Publicación semanal para jóvenes adultos
La conferencia vino y se fue. ¿Qué hacemos ahora?
Mayo de 2024


La conferencia vino y se fue. ¿Qué hacemos ahora?

Puede resultar difícil saber cómo realmente poner en práctica todas las enseñanzas en nuestra vida.

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Una mujer con un cuaderno lleno de notas y garabatos

La conferencia general es una de nuestras épocas favoritas del año: es un gran momento para ser edificados y recordar nuestras bendiciones y responsabilidades como discípulos de Cristo. Sin embargo, a veces puede ser fácil olvidar el propósito de los mensajes, ¡especialmente después de que finaliza la conferencia!

El presidente Russell M. Nelson nos recordó la importancia de la conferencia general cuando nos pidió que hagamos de la “conferencia un tiempo para deleitarse con los mensajes que el Señor nos dé a través de Sus siervos y aprenda[mos] a ponerlos en práctica en [nuestra] vida”1.

La conferencia general es un momento para recibir inspiración, pero es importante recordar que es una guía dada por Dios. La conferencia es, literalmente, revelación y Escritura modernas.

Entonces, ahora que hemos dicho adiós hasta la próxima conferencia, ¿cómo ponemos en práctica realmente las enseñanzas que acabamos de escuchar? ¿Cómo seguimos deleitándonos en las palabras de nuestros amados líderes sin agotarnos por intentar hacer demasiado a la vez?

Aunque las experiencias y las circunstancias de cada persona son únicas, a continuación encontrarás cuatro consejos sencillos que pueden ayudarte a sacar el máximo provecho de la conferencia general:

Repasa los discursos

¡Puede ser difícil tratar de que diez horas de revelación penetren el corazón y la mente de una sola vez! Sin embargo, tener seis meses entre conferencias nos da tiempo para repasar los discursos y recordar las enseñanzas más recientes de nuestro profeta y apóstoles.

El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) sugirió: “En los próximos seis meses, el número de la revista Liahona en el que se publican los discursos de la conferencia debe estar junto a sus libros canónicos […] para que lo consulten frecuentemente”2.

Es posible que te sorprendas al descubrir palabras o principios que te llamarán la atención cuando los estudies por segunda vez. A medida que escuches o leas los mensajes de la conferencia durante los meses siguientes, pide al Padre Celestial que te ayude a determinar los temas en los que debes centrarte. Ora para recibir comprensión y guía en cuanto a cómo pueden referirse específicamente a ti.

No descuides tus notas

Muchos de nosotros tomamos notas o registramos impresiones mientras escuchamos la conferencia, pero después puede ser fácil dejar que esas notas acumulen polvo. El propósito de esas notas es recordar experiencias e impresiones espirituales y meditar en las verdades que te llamaron la atención.

Aparta tiempo para revisar periódicamente las notas que tomaste (es útil mantenerlas en un lugar accesible que no olvidarás) y participar en un estudio más profundo de los discursos de la conferencia que te conmovieron el corazón.

El presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, nos enseñó: “Si confían en Dios lo suficiente como para prestar atención a fin de descubrir los mensajes de aliento, corrección y guía que Él da por medio de Sus siervos, los hallarán”3. Tus notas pueden revelar en qué desea el Señor que te centres (y si no tomaste notas, nunca es demasiado tarde, ¡toma algunas mientras vuelves a ver los mensajes!).

Traza un plan factible

El presidente Nelson también nos enseñó: “Cuando el Salvador sepa que ustedes realmente desean acudir a Él —cuando Él pueda sentir que el mayor deseo de sus corazones es obtener el poder de Él en sus vidas—, serán guiados por el Espíritu Santo para saber exactamente lo que deben hacer [véase Doctrina y Convenios 88:63]”4.

Una vez que hayas identificado los mensajes en los que te sientas inspirado a trabajar, traza un plan sobre cómo vas a incorporar ese principio o comportamiento a tu vida. No te sientas abrumado por la sensación de que necesitas poner en práctica todos los discursos a la vez. Fijar metas específicas y realizables puede ayudarte a hacer cambios que puedes manejar. ¡Un paso a la vez! O, como enseñó el élder Michael A. Dunn, de los Setenta: “¡Un uno por ciento mejores!”5.

Sé paciente y persistente

El cambio y el progreso a menudo llegan lentamente, ¡y está bien! Sé paciente contigo mismo. Lo importante es seguir intentándolo y mantener un diálogo abierto con el Padre Celestial en oración. El élder Dunn también nos recuerda: “Y aunque probablemente no lleguemos a ser perfectos, debemos estar decididos a que nuestra persistencia se traduzca en paciencia. Háganlo así y las recompensas placenteras de una mayor rectitud les brindarán el gozo y la paz que buscan”6.

Si eres persistente y paciente, verás la diferencia que puede marcar en tu vida el poner en práctica las enseñanzas de la conferencia general.

El objetivo de la conferencia general no es solo escuchar la palabra de Dios, sino también ayudarnos a llegar a ser mejores discípulos de Cristo. Poner en práctica los mensajes en nuestra vida nos lleva más cerca del Salvador y cada pequeño esfuerzo que des para hacerlo es un paso en la dirección correcta. Sigue adelante y verás cómo tu fe en Él y tu comprensión de Su Evangelio crecerán, ¡y tu vida cambiará!

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