2020
Una visión me llevó a la verdad
Noviembre de 2020


Una visión me llevó a la verdad

¿Acaso me había imaginado la estatua?

Imagen
Una mujer sentada en un banco

Hace algunos años, me estaba reuniendo con los misioneros y tenía problemas de salud. Me sentía desdichada, y todo lo que quería era sentir algún tipo de guía en mi vida.

No me sentía segura o entusiasmada por nada, especialmente por esta Iglesia de la que los misioneros no dejaban de hablar. A pesar de todo, decidí a regañadientes asistir a la reunión sacramental por primera vez.

Mi madre vino conmigo, y cuando llegamos al edificio de la Iglesia, el corazón se me detuvo por un momento cuando vi una estatua dorada y reluciente en el tejado. ¡Era la vista más hermosa que hubiera contemplado jamás! El edificio se veía tan pacífico y acogedor que mi actitud cambió totalmente, y entré con entusiasmo.

Durante la Santa Cena, cerré los ojos y la imagen de Jesús apareció en mi mente. De pequeña, siempre había sabido acerca de Jesús, pero no me había interesado en Él hasta hacía poco tiempo. Nunca había leído la Biblia;y y, sinceramente, no sabía nada acerca de por qué Jesucristo murió en una cruz, por qué tuvo doce apóstoles o por qué tantos profetas enseñaron sobre Él.

Pero, en ese momento, me sentí conectada a Él. Por fin me parecía real. Tuve un sentimiento incontenible de amor y un deseo de aprender más. Creí que Él era la fuente de la verdad y el amor que estaba buscando.

Unos días más tarde, le pregunté a mi madre sobre la estatua que había visto. Ella parecía un poco confundida y dijo que no había visto ninguna estatua, pero después de que le describí lo hermosa que era, quiso pasar por delante del edificio otra vez para verla.

Pero cuando llegamos al edificio de la Iglesia, la estatua que había visto unos días antes ya no estaba. ¡No podía creerlo! ¿Alguien la había quitado?

En la Iglesia, a la semana siguiente, le pregunté a alguien acerca de la estatua; ella se mostró desconcertada y me dijo que el edificio nunca había tenido una estatua. Pero cuando describí cómo era la estatua, ella me dijo: “¡Ah! ¿Te refieres a la estatua de Moroni? Esas estatuas no están en los edificios de la Iglesia, sino en la mayoría de los templos”. Me dijo que Moroni era un profeta del Libro de Mormón y que también desempeñó una función en la Restauración.

Decidí que debí haber imaginado la estatua, pero busqué en el Libro de Mormón menciones de Moroni. Aprendí que perdió a su familia y amigos, que le dolían los pecados del mundo y que, a pesar de todo eso, siguió el mandato de Dios de proteger la verdad. También aprendí que se le había aparecido a José Smith muchas veces para darle mensajes del Padre Celestial. Aprender acerca de Moroni y sus enseñanzas y cómo hizo todo lo posible por seguir a Cristo y preservar la verdad me ayudó a convertir todo mi corazón al Evangelio.

Cuando finalmente tuve la oportunidad de visitar el Templo de Sapporo, Japón, vi la verdadera estatua de Moroni por primera vez. Era la misma estatua que había visto en la parte superior del edificio de la Iglesia. Pero la que había visto ese día brillaba con un brillo incomparable. Creo que esa “estatua reluciente” fue una visión que provino del Padre Celestial, que me invitaba a encontrar Su amor y la verdad del evangelio restaurado de Jesucristo para que aprendiera de los antiguos profetas, como Moroni, que testificaron de Cristo, y de los profetas vivientes que hacen lo mismo, y para que encontrara la guía que había estado buscando desesperadamente.

Sé que el Señor restauró el evangelio de Jesucristo por medio del profeta José Smith y que tenemos profetas vivientes hoy en día que son guiados por Él para traernos la verdad y ayudarnos a regresar a nuestro Padre Celestial. Sé que Jesucristo es la fuente de paz y gozo tanto en esta vida como en la venidera.

La luz de Su evangelio restaurado y todas las bendiciones que otorga han cambiado mi vida por completo y, al igual que ese primer día en la Iglesia, sé que nuestro Padre Celestial guiará mi vida a medida que continúe siguiéndolo a Él y a Sus mensajeros.

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