2021
COVID-19: Una oportunidad para volver a centrarnos en la esencia del Evangelio
Mayo de 2021


COVID-19: Una oportunidad para volver a centrarnos en la esencia del Evangelio

A lo largo de la historia, siempre ha habido temporadas difíciles. Hoy en día nos enfrentamos de forma colectiva a graves adversidades causadas por el COVID-19. Lo hemos oído una y otra vez: esta es una época sin precedentes. Muchos de nosotros estamos preocupados por nuestra salud y el bienestar de nuestros seres queridos. Todos hemos sentido los efectos económicos y emocionales que ha causado este virus. Parece que nada es normal; y el servicio misional y la obra del templo se han visto interrumpidos. Muchas personas se sienten abrumadas con la tarea de modificar las rutinas en casa.

Enfrentarse a un futuro incierto puede causar sentimientos de ansiedad o incluso pánico. Probablemente hayas estado sintiéndote así; pero, en medio de todo este caos, ¡hay esperanza! A pesar de la incertidumbre y los cambios, los aspectos esenciales y los fundamentos del Evangelio no han cambiado:

  • Puede que se hayan cancelado o limitado temporalmente las reuniones formales y las actividades de la Iglesia, ¡pero no el vivir el Evangelio! Podemos seguir adorando, ministrando y llevando a la práctica el Evangelio en nuestros hogares.

  • Dios todavía está en Sus cielos.

  • Su Hijo, Jesucristo, todavía está a la cabeza de esta obra. Él entiende los desafíos del mundo así como nuestras propias luchas personales. Ha prometido: “No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18). Él envía al Espíritu Santo para que esté con nosotros1.

  • Dios ha llamado profetas, videntes y reveladores y, a través de ellos, ha puesto en marcha exactamente lo que necesitamos para soportar esta tormenta2. Piensa en el nuevo curso de estudio centrado en el hogar, junto con otros ajustes, que nos ha ayudado a prepararnos para este tiempo y a vivir y ministrar de una manera más elevada y santa3. Estos cambios recientes no son coincidencias: fueron implementados por un Dios omnisciente y amoroso.

A pesar del caos, y teniendo en cuenta estas cosas, podemos volver a centrarnos en la esencia del Evangelio, que incluye la fe en el Señor Jesucristo.

Pero ¿cómo podemos ejercer esa fe? Desde el principio, el Señor ha permitido que Sus discípulos soporten desafíos sin tener todas las respuestas. Nuestras raíces de fe se profundizan cuando tenemos que ejercer el albedrío y seguir adelante frente a la incertidumbre. El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, reiteró esto diciendo: “No lo sabes todo, ¡pero sabes lo suficiente!”4.

El relato de Nefi y sus hermanos cuando trataron de obtener las planchas de bronce es un gran ejemplo de esto. Ellos sabían qué debían hacer: ¡obtener las planchas! Incluso tenían una buena idea de por qué, pero no sabían cómo hacerlo. Después de fracasar dos veces (véase 1 Nefi 3:10–27), Nefi ya no podía confiar en su propia capacidad. En lugar de rendirse, lo intentó una vez más. Observa la aplicación directa de las palabras de Nefi a nuestra situación actual:

“… iba guiado por el Espíritu, sin saber de antemano lo que tendría que hacer.

“No obstante, seguí adelante” (1 Nefi 4:6–7).

A pesar de los muchos interrogantes en nuestra vida, si “seguimos adelante” como Nefi, confiando en Dios, siguiendo a Sus profetas y centrándonos en la fe, Él nos guiará y nos moldeará. En algún momento de ese proceso, nuestros interrogantes se convertirán en signos de exclamación fundacionales.

Aumentemos nuestra fe en Jesucristo, nuestra confianza en Sus siervos y nuestro amor el uno por el otro a medida que afrontamos el futuro. Este tiempo de angustia y dificultad en todo el mundo puede convertirse en terreno sagrado para acercarnos más a Él. Conforme lo hagamos, Su dulce paz llenará nuestra alma, incluso en medio de la confusión, y encontraremos la fortaleza y las respuestas que necesitamos.

Notas

  1. Véase también Juan 14:1, 26–27; 15:26; 16:13–14, 33.

  2. Véase M. Russell Ballard, “Dios está a la cabeza”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 24–27.

  3. Véase Russell M. Nelson, “Palabras de clausura”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 121.

  4. Neil L. Andersen, “Sabes lo suficiente”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 13.