?

  • ¿Cómo podemos asegurarnos de ser “buena tierra” cuando se plante la palabra en nosotros? ¿Qué deben hacer los padres a fin de ayudar a los niños a que éstos preparen su corazón para recibir la palabra?

  • En la parábola del trigo y de la cizaña (págs. 316–317), el trigo representa a los justos, “los hijos del reino”; la cizaña representa a “los hijos del malo”. ¿Cómo podemos mantenernos fieles a pesar de que se permita a “la cizaña” crecer junto con “el trigo”? ¿En qué le ayuda Doctrina y Convenios 86:1–7 a comprender mejor la parábola?

  • ¿En qué sentido es semejante la Iglesia en el presente al árbol que crece y que se menciona en la parábola del grano de mostaza? (Véanse las páginas 318–319 donde hay algunos ejemplos.)

  • Repase las páginas 320–321. Tenga en cuenta que la levadura es la sustancia que hace crecer la masa del pan. ¿De qué manera son las Escrituras de los últimos días como levadura para la Iglesia? ¿De qué modo son como levadura para usted? ¿En qué sentido se puede decir que las Escrituras de los últimos días son como tesoros de “cosas nuevas y cosas viejas”?

  • En la parábola de la red del Evangelio (pág. 320), ¿qué significado tiene el hecho de que la red recoja toda clase de peces? ¿Cómo se está cumpliendo esa parábola hoy en día?

Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema: Lucas 8:4–18; Alma 12:9–11; D. y C. 86:1–11; 101:63–68.

Notas

  1. History of the Church, 2:326, 387; tomado de una anotación del diario de José Smith, el 7 de diciembre de 1835 y el 29 de enero de 1836, en Kirtland, Ohio.

  2. History of the Church, 2:376; tomado de una anotación del diario de José Smith, el 19 de enero de 1836, en Kirtland, Ohio.

  3. History of the Church, 2:396; tomado de una anotación del diario de José Smith, el 17 de febrero de 1836, en Kirtland, Ohio.

  4. History of the Church, 6:314; tomado de un discurso de José Smith, el 7 de abril de 1844, en Nauvoo, Illinois; informe de Wilford Woodruff, Willard Richards, Thomas Bullock, y William Clayton.

  5. Brigham Young, Deseret News, 30 de diciembre de 1857, pág. 340; ortografía actualizada.

  6. Wandle Mace, Autobiografía, alrededor de 1890, pág. 45, Archivos de la Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake City, Utah.

  7. History of the Church, 2:265–266; el segundo, tercero, y cuarto conjunto de palabras entre corchetes del primer párrafo se encuentran en el documento original; puntuación y gramática actualizadas; tomado de una carta de José Smith a los élderes de la Iglesia, en diciembre de 1835, en Kirtland, Ohio, publicada en Messenger and Advocate, en diciembre de 1835, págs. 225–226.

  8. History of the Church, 2:264–267; puntuación y gramática actualizadas; alteración en la división de párrafos; tomado de una carta de José Smith a los élderes de la Iglesia, en diciembre de 1835, Kirtland, Ohio, publicada en Messenger and Advocate, en diciembre de 1835, págs. 225–226.

  9. History of the Church, 2:267, 271; el primer conjunto de palabras entre corchetes del primer párrafo se encuentra en el documento original, al igual que el primer conjunto de palabras entre corchetes en el cuarto párrafo; puntuación y uso de mayúsculas actualizados; alteración en la división de párrafos; tomado de una carta de José Smith a los élderes de la Iglesia, en diciembre de 1835, en Kirtland, Ohio, publicada en Messenger and Advocate, en diciembre de 1835, págs. 226–229.

  10. History of the Church, 2:268, 270; conjunto de palabras entre corchetes del tercer párrafo se encuentran en el documento original; puntuación, gramática y uso de mayúsculas actualizados; tomado de una carta de José Smith a los élderes de la Iglesia, en diciembre de 1835, en Kirtland, Ohio, publicado en Messenger and Advocate, diciembre de 1835, págs. 227–228. Véase págs. XVII para información en cuanto a los cambios del nombre oficial de la Iglesia.

  11. History of the Church, 2:270, 272; puntuación y uso de mayúsculas actualizados; alteración en la división de párrafos; tomado de una carta de José Smith a los élderes de la Iglesia, en diciembre de 1835, Kirtland, Ohio, publicado en Messenger and Advocate, diciembre de 1835, págs. 228–229.