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Capítulo 17: El poder para sellar y las bendiciones del templo


Capítulo 17

El poder para sellar y las bendiciones del templo

“Elías el profeta vino a restaurar a la tierra la plenitud del poder del sacerdocio… Ese sacerdocio tiene las llaves para atar y sellar en la tierra y en los cielos todas las ordenanzas y principios relativos a la salvación del hombre”.

De la vida de Joseph Fielding Smith

En 1902, Joseph Fielding Smith viajó al estado de Massachusetts, en donde logró hallar información acerca de sus antepasados de la rama de los Smith. Mientras estaba allí, conoció a un genealogista llamado Sidney Perley, quien le dijo: “Tengo el cometido, si puedo hacerlo, de investigar los registros de todas las personas que llegaron al condado de Essex antes del año 1700”.

Posteriormente, el presidente Smith relató: “Le dije, ‘Señor Perley, se ha propuesto una labor gigantesca, ¿no lo cree?’ Y él respondió: ‘Sí, y me temo que nunca la terminaré’. Entonces le pregunté: ‘¿Por qué realiza esa labor?’ Él pensó por un momento y me miró un poco perplejo; y luego contestó: ‘No lo sé, pero empecé a hacerlo y no puedo detenerme’. Le dije: ‘Le puedo decir por qué lo hace y por qué no puede detenerse, pero si se lo digo, no me creerá y se reirá de mí’.

“‘Oh’, me dijo, ‘No estoy seguro. Si puede decírmelo, seguramente me interesará’. Entonces le conté de la profecía concerniente a Elías el profeta y el cumplimiento de esa promesa al profeta José Smith y Oliverio Cowdery el 3 de abril de 1836 en el Templo de Kirtland, y cómo ese espíritu de investigación había influido en muchas personas, y éstas habían vuelto su corazón a buscar a los fallecidos en cumplimiento de esa gran promesa que había de ocurrir antes de la Segunda Venida, para que el mundo no fuera herido con una maldición. Ahora los hijos volvían el corazón a sus padres, y nosotros hacíamos la obra de ordenanzas por los muertos para que éstos hallaran redención y tuvieran el privilegio de entrar en el reino de Dios, aunque estuvieran muertos.

“Cuando terminé, se rió y dijo: ‘Es una historia muy bonita, pero no la creo’. Sin embargo, aceptó que había algo que lo compelía a continuar esa investigación y que no podía detenerse. He conocido a muchas personas más que también comenzaron y no pudieron detenerse, hombres y mujeres que no son miembros de la Iglesia. Y así en la actualidad encontramos a miles de hombres y mujeres que investigan los registros de las personas fallecidas. Ellos no saben por qué, pero es para que nosotros podamos obtener esos registros compilados y asistir a nuestros templos y hacer la obra por nuestros muertos”1.

El presidente Smith enseñó que la historia familiar tiene que ver con mucho más que simplemente encontrar nombres, fechas y lugares y recopilar historias. Tiene que ver con proporcionar las ordenanzas del templo que unen a las familias por la eternidad, sellar a las personas fieles de todas las generaciones como miembros de la familia de Dios. “Los padres deberán ser sellados entre sí y los hijos a los padres, a fin de recibir las bendiciones del reino celestial”, dijo él. “Por lo tanto, nuestra salvación y progreso dependen de la salvación de nuestros difuntos dignos, a los que debemos unirnos mediante lazos familiares. Eso sólo puede efectuarse en nuestros templos”2. Antes de ofrecer la oración dedicatoria en el Templo de Ogden, Utah, dijo: “Les recuerdo que cuando dedicamos una casa al Señor, lo que en verdad hacemos es dedicarnos a nosotros mismos al servicio del Señor, con el convenio de que utilizaremos la casa en la forma en que Él desea que se utilice”3.

Las enseñanzas de Joseph Fielding Smith

1

Elías el profeta restauró el poder para sellar o atar en la tierra y en el cielo

Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento, concluyó sus predicciones con estas palabras:

“He aquí, yo os envío a Elías el profeta antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.

“Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Malaquías 4:5–6).

Parece sumamente apropiado que el último de los profetas antiguos cerrara sus palabras con una promesa dirigida a las generaciones futuras, y que en esa promesa predijera una época en donde habría una unión de las dispensaciones pasadas con aquellas de tiempos posteriores…

Tenemos una interpretación mucho más clara de las palabras de Malaquías dada por el profeta nefita Moroni, quien se apareció a José Smith el 21 de septiembre de 1823. Es así la manera en que el ángel las citó:

“He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.

“Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.

“De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida” (D. y C. 2:1–3).

Moroni informó a José Smith que esa predicción estaba por cumplirse; el cumplimiento fue unos doce años más tarde, el 3 de abril de 1836. Ese día, Elías el profeta se apareció a José Smith y Oliverio Cowdery en el Templo de Kirtland, y confirió sobre ellos… el poder para atar, o sellar, en la tierra y en el cielo. Las llaves de ese sacerdocio estaban en poder de Elías el profeta, a quien el Señor dio poder sobre los elementos, así como sobre los hombres, con la autoridad de sellar sobre los justos, por esta vida y por la eternidad, todas las ordenanzas pertenecientes a la plenitud de la salvación4.

Algunos miembros de la Iglesia han estado confundidos al pensar que Elías el profeta vino con las llaves del bautismo por los muertos o de la salvación de los muertos. Las llaves de Elías el profeta eran de más importancia. Eran las llaves del sellamiento, y dichas llaves del sellamiento conciernen a los vivos y abarcan a los muertos que estén dispuestos a arrepentirse5.

Elías el profeta vino a restaurar a la tierra la plenitud del poder del sacerdocio al conferirlo sobre profetas mortales debidamente comisionados por el Señor. Ese sacerdocio tiene las llaves para atar y sellar en la tierra y en los cielos todas las ordenanzas y principios relativos a la salvación del hombre, a fin de que así éstos lleguen a tener validez en el reino de Dios…

Es en virtud de esa autoridad que se efectúan ordenanzas en los templos, tanto a favor de las personas vivas como las muertas. Es el poder que une por la eternidad al esposo y la esposa cuando entran en el matrimonio de acuerdo con el plan eterno. Es la autoridad por la cual los padres obtienen el derecho de reclamar la paternidad sobre sus hijos a lo largo de toda la eternidad y no solamente por esta vida, lo cual hace que la familia sea eterna en el reino de Dios6.

2

La restauración del poder para sellar salva a la tierra de ser totalmente asolada a la venida de Jesucristo

Si Elías el profeta no hubiera venido, se nos da a entender que toda la obra de las épocas pasadas de poco habría servido, pues el Señor dijo que toda la tierra, bajo tales condiciones, sería totalmente asolada a Su venida. Por lo tanto, su misión fue de importancia trascendental para el mundo. No se trata solamente del asunto del bautismo por los muertos, sino también del sellamiento de los padres y de los hijos a los padres, de modo que haya “una unión entera, completa y perfecta, así como un encadenamiento de dispensaciones, llaves, poderes y glorias” desde el principio hasta el fin de los tiempos [véase D. y C. 128:18]. Si ese poder para sellar no estuviera en la tierra, entonces reinaría la confusión y el desorden, ocuparía el lugar del orden el día en que el Señor venga y, por supuesto, eso no puede ser, puesto que todas las cosas son gobernadas y controladas por una ley perfecta en el reino de Dios7.

¿Por qué sería asolada la tierra? Sencillamente porque si no hubiese un eslabón conexivo entre los padres y los hijos —el cual es la obra por los muertos— entonces todos seríamos rechazados; toda la obra de Dios fracasaría y se desperdiciaría por completo. Tal condición, por supuesto, no puede ser8.

La restauración de esa autoridad [del sellamiento] es la levadura que salva a la tierra de ser totalmente asolada a la venida de Jesucristo. Cuando establecemos esa verdad de modo firme y claro en nuestra mente, es fácil ver que habría únicamente confusión y desastre si Cristo viniera y el poder para sellar no estuviera aquí9.

3

A fin de prepararnos para la salvación en su plenitud, debemos recibir las ordenanzas del templo por medio del poder para sellar

El Señor nos ha dado privilegios y bendiciones, y la oportunidad de concertar convenios, de aceptar las ordenanzas pertinentes a nuestra salvación más allá de lo que se predica en el mundo; más allá de los principios de la fe en el Señor Jesucristo, del arrepentimiento del pecado, del bautismo para la remisión de los pecados y la imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo; y esos principios y convenios no se reciben en ninguna otra parte que no sea en el templo de Dios10.

La obra del templo está tan interconectada con el Plan de Salvación que no puede existir sin éste. En otras palabras, no puede haber salvación si no [hay] ordenanzas del templo que correspondan de manera exclusiva al templo11.

…Hay miles de Santos de los Últimos Días que… se sienten deseosos de asistir a las reuniones, de pagar el diezmo y atender los deberes comunes de la Iglesia, pero no parecen sentir ni entender la importancia de recibir en el templo del Señor las bendiciones que los conducirán a la exaltación. Es extraño. Las personas parecen contentarse con nada más que vivir la vida fácil, sin aprovechar las oportunidades que se les ofrecen y sin recibir los convenios necesarios que las llevarán de vuelta a la presencia de Dios como hijos e hijas12.

Si desean la salvación en su plenitud, esto es, la exaltación en el reino de Dios… tienen que entrar en el templo del Señor y recibir las ordenanzas sagradas que pertenecen a esa casa, las cuales no se pueden obtener en ningún otro lugar. Ningún hombre recibirá la plenitud de la eternidad, de la exaltación, por sí solo; ninguna mujer recibirá esa bendición por sí sola; sino que marido y mujer, al recibir el poder de [ser] sellados en el templo del Señor, pasarán a la exaltación, y continuarán y llegarán a ser semejantes al Señor. Y ese es el destino de los hombres; eso es lo que el Señor desea para Sus hijos13.

Nota:Si desea leer algunas de las palabras de esperanza y promesa del presidente Smith para las personas fieles que no pueden recibir todas las ordenanzas del templo durante el transcurso de la vida, consulte el capítulo 18 de este libro.

4

Por causa del poder para sellar, podemos efectuar las ordenanzas de salvación por los que han muerto sin recibirlas

¿Quiénes son los padres mencionados por Malaquías, y quiénes son los hijos? Los padres son nuestros antepasados fallecidos que murieron sin el privilegio de recibir el Evangelio, pero que han recibido la promesa de que llegaría el tiempo en que se les concedería ese privilegio. Los hijos son quienes ahora viven y preparan la información genealógica, y efectúan las ordenanzas vicarias en los templos14.

A family at a computer.

Todos los miembros de la familia pueden participar en la obra de historia familiar.

…Vino Elías el profeta con las llaves para sellar; y se nos ha dado el poder mediante el cual podemos tender una mano de ayuda a los muertos. Ese poder para sellar incluye a las personas que han fallecido, que estén dispuestas a arrepentirse y a recibir el Evangelio, que han muerto sin ese conocimiento, tal como se extiende a quienes están vivos y se arrepienten15.

El Señor ha decretado que todos sus hijos procreados en espíritu, toda alma que haya vivido o que vivirá sobre la tierra, tendrá la oportunidad justa y equitativa de creer y obedecer las leyes de Su evangelio sempiterno. Los que acepten el Evangelio y vivan en armonía con sus leyes, entre ellas el bautismo y el matrimonio celestial, tendrán la vida eterna.

Es obvio que hasta ahora sólo una porción pequeña del género humano ha escuchado la palabra de la verdad revelada de la voz de uno de los verdaderos siervos del Señor. En la sabiduría y la justicia del Señor, todos deben hacerlo. Como dijo Pedro:

“Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos; para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el espíritu según Dios” (1 Pedro 4:6).

Aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación en esta vida mas lo habrían aceptado de todo corazón de habérseles presentado tal oportunidad, éstas son quienes lo aceptarán en el mundo de los espíritus; son ellas por quienes efectuaremos las ordenanzas en los templos; y son ellas las que, de esa forma, llegarán a ser herederas con nosotros de la salvación y la vida eterna16.

El volver el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres es el poder de la salvación de los muertos, mediante la obra vicaria que los hijos pueden efectuar a favor de sus antepasados, y es en todo sentido razonable y coherente. He oído muchas veces a los que se oponen a esta obra decir que es imposible que una persona represente vicariamente a otra. Quienes así se expresan pasan por alto el hecho de que la obra entera de la salvación es una obra vicaria con Jesucristo como quien propicia, redimiéndonos de la muerte, por la cual no éramos responsables, y además redimiéndonos de la responsabilidad de nuestros propios pecados, a condición de que nos arrepintamos y aceptemos el Evangelio. Él lo ha hecho a una gran e infinita escala, y por el mismo principio ha delegado autoridad a los miembros de Su Iglesia para actuar a favor de los muertos, que son incapaces de efectuar las ordenanzas de salvación por sí mismos17.

En ocasiones me parece que consideramos la obra de la salvación de los muertos desde un punto de vista algo estrecho. Es un concepto errado considerar a aquellos por quienes estamos haciendo la obra en el templo del Señor como personas muertas. Debemos considerarlas como vivas; y el representante vivo no hace más que sustituirlas al recibir las bendiciones que aquellas deberían haber recibido y que hubieran recibido en esta vida si hubiesen vivido en una dispensación del Evangelio. Por tanto, se considera a cada persona muerta, a favor de quien se hace la obra en el templo, como si estuviera viva al momento de efectuar la ordenanza18.

Esta doctrina de la salvación de los muertos es uno de los principios más gloriosos que se hayan revelado al hombre. Es el medio por el cual se ofrecerá el Evangelio a todos los hombres. Establece el hecho de que Dios no hace acepción de personas [véase Hechos 10:34]; que toda alma es preciosa ante Su vista ; y que todos los hombres, de hecho y en verdad, serán juzgados de acuerdo con sus propias obras.

Ahora doy gracias al Señor por habernos restaurado Su evangelio sempiterno en estos días. Le doy las gracias por el poder para sellar que regresó a la tierra por medio de Elías el profeta. Le doy las gracias por la unidad familiar eterna, por el privilegio que tenemos de sellarnos en Sus santos templos, y por poner a disposición esas bendiciones de sellamiento a fin de brindárselas a nuestros antepasados que han muerto sin el conocimiento del Evangelio19.

5

La historia familiar y la obra del templo por los muertos son obras de amor

Hay muchas almas humildes y buenas que se han privado de las comodidades, y en algunos casos, de las cosas más esenciales de la vida, a fin de preparar los registros y efectuar la obra a favor de sus muertos para que pudiese brindárseles el don de la salvación a éstos. Dicha labor de amor no será en vano, puesto que todas las personas que hayan trabajado en esta buena causa encontrarán su tesoro y sus riquezas en el reino celestial de Dios. Grande será su galardón, sí, aun más allá del poder de comprensión de los mortales20.

No hay obra relacionada con el Evangelio que sea de naturaleza más altruista que la que se realiza en la casa del Señor, en bien de nuestros muertos. Quienes hacen la obra a favor de los muertos no esperan recibir ninguna clase de remuneración ni recompensa terrenal. Se trata, sobre todo, de una obra de amor, engendrada en el corazón del hombre mediante una labor fiel y constante en esas ordenanzas salvadoras. No hay ganancias monetarias, pero habrá gran gozo en el cielo junto a aquellas almas a quienes hayamos ayudado a lograr la salvación. Es una obra que ennoblece el alma del hombre, ensancha su perspectiva en relación al bienestar de sus semejantes y planta en el corazón amor hacia todos los hijos de nuestro Padre Celestial. No hay ninguna obra igual a la obra del templo por los muertos en lo que atañe a enseñar al hombre a amar al prójimo como a sí mismo. De tal manera amó Jesús al mundo que voluntariamente se ofreció como sacrificio por el pecado a fin de salvar al mundo. Nosotros también tenemos el privilegio, en una pequeña medida, de mostrar nuestro gran amor hacia Él y hacia nuestros semejantes al ayudarles a alcanzar las bendiciones del Evangelio que ahora no pueden recibir sin nuestra ayuda21.

6

A través de la historia familiar y de la obra del templo completamos la organización familiar de una generación a otra

La doctrina de la salvación de los muertos y de la obra del templo nos ofrece la gloriosa perspectiva de la continuidad de la relación familiar. Mediante ella aprendemos que los lazos familiares no se romperán, que el esposo y la esposa eternamente tendrán derecho uno al otro y a sus hijos hasta la última generación. Sin embargo, a fin de recibir esos privilegios, se deben procurar las ordenanzas de sellamiento en el templo de nuestro Dios. Todos los contratos, vínculos, compromisos y acuerdos hechos por los hombres llegarán a su fin, pero los compromisos y los acuerdos concertados en la casa del Señor, si se guardan fielmente, perdurarán para siempre [véase D. y C. 132:7]. Esa doctrina nos da un concepto más claro de los propósitos del Señor para con Sus hijos; nos muestra Su misericordia y amor abundantes e ilimitados hacia todos los que le obedecen, sí, aun hacia aquellos que son rebeldes, pues en Su bondad también les concederá grandes bendiciones a ellos22.

En el evangelio de Jesucristo se nos enseña que la organización familiar, en lo que concierne a la exaltación celestial, será completa, una organización ligada desde el padre, la madre y los hijos de una generación al padre, la madre y los hijos de la siguiente, y así expandiéndose y extendiéndose hasta el fin de los tiempos23.

A father and son looking through a photo album at the Joseph Smith Memorial Building.

El poder para sellar del sacerdocio “une por la eternidad al esposo y la esposa cuando entran en el matrimonio de acuerdo con el plan eterno”.

Debe haber una fusión, una unión de las generaciones desde los días de Adán hasta el fin de los tiempos. Las familias estarán unidas y ligadas, padres a hijos, hijos a padres, una generación a otra, hasta que estemos todos conectados en una gran familia con nuestro padre Adán a la cabeza, donde el Señor lo colocó. De modo que no podemos salvarnos y exaltarnos en el reino de Dios a menos que tengamos en nuestro corazón el deseo de hacer esta obra y efectuarla al grado máximo que esté a nuestro alcance a favor de nuestros muertos. Es una doctrina gloriosa, uno de los magníficos principios de verdad revelados a través del profeta José Smith. Debemos aprovechar nuestras oportunidades y probarnos dignos y aceptables a los ojos del Señor a fin de recibir esa exaltación para nosotros mismos, y allí regocijarnos en el reino de Dios con nuestros familiares y amigos en esa gran reunión y asamblea de los santos de la Iglesia del Primogénito, que se hayan mantenido libres y sin mancha de los pecados del mundo.

Ruego que el Señor nos bendiga y nos permita tener el deseo en el corazón de magnificar nuestro llamamiento y de servirle con fidelidad en todas estas cosas24.

Sugerencias para el estudio y la enseñanza

Preguntas

  • En la sección “De la vida de Joseph Fielding Smith”, lea el consejo del presidente Smith acerca de “lo que en verdad hacemos” en la dedicación de un templo. ¿Qué podemos hacer para seguir ese consejo?

  • ¿Cómo se relacionan las enseñanzas de la sección 1 con la labor de ayudar a nuestros antepasados que han fallecido? ¿De qué forma esas enseñanzas tienen que ver con la relación que tenemos con los familiares que aún viven?

  • Al leer la sección 2, busque la explicación del presidente Smith de la razón por la que el poder para sellar “salva a la tierra de ser totalmente asolada a la venida de Jesucristo”. ¿Qué nos enseña eso sobre la importancia de la familia en el Plan de Salvación?

  • ¿En qué formas la obra del templo está “interconectada con el Plan de Salvación”? (Véase la sección 3). ¿De qué modo ese principio puede influir en cómo nos sentimientos en cuanto a la obra del templo?

  • El presidente Smith aconsejó que cuando hagamos la obra del templo a favor de los muertos, debemos pensar en ellos como si estuviesen vivos (véase la sección 4). En su opinión, ¿qué significa eso? ¿Cómo podría influir esa idea en la forma en que usted presta servicio en el templo?

  • Al estudiar la sección 5, busque las bendiciones que el presidente Smith dijo que recibirán quienes hagan la obra de historia familiar. ¿En qué oportunidades ha comprobado la veracidad de ello?

  • Estudie la sección 6 e imagine la experiencia de regocijarse con sus antepasados en una “gran reunión”. Piense en lo que puede hacer a fin de prepararse usted y preparar a su familia para ese privilegio.

Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema

1 Corintios 15:29; D. y C. 95:8; 97:15–16; 128:16–19.

Ayuda didáctica

“Cuando uno de ellos haga una pregunta, considere la posibilidad de invitar a otros para que la contesten en lugar de responder usted mismo. Por ejemplo, podría decir: ‘Ésa es una pregunta interesante. ¿Qué piensan todos ustedes?’ o ‘¿Quién desea responder a esa pregunta?’” (La enseñanza: El llamamiento más importante, 2000, pág. 69).

Notas

  1. En Conference Report, abril de 1948, pág. 134.

  2. “Salvation for the Dead”, Improvement Era, febrero de 1917, pág. 361; véase también Doctrina de Salvación, editado por Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1978–1979, tomo II, págs. 138–139.

  3. “Ogden Temple Dedicatory Prayer”, Ensign, marzo de 1972, pág. 6; véase también Manual de seminario del Antiguo Testamento, Guía de estudio para el alumno, 2003, pág. 110.

  4. Véase “La venida de Elías”, Liahona, junio de 1972, págs. 1, 3.

  5. “The Keys of the Priesthood Restored,” Utah Genealogical and Historical Magazine, julio de 1936, pág. 100; véase también Doctrina de Salvación, tomo III, pág. 123.

  6. “A Peculiar People: The Authority Elijah Restored”, Deseret News, 16 de enero de 1932, sección de la Iglesia, pág. 8; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 109.

  7. “Salvation for the Living and the Dead”. Relief Society magazine, diciembre de 1918, págs. 677–678; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 113.

  8. Véase Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 114.

  9. Véase “La venida de Elías”, pág. 3.

  10. En “Relief Society Conference Minutes”, Relief Society Magazine, agosto de 1919, pág. 466; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, págs. 37–38.

  11. “One Hundred Years of Progress”, Liahona: The Elders’ Journal, 15 de abril de 1930, pág. 520.

  12. “The Duties of the Priesthood in Temple Work”, Utah Genealogical and Historical magazine, enero de 1939, pág. 4; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 144.

  13. “Elijah the Prophet and His Mission—IV”, Instructor, marzo de 1952, pág. 67; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, págs. 41–42.

  14. “Salvation for the Dead”, Millennial Star, 8 de diciembre de 1927, pág. 775; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 119.

  15. “The Keys of the Priesthood Restored”, pág. 101; véase también Doctrina de Salvación, tomo III, pág. 123.

  16. Sealing Power and Salvation, Brigham Young University Speeches of the Year, 12 de enero de 1971, págs. 2–3; se eliminó la cursiva del original.

  17. The Restoration of All Things, 1945, págs. 174–175.

  18. “The Keys of the Priesthood Restored”, págs. 100–101; véase también Doctrina de Salvación, tomo III, pág. 123.

  19. Sealing Power and Salvation, pág. 3.

  20. “A Greeting”, Utah Genealogical and Historical magazine, enero de 1935, pág. 5; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 170.

  21. “Salvation for the Dead”, Improvement Era, febrero de 1917, pág. 362; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, págs. 135–136.

  22. “Salvation for the Dead”, Improvement Era, febrero de 1917, págs. 362–363; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, págs. 163–164.

  23. En Conference Report, abril de 1942, pág. 26; véase también Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 165.

  24. En Conference Report, octubre de 1911, pág. 122.